La pesca con explosivos alimenta a Africa y Asia pese a estar vetada
Prohibida en casi todos los países, esa práctica sigue representando una vía rápida, no sin riesgos, para obtener pescado en zonas de África y el sudeste asiático.
Usar dinamita o pasar hambre. Ese es el dilema al que aún se enfrentan muchos pescadores en algunas naciones pobres, que ven en la pesca con explosivos su única forma de vivir al día, a pesar de comprometer su futuro por los daños ecológicos.
Prohibida en casi todos los países, esa práctica sigue representando una vía rápida, no sin riesgos, para obtener pescado en zonas de África y el sudeste asiático.
Con el estallido de artefactos caseros se envían ondas a través del agua que matan grandes cantidades de peces.
Su comercio y el tráfico ilegal de explosivos, vendidos a bajo precio, mantienen vivo el negocio, del que se aprovechan contrabandistas y patrones, según los investigadores.
En Tanzania, donde es habitual, las explosiones destrozan los arrecifes de coral y el hábitat de los peces, afectando en el futuro al sector turístico.
Organizaciones internacionales, activistas y autoridades se han unido en los últimos veinte años contra la pesca con explosivos hasta casi erradicarla, pero la falta de fondos llevó a relajar el control desde 2005 y el problema resurgió. EFE