El piropo polariza un debate eterno
Voces cuestionan que normalizar esta conducta es invisibilizar el delito de acoso. Otras consideran exageradas las quejas.
Existe un eterno debate entre quienes sostienen que las expresiones dirigidas a una mujer sin su consentimiento es sinónimo de acoso sexual y los que piensan que es una conducta normal que ha sido sobredimensionada por los grupos de activismo. Pero, a qué se le atribuye esta conducta que disgusta a las mujeres y que es considerada como normal por un gran porcentaje de la población masculina.
Para el sociólogo Javier Gutiérrez, este tipo de comportamientos es semejante al acoso sexual, y ha sido normalizado por la sociedad a través del tiempo, con la diferencia de que hoy en día las mujeres han ganado más espacio para denunciar y expresar su malestar.
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Leer más“Lo más preocupante de este comportamiento es que no se mide a quien va dirigido. Muchas veces estas frases sexualizadas disfrazadas de piropo vulneran no solo a mujeres adultas, también a las niñas y adolescentes”, detalló Gutiérrez.
En materia legal, el acoso sexual es sanciona con una pena preventiva de la libertad de uno a tres años, si la víctima es mayor de edad, en el caso de menores, la pena asciende de 3 a 5 años.
Pese a esto, para la jurista Jacqueline Veira, este tipo de conductas delictivas son invisibilizadas o normalizadas por la sociedad, poniendo en riesgo y causando graves daños a las víctimas.
Un claro ejemplo de este tipo de conductas nos da Aquiles Arreaga, de 51 años, quien dice que “las mujeres no deberían ofenderse si nosotros los hombres las vemos pasar por la calle y le decimos un ‘hola, mi amor’ o un ‘qué linda estás’, porque si no quisieran que uno le diga nada, no saldrían con un escote o un pantaloncito chiquitito. Pero claro, si le decimos una patanada ahí sí están contentas”.
Se enojan porque uno les dice lo linda que están. No las entiendo, si le decimos algo bonito, se enojan, pero si es una majadería, se quedan calladas. Entonces, si no quieren que las miren, salgan tapadas.
Asimismo piensa Jesús Lucero, de 50 años, quien defiende que no está mal piropear a las damas que transiten por las calles, lo que para él sí está mal es decirle alguna frase obscena que pueda herir su susceptibilidad.
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Leer másAunque agrega que él no piropea a las mujeres con majaderías, solo con palabras bonitas. Una de las tantas frases que él utiliza y de las que se siente orgulloso son: ‘mi amor, qué bonito cabello tienes’, ‘qué guapa eres’, ‘por qué tan solita, la acompaño’.
Justifica que es una costumbre que ha existido siempre y que tiene como intención cortejar la belleza de las mujeres, pero con respeto.
Hay otros, por ejemplo, que admiran en silencio. Es el caso de Luis Parra, de 27 años, quien explica que él prefiere callar y no decir nada de lo que piensa cuando ve a una “princesa”, porque puede meterse en problemas.
Este tipo de conductas, generalmente, tienen rasgos personológicos que los hacen sentir muy superiores a los demás, especialmente ante las mujeres. Incluso esto está relacionado a su baja autoestima y fracasos amorosos
Para la psicóloga María Sánchez, este tipo de conductas se evidencian en gran porcentaje de la población masculina, y se debe a que la mayoría de estos hombres no han tenido una buena vida amorosa o no han sido correspondidos.
“Los hombres que tienen este tipo de conductas tratan de demostrar su virilidad, su ego o su dominancia por medio del acoso callejero, lo cual es otra forma de acoso sexual pone realidad los dizque piropos o gestos casi siempre o siempre tiene una connotación sexual”, explicó Sánchez.