Tras las pistas de El Niño en el mar
El buque Orión analiza las condiciones del océano para evaluar el avance del evento climático hacia el continente y Galápagos
Una expedición busca monitorear el comportamiento de El Niño y obtener respuestas sobre la migración de peces de aguas ecuatorianas.
El 30 de septiembre de 2023, el buque científico de la Armada del Ecuador ‘Orión’, zarpó de Guayaquil con 53 tripulantes, entre funcionarios del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada del Ecuador (Inocar) y estudiantes universitarios para llevar a cabo el XXVI Crucero Oceanográfico Regional. Su finalidad consistirá en analizar los parámetros físicos, químicos, biológicos y meteorológicos del avance del fenómeno de El Niño, tanto en Galápagos como en el continente.
Para ello, el buque cuenta con un plan operativo anual que les permite, desde inicios del año, mantener la embarcación lista para navegar.
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“En cuanto al material, con el Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar) coordinamos la adquisición de bienes, servicios, y los mantenimientos necesarios para tener operativos todos los circuitos, sistemas y maquinarias”, argumentó Nilton Sánchez, segundo comandante del BAE Orión.
Uno de los parámetros más importantes para el monitoreo de El Niño es el análisis de la temperatura superficial del mar, y para esto incorporaron 56 estaciones donde sumergirán equipos hasta, aproximadamente, 2.000 metros, y así lograr determinar el cambio de la temperatura y la evolución de “las partes cálidas desde el oeste hasta nuestras condiciones locales”. También contarán con una evaluación amplia y detallada del comportamiento y sus posibles afectaciones. ¿Cómo funciona?
Al momento de llegar a la estación, los especialistas utiliza un CTD junto a una botella Niskin (si el aparato es aplicado de manera vertical, facilita el flujo de agua mientras es lanzado. Su interior, libre de cuerpos metálicos, mantiene las condiciones de la muestra que se puede extraer a través de un grifo situado en la parte inferior) y, a través, de una roseta multimostradora se sumerge y recolectan agua: en estas muestras pueden ser analizadas componentes como: clorofila, oxígeno, nitrato, fosfato, entre otros. Esto, también permitirá analizar funciones químicas.
En el área biológica se emplean “arrastres” (redes que alcanzan las cinco millas) para observar a microorganismos (alimentos de los peces) y después del análisis se conoce cuáles son las zonas con mayor productividad o zonas que podrían tener mayor incidencia de peces.
Por otro lado, aparece el análisis de microplásticos: un proyecto “especial” que permite visualizar la concentración de diferentes programas de contaminación ambiental a nivel mundial, “las actividades y procedimientos que se realizan son en base a la necesidad en cada una de las estaciones.
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Por ejemplo, una estación de Galápagos es diferente a una de un continente”, aclaró Michael Linthon, director de Oceanografía y Meteorología Marina del Inocar y jefe de expedición del XXVICrucero Regional.
Asi también, el Inocar instalará la segunda boya oceanográfica al oeste de las islas Galápagos. “Nosotros ya tenemos una boya ubicada más o menos a 110 millas de la península de Santa Elena, lo cual nos ha permitido tener un análisis bastante bueno y óptimo de las condiciones locales”, comentó Linthon.
La boya está compuesta de dos partes: la superior con una estación meteorológica para medir: presión, temperatura del aire, dirección del viento, y la cola con equipos oceanográficos: CTD (trabaja con la conductividad, temperatura, intensidad y oxígeno hasta los 500 metros de profundidad).
La idea surge por el cambio de alerta amarilla a naranja y de la necesidad de mantener y optimizar la capacidad de monitoreo de nuestro país. “Con estas dos boyas se permitirá mantener ese monitoreo, luego del crucero, incluso, en tiempo real, de la base de las condiciones en Galápagos y en el continente”, agregó el teniente.
Con estas dos boyas se permitirá mantener ese monitoreo, luego del crucero, incluso, en tiempo real, de la base de las condiciones en Galápagos y en el continente
A nivel mundial, el fenómeno de El Niño presenta características particulares que se enmarcan en el contexto del cambio climático. Es por esa razón, según el experto, que muchos factores normales, clásicos o teóricos de El Niño se han cumplido de forma inusual o no se han cumplido.
“Estamos viviendo un evento del niño inusual. Esta oportunidad nos permitirá analizar qué es lo que está pasando en el mar. Si bien hemos tenido análisis por múltiples plataformas, pero no como este detalle en el campo”, aseguró.
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