
Papa Francisco: su última carta al mundo antes de morir
Horas antes de su fallecimiento, el Papa Francisco apareció en público por última vez y compartió un mensaje cargado de fe
Apenas unas horas antes de que el mundo conociera la noticia de su fallecimiento, el Papa Francisco apareció por última vez en público. Fue este domingo 20 de abril, durante la tradicional bendición Urbi et Orbi desde el Vaticano, rodeado de fieles y con el cuerpo visiblemente debilitado, pero con la fuerza de siempre en sus palabras.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”, dijo con voz pausada, en lo que sería su despedida ante los ojos del mundo. Una despedida sin anunciar, pero cargada de símbolos. El Papa, que no participó en las ceremonias de Semana Santa por motivos de salud, hizo un esfuerzo por salir al balcón central de la Basílica de San Pedro para dar su mensaje de Pascua y recorrer la plaza en su papamóvil. Una imagen conmovedora que quedó grabada en la memoria colectiva.
🇻🇦 | FRANCISCO (1936-2025): ordi Barcia, corresponsal RNE en Roma : "Todos los que pudimos ver al papa Francisco ayer en todo el ceremonial del Domingo de Pascua coincidíamos en que no tenía buena cara, en que no se encontraba en su mejor momento. No le vimos sonreír en ninguna… pic.twitter.com/z2hl7k6QGC
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) April 21, 2025
Lee aquí la última carta del Papa Francisco al mundo
Una Pascua que se volvió despedida
Aunque el mensaje pascual fue leído este año por monseñor Diego Ravelli (por decisión del propio pontífice), la presencia de Francisco fue el centro de atención. A sus costados, los cardenales Dominique Mamberti y Fernando Vérgez Alzaga acompañaban la escena, mientras miles de peregrinos lo aclamaban desde la plaza.
En sus palabras, Francisco volvió a tocar los temas que marcaron su papado: el sufrimiento humano, la dignidad de los marginados y la necesidad urgente de paz. “Desde el sepulcro vacío de Jerusalén llega hasta nosotros el sorprendente anuncio: Jesús, el Crucificado, ‘no está aquí, ha resucitado’ (Lc 24,6)”, expresó el Papa en uno de los momentos más profundos de su mensaje.
Y continuó con una reflexión que bien podría ser un resumen de su vida pastoral: “El amor venció al odio. La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón venció a la venganza.”

Un mensaje directo al corazón del mundo
A quienes sufren, a los desplazados, a quienes viven en medio de conflictos o crisis humanitarias, Francisco les habló directamente: “Sus gritos silenciosos han sido escuchados, sus lágrimas han sido recogidas, ¡ni una sola se ha perdido!”
Habló también del poder del perdón y la esperanza: “Gracias a Cristo crucificado y resucitado, la esperanza no defrauda... No es una esperanza evasiva, sino comprometida; no es alienante, sino que nos responsabiliza”, afirmó con contundencia.
Sus palabras tocaron también la realidad del mundo de hoy: las guerras, el antisemitismo en aumento, la violencia cotidiana contra mujeres, niños y migrantes. Su llamado fue claro: “¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día… Cuánto desprecio hacia los más débiles!”
Paz para Tierra Santa y para todos
Francisco hizo énfasis en el deseo de paz para Palestina e Israel, recordando especialmente a la comunidad cristiana de Gaza. “Quisiera que volviéramos a tener esperanza en que la paz es posible”, insistió, deseando que desde el Santo Sepulcro irradie la luz para el mundo entero.
También condenó el “creciente clima de antisemitismo” y pidió ayuda urgente para las víctimas del conflicto en Medio Oriente: “cesar el fuego, liberar los rehenes y prestar ayuda a la población que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.
Francisco, el peregrino de la esperanza
Esa última Pascua no solo fue una celebración religiosa: fue un acto de fe, de resistencia y de amor profundo por la humanidad. Francisco, el papa que desafió al Vaticano tradicional, que luchó por una Iglesia más cercana y menos indiferente, se despidió con el mismo mensaje que marcó sus años en el papado: “Los que esperan en Dios ponen sus frágiles manos en su mano grande y fuerte… se convierten en peregrinos de esperanza, testigos de la victoria del Amor.” Hoy, tras su muerte, esa esperanza queda en manos del mundo.
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