Según la ATM, el sistema de parquímetro ha beneficiado al sector público y a la ciudad.

Parquimetros: el 79,5 %, al operador

Parqueo Positivo recibe ese monto por el servicio, más el 20 % del valor de multas. También opera en Samborondón y Machala.

Casi un millón de dólares han recolectado los parquímetros instalados en Guayaquil durante el último año. De los ingresos, el 79,5 % le corresponde a Parqueo Positivo, la empresa privada que los administra y el 20,5 % restante pasa a la Autoridad de Tránsito Municipal, según estipula el contrato de alianza estratégica firmado por esas entidades.

Guayaquil tiene 603 parquímetros en Urdesa, Alborada, Kennedy y Puerto Santa Ana, los que -según la ATM- representan 1.036 parqueos “recuperados”. Esos equipos dejaron un ingreso de $ 951.470,24, de julio de 2018 a julio de 2019. De ese rubro, la ATM tiene una utilidad neta de $ 195.051,40. Esto deja un total de $ 756.419 en las arcas de la empresa.

La compañía invirtió $ 1,5 millones. Eso significa que ha recuperado el 50,4 % en el primer año de operación. Considerando costos de puesta en marcha y mantenimiento, Parqueo Positivo tiene 11 años para explotar el servicio y prevé recuperar el total de la inversión en los primeros seis años.

“La participación suena mayoritaria para la empresa, pero ni la inversión ni los costos han sido valores que ha costeado el Municipio. Salarios, radios, tabletas, oficinas, servicios al usuario, infraestructura, señalética y otros rubros fueron inversión de la compañía y, un año después, ese rubro no se ha recuperado. Es más, existe un negativo de más de $ 100 mil a la fecha”, describe Francisco Gallo, gerente general.

Es cierto. A diferencia del contrato de la aerovía, en donde el sector público invierte el 85 % sin opción a utilidades, el de los parquímetros no contempla un desembolso desde el gobierno local, sino que todo está a cargo del operador.

Juan José Jaramillo es magíster en Planificación Urbana y fue director zonal del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda. En un análisis del acuerdo y del modelo de negocio con que se ha manejado Guayaquil las últimas décadas, observa que el lucro del espacio público es un tema al que hay que poner atención.

“Las concesiones funcionan, pero la ciudad debe sacar rédito de su espacio público. Está bien buscar mecanismos para que la obra sea sostenible, pero es necesario que exista un equilibrio, que la implementación de un servicio en la vía no signifique privatizar el área que le corresponde y debe beneficiar al ciudadano”, insiste.

La ATM, sin embargo, mantiene el discurso de “el que gana es el sector público y la ciudad” (igual que hizo con la aerovía). Explica que si bien el contrato establece una repartición del 79,50 % a la empresa, bajo las estadísticas de hoy y proyectado a los 12 años de concesión, la entidad de Tránsito podría recibir $ 3,3 millones, aproximadamente, mientras que al operador le quedará (fuera de gastos de operación) 1,9 millones, que equivalen a una utilidad del 15 % sobre su inversión. Esas cifras, sin embargo, solo se corroborarán cuando pasen los años.

El exdirector del Miduvi insiste en que el sector público debe garantizar que lo que se pueda recaudar sirva para mejorar, en este caso, los métodos de transporte en aceras, calzadas, acceso a rutas de ciclismo, que son ítems que de alguna manera están pendientes en Guayaquil.

Al respecto, la ATM explica que ese 19,5 % que recibe de utilidad por el uso de parquímetros ingresan al fondo de proyectos de la entidad. Son varios, como señalización, educación vial, incorporación semafórica, mejoramiento de la movilidad pública de las personas con discapacidad, y entre otros, el financiamiento del 50 % de la aerovía, obra por la que no recibe utilidades y, en cambio, se paga junto con el Cabildo $ 114 millones, de $ 134 millones que debieron invertirse.

La entidad de tránsito también recuerda que una de las demandas ciudadanas es la necesidad de tener parqueos en los diferentes espacios públicos de la ciudad, principalmente, los más concurridos.

“Los parquímetros representan una efectiva solución a la apropiación indebida de la vía pública y la necesaria rotación que demandan los ciudadanos que visitan los comercios”.

El gerente de Parqueo Positivo recalca ese beneficio también. “Es cuestión de pararse en la calle y acordarse: Urdesa era un sector comercial caotizado. Busetas, taxis en doble columna, bicicletas en las veredas... Del 90 % de ocupación, se bajó al 49 %. Algo similar ocurrió en Puerto Santa Ana. Espacios en donde había un carro todo el día, ahora tienen varios usuarios gracias a los parquímetros”, enfatiza Gallo.

