El papa cumple cuatro anos de pontificado reformista
En estos cuatro años, Francisco ha desempolvado la enorme potencia diplomática de la institución.
Pasaban cinco minutos de las siete de la tarde del 13 de marzo de 2013 y llovía en la plaza de San Pedro del Vaticano. El humo blanco asomó por la chimenea (el comignolo) y el cardenal Jean Louis Tauran anunció en latín el nombre del nuevo pontífice. No estaba en las principales quinielas, salió del quinto escrutinio y muchos no sabían ni de dónde venía.
Quienes lo eligieron sabían que era el inicio de un pontificado revolucionario, urgía cambios en una Iglesia en crisis, salpicada por toda suerte de escándalos. Vistas ahora algunas resistencias tras estos cuatro años, puede que no todos imaginasen el alcance de lo que aquel hombre tenía en la cabeza.
Francisco ha tocado durante estos cuatro años, con más o menos profundidad, los temas más sensibles que afectaban a la institución. Las puertas están abiertas y hay avances significativos en algunos aspectos; en otros se ha topado con mayores resistencias. Las finanzas del Vaticano han mejorado, se ha abierto la Iglesia a homosexuales, o al menos se ha rechazado su marginación y esta semana, en una entrevista con Die Zeit, deslizó la posibilidad de que hombres casados puedan ser ordenados para prestar algún servicio en lugares donde hay crisis de vocaciones.
Pero, justamente, la iniciativa que más ampollas levantó llegó en el texto de Amoris Laetitia, la famosa exhortación apostólica donde abrió la Iglesia a hombres divorciados que vuelvan a casarse y que les ha costado una prolongada campaña de acoso y derribo.
La resistencia a los cambios se filtra en decenas de blogs que orbitan alrededor de los miembros más conservadores de la Iglesia. Pero también han sido desveladas desde dentro. Marie Collins, una de las dos víctimas de abusos que integraban la novedosa comisión que el papa creó para analizar y prevenir los casos de pederastia en la Iglesia, dio un portazo la semana pasada y denunció que había encontrado demasiadas reticencias a los cambios.
En estos cuatro años, Francisco ha desempolvado la enorme potencia diplomática de la institución. Ha viajado donde lo han invitado, se ha pronunciado sobre asuntos geopolíticos -desde el conflicto entre Palestina e Israel a los planes de Donald Trump- y ha abierto la puerta (sin todavía medidas concretas) al deshielo de las relaciones vaticanas con China.
Cuando Francisco se convirtió en papa, la lluviosa tarde del 13 de marzo de 2013, la verdadera tormenta se producía en el interior de los muros del Vaticano. Sus cuatro años de pontificado han abierto la institución al mundo y han buscado convertir el rechazo que había empezado a despertar en acogida. Las ventanas del Vaticano quedaron abiertas aquella tarde, pero es pronto para saber si corre un aire nuevo.
Consulta inédita de selección
El papa Francisco lanzó el fin de semana un inédito proceso de consulta con párrocos y laicos, una suerte de primarias vaticanas para la elección del vicario de Roma.
Se trata de una iniciativa sin precedentes y fue lanzada personalmente por el papa ante los 36 párrocos de la ciudad, con el fin de seleccionar al sucesor del cardenal Agostino Vallini, de 77 años, quien se jubila el 17 de abril, explicó el diario Vatican Insider. La consulta se cerrará el 12 de abril, el miércoles santo, y se espera que el nombramiento del nuevo vicario sea antes del 29 de junio, fecha en que Roma festeja el Día de los Santos Pedro y Pablo.