Carrillo: “En Guayaquil hay delincuencia organizada, no basta con patrullar”
Fue designado comandante de la Policía en reemplazo de Nelson Villegas. Es ambateño e hincha del Macará. Antes de su nombramiento estuvo a cargo de la Dirección de Operaciones de la Policía. Lideró el desalojo de la minería ilegal en Buenos Aires y el operativo desplegado durante las protestas de octubre del año pasado.
EL CONTEXTO. El excomandante de la Policía, Nelson Villegas se acogió a la baja de la Policía para dar paso a la reestructuración institucional. Eso significó la salida de los tres generales más antiguos que Patricio Carrillo. Con su designación se registró un hecho inédito: por primera vez una mujer, Tannya Varela dirige el Estado Mayor.
El control del desalojo de la minería ilegal en Buenos Aires y las protestas de octubre marcaron el paso del ahora comandante de la Policía, Patricio Carrillo, por la Dirección de Operaciones. El oficial habló con EXPRESO y analizó el aparente incremento de violencia en Guayaquil.
— ¿Guayaquil es peligrosa?
— No. Creo que Ecuador es contratendencia de lo que sucede en América Latina. Hay que tomar en cuenta que estamos en la región más violenta del mundo: la tasa promedio de homicidios en América Latina está sobrepasando las 30 muertes. Y nosotros tenemos un dígito de 6,3 o 6,4 como tasa de homicidios versus países que tienen 40 y hasta 60. Considerando que Guayaquil es puerto no sobrepasa esos números. Nosotros no tenemos ninguna de las ciudades más violentas como sí lo tienen países vecinos.
130 camionetas se suman a los controles para frenar la inseguridad en la ciudad
Leer más— ¿Cómo explica la percepción de inseguridad y los reclamos de ciudadanos y autoridades, sobrepasados por los delitos?
— El número de muertes violentas que miramos en el Ecuador es de 90 y 95 por mes en todo el país. Ese promedio es el que tienen algunas capitales en América Latina. Guayaquil y Quito son de las ciudades más seguras comparándonos con capitales y puertos de la región. Pero si nos comparamos a nivel nacional, Guayaquil es una ciudad con graves complicaciones en donde la expresión de violencia es una de las más altas en el Ecuador. Todo depende de con quién nos comparemos.
Fue una expresión violenta enorme y una respuesta firme, pero siempre bajo principios de legalidad.
La cifra de muertes violentas se incrementa en Guayaquil
Leer más— ¿Qué hace falta en Guayaquil: más policías patrullando como pide la gente y la autoridad local?
— La presencia del policía en la calle es para disuadir el delito menor, pero lo que hemos observado en Guayaquil es la presencia de delincuencia organizada que, como efecto final, tiene un incremento de violencia expresado en homicidios y asesinatos en donde, lamentablemente, la mayoría de personas que pierden la vida tienen antecedentes, con hasta cuatro detenciones y siguen participando en el delito.
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Leer más— ¿No hay solución?
— Es un tema que sobrepasa el enfoque de Policía. Esto requiere un diagnóstico que mire más el mapa social que el delictual. Es decir, que se enfoque en el índice de calidad de vida, de oportunidades que tienen, rompiendo inequidades y acciones de este tipo.
— ¿No hace falta más presencia policial o no hay recursos para incrementarla?
— La seguridad nunca descansa y tampoco se debe dejar de invertir. Necesitamos equilibrios presupuestarios para el cumplimiento de nuestra misión por lo delicada que es. Garantizamos libertades y derechos y necesitamos que los presupuestos también sean de inversión. Conocemos la situación económica del país, tenemos gasto corriente suficiente como para cumplir con nuestra misión. Es decir, el servicio de vigilancia y patrullaje está garantizado con combustible y mantenimiento de vehículos. Las Unidades de Policía Comunitaria están garantizadas.
En octubre, 11 personas perdieron la vida, pero no necesariamente por violación de derechos.
— ¿Y la contra con el crimen organizado?
— Analizamos mucho la información y si hay un patrimonio, que no es de la Policía sino de la sociedad, es la gran data que tenemos de personas y perfiles, obtenida en territorio, que producen enorme ilegalidad y violencia. Desde 2008, se recoge información que se procesa permanentemente para estudiar las tendencias. Hemos visto en 2019 participación de más jóvenes en violencia como víctimas o como victimarios, participación en delitos complejos como microtráfico, narcotráfico, delitos de enorme rentabilidad. Además, hay flujo inusual de extranjeros que también deriva en intolerancia y violencia en las calles, con todo eso definimos estrategias.
— Hablando de tareas de inteligencia, ¿qué pasó en octubre? ¿Qué falló?
— Observamos una expresión violenta, irracional, delictiva, terrorista inclusive, de determinados actores sociales.
— ¿No había forma de preverlo?
— La verdad es que no contamos con normativa de inteligencia que enfrente los delitos complejos y los actos que podrían poner en riesgo la estabilidad democrática del país. No contamos con capacidades especiales para poder detectar a tiempo y poder actuar con anticipación. Necesitamos que en Ecuador se debata ya una ley de inteligencia que garantice recibir información e inteligencia anticipada para evitar estos hechos. Puedo garantizar que la Policía actuó con principios de legalidad y a la vez con la firmeza que se requería, dado que se estaban afectando derechos de terceros y el bien común.
— O sea, ¿no estamos preparados si se repite el fenómeno?
— La Policía siempre va a estar preparada, pero podemos ser sorprendidos de diferentes formas. Estas amenazas híbridas buscan errores estratégicos de instituciones de control para buscar espacios de deslegitimidad en la política de seguridad. Estamos preparados, nos seguimos preparando, interactuamos con instituciones para que la respuesta sea integral y mucho más fuerte.
— ¿Con quiénes?
— Los gobiernos autónomos, la sociedad civil, FF. AA., Fiscalía, inclusive la Defensoría del Pueblo, Cruz Roja y otras como medios de comunicación.
— Tampoco funcionó la inteligencia en la crisis de frontera. ¿La aparente calma actual se deriva solo de la muerte de Guacho?
— Siempre dejan lecciones. Así como la seguridad no descansa, el crimen, los mercados ilegales, la economía ilegal producto del delito tampoco. Hacemos actividades de control como el fortalecimiento del eje de investigaciones y de inteligencia. Esmeraldas tuvo la mayor reducción de homicidios y asesinatos y un mejor control en el delito.
— ¿Y en Buenos Aires? ¿Se acabó la minería ilegal?
— Tenemos policías disuadiendo, trabajando para que no nuevamente tengamos esa ilegalidad. También tenemos una estructura de inteligencia con 150 o 200 hombres.
— ¿Hubo intentos de regresar?
— Hay gente que quiere volver; algunos se dedican a la agricultura y ganadería, pero podrían ver una oportunidad en la minería ilegal. Eso es lo que se evita.