Los piratas tienen a los pescadores quebrados
Los motores estacionarios podrían ser la solución al problema. En 2014 operaban 1.967 lanchas; hoy apenas quedan 350
“Estoy endeudado y sin herramientas de trabajo. Los piratas me arruinaron”, expresó con nostalgia José González, uno de los tantos pescadores del puerto de Santa Rosa que desde hace seis meses dejaron de ir a pescar.
González perdió motores fuera de borda, redes y hasta su embarcación. “Me robaron en tres ocasiones. La última vez me hirieron con la cancha de un revólver en la cabeza y fue cuando decidí no volver al mar”.
El problema de González es similar al de miles de trabajadores del mar de la Península, y según la Cooperativa Pesquera Artesanal de Santa Rosa, hasta el 2014 había 1.967 lanchas laborando con 5.901 personas, pero en 2021 apenas quedan 350 operativas. Las demás no salen a sus faenas porque no tienen motores.
José González narra con nostalgia que antes era dueño de lanchas, pero por ahora acude todos los días a la caleta pesquera para ayudar a descargar la pesca que traen sus amigos. “Así me gano para la comida. Tengo problemas para pagar el crédito en el banco del último motor que me dieron”, dijo preocupado.
Testimonios sobre faenas peligrosas
Leer másEn Chanduy, a 30 kilómetros de Santa Rosa, Luis Mateo y Franklin Cruz aún recuerdan las escenas de horror que vivieron al ser asaltados por los denominados piratas. A ellos se les llevaron los motores de la nave en la que navegaban y todos los materiales que utilizan en sus jornadas.
“Andaban bien armados y amenazaban con matarnos. Dispararon al aire para amedrentarnos. Nos mantuvieron casi una hora bocabajo en la fibra mientras esos malditos sacaban el motor. Si intentábamos movernos nos disparaban”, narró Cruz.
Aunque los robos en el mar en las últimas semanas no son muy frecuentes, los pescadores afirman que cuando los piratas atacan lo hacen en grande. Los pillos se llevan de diez motores en adelante, las redes, lanchas, gasolina y hasta la pesca que tienen capturada. Cuando todo está tranquilo, en un momento inesperado las bandas aparecen.
“Ya no se puede navegar, hay tantos robos. Cada vez son más las embarcaciones que permanecen ancladas en la orilla porque no tienen motores para salir a las faenas. Aquí hay más de quinientas familias quebradas por culpa de los piratas”, comentó Ramón González, directivo de la Cooperativa Pesquera de Santa Rosa.
El directivo informó que hoy apenas trabajan en el lugar 1.050 personas. “Si continuamos así, en poco tiempo la actividad pesquera de Santa Rosa podría desaparecer. Ojalá se haga algo efectivo para terminar con los asaltos en el mar”.
Por eso no es raro encontrar en las orillas de los puertos peninsulares, decenas de lanchas que lucen letreros de “se vende”. “Mis tres fibras están sin motores. Las estoy vendiendo a $ 7.000 cada una. Ya la pesca dejó de ser un buen negocio. Hay mucho riesgo”, manifestó Omar Bermello en la rada de Santa Rosa.
Ante esta realidad, desde julio pasado en los puertos pesqueros de la provincia de Santa Elena se viene socializando un plan que podría ser la solución a esta problemática, que lleva más de dos décadas. Se trata del cambio de motores fuera de borda por uno estacionario.
Pescadores del golfo de Guayaquil transan con los piratas
Leer másEl proponente del plan es Bolívar Remache, coordinador de los gremios pesqueros del litoral, quien explicó que si los piratas los asaltan para robarles sus motores fuera de borda que se colocan al aire libre en las lanchas, entonces hay que cambiar aquello por un motor que sea más grande y que vaya incrustado en un sitio difícil de sustraer.
“En otros países no hay robos a los pescadores porque utilizan motores estacionarios, las embarcaciones son similares a los yates, la máquina va por debajo del agua. Ni los buzos pueden sacar fácilmente el motor”, explicó Remache.
Para la colocación de los motores estacionarios se debe cambiar también la embarcación. Las lanchas se convertirían en barcos pequeños en los que los pescadores podrán trabajar con mejor protección en caso de percances por tormentas de viento y otras situaciones.
De acuerdo con las proyecciones, este cambio para cada pescador podría costar un aproximado de $ 30.000. En la actualidad, cada motor fuera de borda está valorado en 8 mil dólares. En la mayoría de las embarcaciones se utilizan dos motores para viajar a considerable velocidad a grandes distancias, por lo que la pérdida en caso de robo asciende a más de $ 16.000.
“El plan es muy bueno, pero la mayoría de los pescadores no tenemos dinero para la inversión. Para poder concretarlo deberíamos recibir el apoyo del Gobierno Nacional. Así se terminaría con esta lacra denominada piratería marina”, argumentó Eduardo Macías, también dirigente pesquero.
- Muchos no denuncian los robos
En la Fiscalía de los Espacios Acuáticos existen 113 denuncias de robos de motores en 2020. Y hasta inicios de noviembre, este año la cifra es de 96. Sin embargo, los pescadores aseguran que por la poca efectividad de las autoridades navales, muchos de los artesanos optan por no denunciar los atracos. El capitán del Puerto de Salinas, Iván Córdova, sostiene que no solo se custodia en el mar, sino también que inteligencia naval trabaja en los puertos donde las bandas tienen a sus informantes.