El parqueo automatico arriba a Guayaquil
Además del tipo de estacionamiento automático que se construye en Guayaquil (vertical), en el mundo existen los sistemas: rotativo, puzzle, torre horizontal, apilador y otros.
La torre luce imponente. De no ser porque semejante altura (40 metros) se yergue sobre pilotes enterrados a igual profundidad —y únicamente sobre 105 metros cuadrados—, pasaría por un edificio cualquiera a mitad de su construcción. Pero no se trata de una edificación común, ya que los futuros ocupantes de sus 16 niveles solo serán autos.
Concebido para 60 plazas de parqueo, la moderna torre automática de estacionamiento es una obra que según sus constructores es la primera de su tipo en el Ecuador y quizá en Sudamérica.
Está ubicada frente al hotel Radisson, de la ciudadela Kennedy Vieja, y su construcción nace precisamente de la necesidad de este establecimiento, de contar con una zona de aparcamiento extra.
“Como el hotel necesitaba tener 100 plazas de parqueos, y tenía solo 40, le dije al Municipio que íbamos a cubrir lo necesario para cumplir con todos los estándares”, cuenta su propietario, Teófilo Lama Pico.
En este tipo de sistemas el conductor aparca su vehículo en una cabina o garaje de transición. Posteriormente el vehículo es recogido por el sistema automatizado e introducido en un espacio dentro de un almacén de autos.
El usuario posteriormente solicitará su auto al sistema y este tomará el vehículo y lo depositará nuevamente en una cabina de transición para que desde ahí sea retomado por el dueño.
En la planta baja hay un disco que gira el vehículo y lo coloca de frente hacia la salida. Para que opere el sistema, al edificio le están instalando dos ascensores que trabajarán con base en motores eléctricos y poleas. Cada elevador servirá para transportar y distribuir los autos, uno hacia el ala derecha y otro al ala izquierda de la torre.
Tanto la construcción como la futura operación del edificio no implican ruidos ni otras molestias para el vecindario, afirma el ingeniero Pablo Montalvo, contratista de la obra. “Este tipo de obras —dice—, son muy seguras porque en primer lugar utilizamos espacios muy reducidos y, además, estamos bajando el área necesaria para circulación vehicular. Somos más ecológicos inclusive”.
La estructura es muy dúctil por ser de acero y muy flexible por ser empernada. Su construcción ha demandado aproximadamente 76 toneladas de acero, que fueron importadas de Corea del Sur, país de donde viene también la tecnología que operará el edificio.
Otras 12 t de acero nacional se han empleado en la subestructura, cimientos y en lo que se necesita para cubrir próximamente el edificio. La cimentación es de hormigón armado, la cual se ha conectado con la estructura metálica en base a enormes pernos.
Tres meses y el trabajo de 15 hombres han sido necesarios para levantar este inmueble que con equipamiento costará alrededor de 1,4 millones de dólares y que llama la atención de residentes y transeúntes. Sus constructores dan a esta torre la calidad de sismorresistente frente a movimientos telúricos de hasta 8 grados y una vida útil de 50 años.
EXPRESO pidió más información a la empresa Motrix Ecuador, proveedora de la tecnología, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. En su página web la firma destaca la serie de ventajas que tiene este modelo frente a los estacionamientos convencionales.
Por ejemplo, dice que el espacio es más eficiente 1,4 veces más que otros tipos de parqueos; elimina el riesgo de robo de vehículos; y evita daños a los carros por colisiones y accidentes dentro del parqueadero.
El innovador sistema llega justo cuando Guayaquil, ante el constante aumento de automóviles que presenta, requiere de alternativas en optimización de espacios de estacionamientos.
La obra es especialmente para los clientes del hotel, pero también servirá a quienes busquen parqueo en la zona. “Este es un servicio para la ciudad”, recalca Lama Pico, un médico de profesión.
La expectativa por su operación, fijada para marzo próximo, es grande. Residentes y visitantes de la Kennedy preguntan a diario sobre la torre. Lama Pico cree que hasta que otra obra similar se haga en Guayaquil, la suya se constituirá en un signo de innovación, e incluso en un atractivo turístico.