Personajes que dejaron una huella

Ellos desconocen expresiones como ‘no puedo’ o ‘mejor no lo hago’. Este grupo de profesionales y emprendedores tomaron el toro por los cuernos y cada uno, desde su respectivo campo, ha sobresalido por su valentía y convicción.

Mientras unos se quedaron sin trabajo y tuvieron que empezar de cero, otros lucharon por mantenerlos, logrando su objetivo. Comprobaron así que se puede cuando hay fe, ganas y aptitud para sortear cualquier adversidad que se presente en el camino y salir airosos del proceso.

• Dayanna Monroy y el empeño por hacer lo correcto

El desempeño profesional de Dayanna Monroy (31) ha estado ligado a sucesos que han sacudido a la sociedad, al enterarse de la corrupción, la violencia de género, la delincuencia organizada y otros nefastos protagonistas del día a día que marcan al país. “Fue un año en el que recibí muchas cosas y algunas de ellas inesperadas, como el cariño de la gente, principalmente de los jóvenes estudiantes de Periodismo”. Para la comunicadora de Teleamazonas, estas muestras de afecto, a las que se suma el Premio Jorge Mantilla, de la UDLA, son un estímulo a una profesión que demanda determinación y estoicismo.

“Ser valiente es simplemente hacer lo correcto en el papel que tengas asignado en esta sociedad. Pese a haber recibido amenazas, toca sacudirse y continuar con el trabajo”. Reconoce que ha sentido temor, lo que considera positivo para autoevaluarse y tomar decisiones en estado consciente. “Esto me ha servido para poner los pies sobre la tierra y conocerme por dentro”.

• Marlon Pantaleón y el arte que resurgió

“Gratificante” es la palabra con la que el gestor cultural Marlon Pantaleón (42) resume el movimiento escénico en el Puerto Principal. Haber producido, contra todo pronóstico, obras teatrales desde el segundo semestre de este año y de manera continúa y presencial en el Estudio Paulsen, para el también actor es un aliciente en un sector que se vio muy afectado por la pandemia y las medidas restrictivas del COE.

“Hemos trabajado con políticas de coproducción, lo que nos sirvió para mantenernos y sobrevivir, buscando fórmulas y maneras de mantenernos a flote. De la presión nacen las soluciones”, afirma el artista, contento también porque volvieron las clases al instituto, con programas de ocho meses. “El público ha respondido maravillosamente al aforo. Yo me arriesgo por lo que creo y siento y por el arte. Para dejar un mundo mejor que el que tú recibiste, en algunos casos debes tomar decisiones analizadas, y en otros debes dejarte llevar por la emoción”.

• Daniela Ayala: un peluche, un recuerdo

La guayaquileña Daniela Ayala (37) creó hace un año y medio Memory Bears, emprendimiento en el que elabora osos de peluche con prendas de los seres queridos de sus clientes. La idea surgió a raíz del fallecimiento de su mejor amigo (Roberto Malta), quien sufrió un accidente de tránsito. “Al perderlo, su esposa me regaló una camisa de él y yo hice un osito con ella. A partir de eso, muchas personas me comenzaron a pedir más peluches, así comenzó todo”.

Para ella, lo más importante es dar una nueva vida a la ropa, para que las personas se sientan cerca de un ser querido que falleció, que no está físicamente junto a ellas (si vive en otro país) o si desean tener un recuerdo de un momento único en sus vidas, como un bautizo o boda.

Quito, Salinas, Cuenca y Loja son algunas de las ciudades de las que ha recibido pedidos. Ha elaborado más de 150 ositos de peluche y su meta es poder hacer cientos más “para que todos se sientan seguros y acompañados por su ser amado”.

• A Macarena Morillo, Galápagos la inspira

El amor por la flora y fauna de las Islas Encantadas fue lo que motivó a Macarena Morillo (23) a crear Sula (tomado del nombre científico del piquero de patas azules), una marca de ropa de playa unisex con responsabilidad social que aporta económicamente al cuidado de estas islas ecuatorianas. Sus trajes de baño son elaborados con hilo de poliéster reciclado, producido con botellas de plástico; y las demás prendas, como camisetas, abrigos, toallas y camisas, cuentan con algodón orgánico.

Morillo, quien fundó este emprendimiento junto a su hermana Valentina, explica que una de las características fundamentales de Sula es que dona el 20 % de sus ganancias al centro de investigación Galapagos Science Center, para la conservación de la biodiversidad. Todo el proceso de producción es hecho en Ecuador y, hasta la fecha, han logrado reciclar 500 kilos de botellas para la fabricación de sus productos. Al trabajar a través del comercio electrónico, su misión es lograr exportar sus creaciones a nivel internacional.

• Jeniffer Martínez: seguridad hacia su destino

De las dificultades, se resurge con fortaleza. Ese es el caso de Jeniffer Martínez (26), una abogada que luego de ser despedida de su trabajo por no aceptar una segunda reducción de sueldo, tuvo una idea que ha revolucionado la forma en que las mujeres se movilizan en Guayaquil. Go Girl es un servicio de taxis para mujeres, con un equipo solo de mujeres. “El proyecto nació en mayo de este año, luego de que meses antes fui taxista en otras aplicaciones y percibí el miedo que muchas vivimos a diario en ese medio de transporte cuando se suben los hombres”.

Aunque al inicio se le dificultó encontrar a las primeras taxistas que quisieran unirse a su emprendimiento, ahora cuenta con 70 conductoras en Guayaquil y 12 en Quito. “No solo brindamos transporte, sino también tranquilidad y comodidad para que todas puedan salir vestidas como quieran y lleguen a sus casas a la hora que deseen con la certeza de que, en el camino, no corren el riesgo de sufrir acoso o un momento incómodo”.

Eso sí, para precautelar la seguridad de las clientas, antes de reclutar a alguien en su equipo, Jennifer verifica si ha tenido multas, accidentes de tránsito, denuncias por estafa, falsificación de documentos, procesos judiciales o cualquier otro tipo de problema legal. “Se me cerraron muchas puertas cuando me quedé sin trabajo, pero ahora estoy aquí porque tuve el valor de arriesgarme”, dice.

• Pía Salazar, el sabor del coraje

En un año en el que muchos restaurantes de Ecuador cerraron sus puertas, Pía Salazar entró en el top 5 de las chefs más prometedoras de Latinoamérica con su restaurante Nuema. “Han sido tiempos complejos, pero considero que todos hemos demostrado valentía mediante la empatía y acciones buenas hacia los nuestros y los demás”.

Su concepto va más allá y de la mano de la consecución de los objetivos que busca alcanzar. “En el proceso logras sortear un sinnúmero de factores que muchas de las veces son ajenos a tu control, pero siempre te sientes valiente para poder sobrellevarlos y vivir así una vida plena, aceptarte y ser feliz”.

Para Pía también es loable el esfuerzo de muchos cocineros y cocineras cuyo anhelo es mostrar lo que somos en cada región. “Tenemos muy presente que debemos demostrar empatía para que sea un beneficio en conjunto”.