La parte ornamental de la Catedral se cae a pedazos
Un estudio preliminar realizado por la empresa Consultola y Asociados mostró que los daños provocados por el desgaste del tiempo y los movimientos telúricos recientes son peores de lo que se había anticipado.
Hace un par de semanas, un hombre caminaba por la calle Chimborazo, cuando una moldura de las torres de la Catedral San Pedro Apóstol le cayó encima.
Ese accidente, que dejó al afectado gravemente herido, fue el primer indicio de que no todo andaba bien con este emblemático edificio de la ciudad.
No obstante, un estudio preliminar realizado por la empresa Consultola y Asociados mostró que los daños provocados por el desgaste del tiempo y los movimientos telúricos recientes son peores de lo que se había anticipado.
Así lo indicó el padre Rómulo Aguilar, párroco del lugar.
“La estructura no presenta daños, pero muchas de las piezas ornamentales, mampostería, baldoquinos, torres y demás, han alcanzado ya su vida útil. El terremoto aceleró el proceso de desgaste y hay varios puntos donde se han presentado daños y en los que el cemento se está partiendo”, indicó.
Con el fin de evitar nuevos accidentes, una cuadrilla de trabajadores realiza a diario labores en el sitio. Poco a poco prueban la mampostería y llevan a cabo un inventario de grietas y otros daños. Así han ido desprendiendo del edificio el cemento que está suelto.
Al interior, varias de las columnas están apoyadas con andamios. En los exteriores de esta se han colocado mallas metálicas de seguridad y mallas de plástico para redirigir el paso de los transeúntes.
Sin embargo, a más de impedir más heridos, otra preocupación es cómo se financiará la readecuación de la Catedral. El gasto, arroja el estudio, es de, en promedio, tres y medio millones de dólares.
“Solamente reemplazar las piezas ornamentales nos costaría cerca de medio millón de dólares”, señaló el padre Aguilar. “Sin embargo, queremos aplicar el estudio de la consultora que no solo se enfoca en la reestructuración, sino en la prevención. Ahí se analizan aspectos como el reforzamiento de las columnas y el refuerzo de la estructura para que, cuando haya un nuevo movimiento telúrico, la fuerza se distribuya a lo largo del edificio”.
Su principal esperanza, añade el religioso, es la ayuda estatal, especialmente dada la condición de inmueble patrimonial que tiene la Catedral.
Los acercamientos con el Municipio de Guayaquil ya han iniciado. Esperan también que el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural pueda intervenir en el proceso.
Los fieles también son parte de la reestructuración, como lo indica Soraya Mieles, miembro de la parroquia.
“Siempre queremos que nos resuelvan todo, pero aquí también nos toca aportar, recaudar fondos, dar la ofrenda, porque es nuestra iglesia y es un ícono de Guayaquil”.