MASACRE EN EL GUABO
Escena. Varias de las víctimas intentaron huir de la masacre, pero sin éxito, y sus cuerpos quedaron en la calle.FABRICIO CRUZ

Pánico en El Oro tras la masacre de 10 personas

Este crimen fue perpetrado por varios antisociales en una vivienda del cantón El Guabo. Las víctimas son extranjeros

El ruido de unos vehículos acercándose despertó a los vecinos del sitio La Victoria, perteneciente a la parroquia Barbones, del cantón El Guabo, en la provincia de El Oro. Instantes después, los invadió el terror al escuchar el sonido de disparos.

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Este lugar orense se ha caracterizado por ser uno de los más tranquilos. Su gente, dedicada al 100 % a la agricultura, entró en pánico la madrugada de este primer día de diciembre, cuando sujetos armados irrumpieron en los cuartos de arriendo de una vivienda, para acabar con la vida de nueve personas.

Todo empezó a las 05:30. En medio del ruido de los carros que alertó a la pequeña población, unos desconocidos tumbaron la puerta del inmueble y descargaron una ráfaga de disparos. El tiroteo duró más de 10 minutos.

Parecía una escena de película. Nos tiramos al piso, no se sabía contra quién era el ataque. Era como fin de año, cuando lanzan fuegos artificiales, pero acá era bala”, narró una mujer que vive muy cerca de la escena del terror y prefirió omitir su nombre.

El coronel Pablo Fajardo, jefe subrogante del comando de la subzona El Oro, mencionó que las víctimas dormían en una vivienda que fue alquilada hace apenas dos semanas. En el lugar se encontraron colchones tirados sobre el suelo, un indicio de que las personas se habían acomodado para pasar la noche.

“Los atacantes llegaron armados con pistolas de 9 mm y fusiles de calibre 5.56, disparando sin piedad”, informó el coronel. Los investigadores contabilizaron más de cien casquillos en la escena, lo que evidencia el nivel de brutalidad ejercido por los sicarios.

Cinco cuerpos fueron hallados en la vía. Estas víctimas habrían intentado escapar de los balazos e internarse entre las plantaciones bananeras, pero cayeron con tiros en diferentes partes de sus cuerpos.

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Otros cuatro cuerpos estaban en el interior de la vivienda. Ellos fueron abatidos antes de poder huir y quedaron sobre las colchonetas.

Pero lo más macabro se encontraba a un kilómetro de distancia: un cadáver adicional yacía desmembrado, empacado en un saco de yute.

Este hallazgo, según la policía, es similar a los cuerpos descuartizados que han sido encontrados en otras localidades de El Oro.

La primera hipótesis de la policía es que este múltiple ataque sería por una disputa entre bandas delictivas, células del grupo organizado Los Lobos, pero también se presume que los asesinados podrían estar involucrados en actividades ilícitas, lo que habría desencadenado el sangriento hecho.

Las víctimas fueron identificadas como el ecuatoriano Marco Isves Niemes y los colombianos Samuel Cárdenas Cortés, Alejandro Saiz Poveda, Luis Alpala Alpala, Luis Guillermo Banquet Rivero, Diego David Benavides Cifuentes, Yostin Riascos Romero, José Miguel Araujo Buila, Alexander Arroyo y Nepomuceano Ramos Madronero.

Estamos verificando sus documentos y analizando su estadía en la zona. Al parecer, habían alquilado esta vivienda. Desconocemos sus intenciones al venir aquí”, señaló Fajardo.

La precisión con la que se ejecutó el ataque sugiere una planificación de varios días. “Este no fue un acto aleatorio. Estas personas fueron cazadas”, afirmó un agente investigador. El uso de armas de alto calibre y la brutalidad del crimen indican que los autores tenían claro el objetivo.

Las autoridades han prometido una respuesta. La Policía Nacional trabaja para identificar a los responsables, tanto materiales como intelectuales. “No descansaremos hasta que estos criminales estén tras las rejas”, manifestó Fajardo.

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Mientras tanto los habitantes, aún incrédulos, se preguntan cómo una masacre de tal magnitud pudo ocurrir en un lugar donde casi todos se conocen y se dedican a su trabajo agrícola.

Los vecinos del sector prefieren mantenerse en silencio, temerosos de posibles represalias. “Aquí nadie se atreve a hablar. ¿Quién nos asegura que no seremos los próximos?”, comentó un hombre que prefirió el anonimato.

La masacre en El Guabo marca un inicio trágico para el mes de diciembre y encamina a la provincia de El Oro a terminar el año más violento de su historia. 

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