El péndulo se orilla a la izquierda
Las seccionales sirvieron como bosquejo de las generales de 2025. Analistas coinciden en que la derecha está desacreditada
Las seccionales fueron un simulacro. El reordenamiento de las fuerzas políticas del país, como producto de las elecciones del 5 de febrero, bosquejan una realidad que virtualmente se podría trasladar a los comicios generales de 2025, donde se elegirá a un nuevo presidente de la República y una nueva Asamblea Nacional. Proyección que excandidatos presidenciales consultados por Diario EXPRESO consideran viable y que, sumado al descrédito del gobierno de Guillermo Lasso, sería el escenario más probable a suceder.
“La Revolución Ciudadana (en las seccionales) muestra una línea ascendente importante en términos electorales, ya que, luego del gobierno del expresidente Rafael Correa, esta línea tendía a declinarse”, señala César Montúfar, excandidato presidencial, quien además considera que los resultados de Pachakutik en los comicios seccionales “se han mantenido constantes y creería que su peso electoral seguirá siendo el mismo, pero su fortalecimiento puede consolidarlos hacia el 2025”.
Es probable que el próximo presidente sea de izquierda y tenga una Asamblea Nacional a su favor. El hecho de que estas organizaciones hayan captado espacios importantes en diferentes provincias les da herramientas para hacer un trabajo de territorio.
Según los resultados publicados por el Consejo Nacional Electoral, el correísmo ha ganado las prefecturas de 10 de las 24 provincias del país y captó al menos ocho capitales provinciales. Le sigue el movimiento Pachakutik que ganó seis prefecturas, pero no tuvo el mismo rendimiento en las alcaldías. Este escenario, según explica Ximena Peña, exaspirante a la Presidencia de la República, hace “bien probable” que las fuerzas de izquierda sean las más opcionadas de llegar a Carondelet. “El haber captado estos espacios importantes, les da herramientas (a las organizaciones de izquierda) para hacer un trabajo de territorio que les permita capitalizarlo luego en votos para el 2025”, indica Peña.
Por su parte, Lucio Gutiérrez, excandidato presidencial del Partido Sociedad Patriótica, señala que los resultados de las seccionales del 5 de febrero de 2023 están viciados por el “fraude” que los propios consejeros del Consejo Nacional Electoral detectaron y denunciaron, pese a que el vicepresidente de la entidad electoral, Enrique Pita, indicó que las presuntas irregularidades solo serían en la votación del referéndum. “Con posible fraude, el correísmo no tiene más de un 25 % de votos válidos y alrededor de un 20 % del padrón electoral. Es decir, hay un 80 % de anticorreísmo que, si nos unimos, no habrá el peligro de que el correísmo regrese”.
Con posible fraude, el correísmo no tiene más de un 25 % de votos válidos y alrededor de un 20 % del padrón electoral. Es decir, hay un 80 % de anticorreísmo que, si nos unimos los honrados y patriotas, no habrá el peligro de que la banda delincuencial del correísmo se apodere nuevamente del país.
En esa misma línea, Yaku Pérez, también excandidato presidencial de Pachakutik, señala que “es un poco relativa la posibilidad de que (el mapa de fuerzas políticas) pueda reeditarse”, ya que, según continúa, los votos que obtuvo el correísmo en las seccionales tienen relación directa con el 30 % de apoyo que Andrés Arauz, excandidato presidencial del correísmo, recibió en las presidenciales de 2021. “No veo que el mapa electoral haya variado fundamentalmente”, indica Pérez y señala que, independientemente del reordenamiento de las fuerzas, “el presidente se ha convertido en el mejor jefe de campaña del exmandatario Rafael Correa”.
Conceptualmente, el resto de excandidatos presidenciales coinciden con Pérez y señalan que, además de la extensión de las fuerzas de izquierda en las administraciones locales, los señalamientos al gobierno del presidente Lasso han sido los que más han incidido. “El hecho que un ciudadano vaya a un hospital y no haya medicinas o quiera obtener un pasaporte y le toque esperar meses son los momentos en que el ciudadano palpa sus necesidades no resueltas por el Gobierno”, señala Peña y destaca que, pese a la corrupción y los cuestionamientos, el ciudadano compara y comprende que antes se encontraba mejor (en el régimen de Rafael Correa).
No veo que el mapa haya cambiado fundamentalmente como para pensar que orilla al país a votar en las generales por los partidos de izquierda. Lo que sí incidirá es el declive del gobierno de Lasso, que habría que ver si termina el mandato.
Sentir ciudadano que, según Montúfar, se pudo palpar en los resultados del referéndum y que muestran un “aceleradísimo deterioro de la propuesta o corriente política que intentaba consolidar el presidente Lasso”. Esto, según continúa, sumado a las denuncias y presunciones de corrupción a su gobierno, han afectado su administración. “La poca capacidad o agravamiento de la inseguridad, la provisión de servicios básicos, los servicios de salud y la educación también pesa. Eso, sin duda, son los elementos que van a marcar el escenario político en los próximos años hasta el 2025”.
Decadencia que, según explica Pérez, abre el camino para que regrese el correísmo a Carondelet e incluso advierte que si los señalamientos y la falta de gestión continúa “habría que ver (si Lasso) termina su mandato”.
Luego de los años de gobierno de Correa, su fortaleza electoral venía en declive. Ahora parece que ha retomado una línea ascendente. Pachakutik tiene un tendencia constante y su peso electoral seguirá siendo el mismo que en los últimos años
Asimismo, hace hincapié en que los resultados que ha mostrado la tendencia de derecha “no se compadecen con la realidad de los ciudadanos y no es alentadora por el desastre que ha mostrado ser en la política social, ecológica y de lucha contra la corrupción”. Panorama que, a falta de dos años para las elecciones, ya se puede avizorar desde las administraciones locales.
LASSO, ENTRE PUGNAS Y SEÑALAMEINTOS
Los excandidatos presidenciales consultados por este Diario coinciden, además de la falta de gestión del presidente Guillermo Lasso, en que el gobierno del mandatario lidera una “campaña de descrédito” a su propia tendencia política. Esto, según señala Ximena Peña, se puede observar en el “discurso desconectado” del presidente sobre las necesidades ciudadanas y su enfrentamiento a otras funciones. Asimismo, en los roces que ha mantenido con organizaciones ideológicamente afines.
Situación que, según indica César Montúfar, ha generado un “clima de insatisfacción” y que se empeora con los señalamientos de presunta corrupción en el gobierno. El más reciente, la presunta trama de corrupción en las empresas públicas investigadas por la Fiscalía General del Estado que, incluso, involucraría al circulo cercano del mandatario.