Muchos lectores de EXPRESO coinciden en que los parquímetros ayudaron, pero otros, como Kléver Prim, observan que los equipos no están en donde deberían estar realmente. “La parte del centro necesita que se instalen y no ocurre. ¿Por qué?”.

Igual cuestionamiento hace el planificador urbano Luis Alfonso Saltos. “Este proyecto buscó poner los parquímetros donde serían económicamente viables para la empresa, lugares cercanos a oficinas y servicios varios. ¿Por qué no se instalan, por ejemplo, en las calles transversales del centro? La respuesta es fácil, acá, como en muchas otras obras, prima la rentabilidad y no la planificación. Guayaquil no planifica. Si es rentable, se hace. Ese es el único plan de la ciudad”.

La ATM explica que actualmente realiza estudios en Urdesa, en sectores donde la ciudadanía solicita una mayor rotación del uso de la vía pública. La Víctor Emilio Estrada, las inmediaciones del Parque de Urdesa, Las Monjas, Plaza Triángulo y la iglesia La Redonda actualmente están en la lista de sitios con parquímetros. Se analiza la posibilidad de instalar nuevos en Miraflores y las inmediaciones del edificio Torres Bellini (Puerto Santa Ana), pero son decisiones que se deberán adoptar por parte del Concejo Cantonal, previa aprobación de la ATM.

Para Saltos, hay una falta de coherencia entre poner el parquímetro y la falta de un servicio alternativo. “Se supone que esta medida busca cesar el uso del auto. Bien. Amplíen, pues, líneas de buses, troncales, optimicen el transporte público... ¿Por qué no se socializa un plan de transporte integral, por ejemplo?”, cuestiona.

El acuerdo contempla la entrega del 20 % de las multas generadas por tema parquímetro a la compañía, aunque este rubro aún no se cobra, porque ya culminada la etapa de concienciación, se ha propuesto al Concejo Cantonal una reducción de la actual multa, debido a la buena adaptación de la ciudadanía en el uso del sistema, informó la ATM.

La cifra

40 trabajadores vigilan, instruyen al usuario y ofrecen asesoría en los puntos de parquímetros.

El detalle

Quejas. Algunos usuarios se quejan de que los equipos no aceptan todas las monedas. Otros reportan equipos que no marcan el tiempo al meter la moneda.

Reflejos

Dos ciudades más repiten el modelo económico

Parqueo Positivo es también el proveedor de parquímetros para Machala y Samborondón.

Los acuerdos del contrato en este último cantón estipulan una utilidad de entre el 70 y el 85 % para el operador, de acuerdo a las tarifas recaudadas y por cada multa, un valor de $ 15, justificado a propósito de “gestión por cada
notificación”.

Igual que en Guayaquil, el objeto del contrato tuvo como eje la provisión, implementación y administración del servicio de estacionamiento de vehículos con parquímetros y gestión para notificación de multas.

También en este caso, el aliado estratégico, bajo su propia cuenta, costo y exclusivo riesgo y responsabilidad, provee, instala, administra y gestiona el servicio.

El contrato de Samborondón se firmó en 2017 y tiene una vigencia de diez años, con opción a renovación.

El cantón Samborondón cuenta actualmente con 736 espacios y 330 equipos de parquímetros, según reportó la operadora.

En este caso, la inversión asciende a 890.000 dólares.

La competencia

Los ‘trapitos’ no se han ido

Durante la jornada de doce horas estipulada por contrato, Parqueo Positivo tiene a su personal vigilante de los equipos, pagos y necesidad de asesoría de los usuarios, pero luego de las 20:00, vuelven los de los ‘trapitos’.

Usted los conoce bien. Son aquellos hombres con franela en mano que hacen de los espacios de parqueo su oficina. Ordenan los autos, ‘los cuidan’ y, al final, cobran su propia tarifa. Los ‘trapitos’ no se han ido.

Se supone que cuando Parqueo Positivo culmina su jornada, el espacio para parquearse ya no tiene costo ni control de tiempo, pero aquello no ocurre.

Ante ese escenario, el gerente general de Parqueo Positivo, Francisco Gallo, recomienda a la ciudadanía a llamar al orden y no pagar a cuidadores de autos.

Voces


Francisco Gallo

Gerente general de Parqueo Positivo

La participación suena mayoritaria para la empresa, pero ni la inversión ni los costos han sido valores del Municipio. Aún no se recupera la inversión.

Juan José Jaramillo

Máster en Planificación Urbana y exdirector del MIDUVI

Las alianzas estratégicas son importantes para la sostenibilidad de los proyectos, pero ese modelo de negocio debe garantizar mejoras necesarias para la ciudad.

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