Devoción. El papa ante la estatua de la Virgen de Fátima, en el centenario de las apariciones a los pastorcillos.

El papa ora en Fatima por la paz universal

Su visita al santuario portugués coincide con el centenario de las apariciones a los pastorcillos Francisco, Jacinta y Lucía. Los dos primeros serán canonizados hoy.

Francisco rezó por la “concordia entre todos los pueblos” en la Capilla de las Apariciones de la Virgen de Fátima. Su visita al santuario portugués coincide con el centenario de las apariciones a los pastorcillos Francisco, Jacinta y Lucía. Los dos primeros serán canonizados hoy.

Es un viaje relámpago de apenas 24 horas, sin pasar por Lisboa, sin reuniones con políticos: una visita pastoral.

“El papa llega como peregrino”, repite António Marto, el obispo de Leiria, responsable de la organización de la visita, que obligó a las autoridades a restablecer el control fronterizo por cuatro días, cerrar el espacio aéreo y blindar los accesos al santuario y a las aldeas limítrofes.

El santo padre llegó a las 16:30 a la base aérea de Monte Real, donde fue recibido por el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro, António Costa, entre otras autoridades civiles y eclesiásticas. De ahí fue en helicóptero al campo de fútbol de Fátima (ya bautizado como Campo del papa Francisco) y después cuatro kilómetros en coche hasta el santuario, donde lo esperó una multitud.

“La plaza del santuario tiene 32.000 metros cuadrados de superficie, así que, apretados, caben 300.000. Detrás caben otras 80.000 personas”, puntualizó la directora de comunicación del santuario. Los peregrinos, sin embargo, ocuparon también los alrededores y la carretera por donde pasó el pontífice, gente que caminó durante días desde distintos puntos de Portugal y España. Según la organización, 45.000 personas llegaron a pie hasta aquí.

Ya en el santuario, en medio de una muchedumbre procedente de más de 70 países, Francisco se dirigió a rezar a la Capilla de las Apariciones.

Leyó una larga oración ante la pequeña estatua de la Virgen, donde dejó como ofrenda una rosa dorada. “Imploro por la concordia mundial entre todos los pueblos”, dijo, lamentando la sangre “derramada en guerras que desgarran nuestro mundo”. Evocando a los refugiados, dijo que “seguiremos todos los caminos y en todas partes peregrinaremos, derribaremos todos los muros y cruzaremos cada frontera mientras nos dirigimos a todas las periferias para dar a conocer la justicia y la paz de Dios”.

Apenas pasaron 15 días desde su último viaje, a Egipto, una visita de mayor contenido político y social ante la amenaza terrorista que sufren los cristianos coptos. Francisco es el cuarto papa en visitar Fátima después de Pablo VI (1967), Juan Pablo II (1982, 1991 y 2000) y Benedicto XVI (2010).