El Plan Fénix sí existe: es un libraco gordo de 600 páginas
La ministra Mónica Palencia no está segura de que en el Ecuador exista narcopolítica. Defiende los éxitos del Plan Fénix, que lleva bajo el brazo.
El ataque a balazos a la casa del alcalde de Balzar, en el norte del Guayas; el asesinato de la alcaldesa de San Vicente, provincia de Manabí; los muertos en Santa Elena en un supuesto ajuste de cuentas; los muertos en Ponceano (norte de Quito), en un intercambio de tiros entre mafiosos; el incremento de secuestros y extorsiones en Guayaquil… Son titulares de los últimos tres días. La periodista Liz Valarezo, de Teleamazonas, se los pone por delante a la ministra del Interior, Mónica Palencia, y ella responde con una teoría insólita: “Tenemos una guerra sucia en materia de generar percepciones”, dice. Quién sabe. A lo mejor tiene razón y nada de eso ocurrió en la realidad, todos esos hechos fueron producto de la imaginación calenturienta de unos cuantos medios de comunicación con malas intenciones.
Liz Valarezo no es una periodista dada a confrontar con sus entrevistados, pero hizo las preguntas justas y las hizo a tiempo. Eso bastó para que la ministra Palencia pusiera de manifiesto todas las debilidades del Plan Fénix (la supuestamente existente estrategia del gobierno contra la inseguridad) y las suyas propias. Su visión frente a la situación extrema que el país está viviendo: “No me gustaría creer -dijo, como si acabara de aterrizar en el Ecuador, procedente de otro planeta- que estamos viviendo una narcopolítica”. ¿No le bastó con las evidencias del caso Metástasis y del caso Purga? La más que demostrada presencia de operadores políticos del narco en la Asamblea, la manipulación de jueces, la compra de sentencias para favorecer, simultáneamente, a políticos y mafiosos… ¿No son evidencias de que existe una narcopolítica en toda regla operando en el Ecuador? Todavía duda Mónica Palencia de aquello que, para el difunto Francisco Huerta, su pareja, era una evidencia desde 2009, cuando lo denunció.
El gobierno de las indefiniciones
Leer másLo único que tiene la ministra del Interior es un puñado de cifras. Compara los datos de 40 días de vigencia del estado de excepción, con el ejército en las calles, con los últimos 40 días del gobierno de Guillermo Lasso, como si fueran comparables, y concluye que los homicidios se han reducido en un 27,7 por ciento. ¿Que los secuestros han subido? “Claro”, dice sin sonrojarse: “Por eso estamos ya articulando una respuesta”.
Por lo demás, el Plan Fénix existe: es un libraco anillado de unas buenas 600 páginas que la ministra exhibe ante las cámaras como si pusiera su pica en Flandes: “Esta es sólo la muestra, mire usted, de lo que hemos trabajado del Plan Fénix para el Ministerio del Interior -dice-. ¿Qué hemos hecho? Nos lo han solicitado. Pero yo no puedo presentar nada que no esté articulado con el Plan de Desarrollo y también con el Plan de Seguridad Integral que por disposición de la ley, por disposición del presidente de la República en decreto ejecutivo, están llamadas a elaborar las Fuerzas Armadas y, a partir de ello, yo articulo con estos, que son los insumos del Plan Fénix”.
Lo único que queda claro de todo este confuso fárrago es que el Plan Fénix, por el momento, no pasa de un conjunto de insumos: 600 páginas de insumos. Nada que pueda ponerse en práctica antes de articularlo, lo dice textualmente la ministra, con el Plan de Seguridad Integral que “están llamadas a elaborar las Fuerzas Armadas” pero que, por lo visto, aún no existe. Tal cual. En esta nueva e insólita función que le ha tocado asumir al periodismo y que consiste en escuchar por segunda vez todo lo que las figuras públicas dicen para desmontarlo y descubrir que es pura paja, la ministra Mónica Palencia es una auténtica mina de oro.
¿Qué queda, pues, de las políticas públicas contra el crimen organizado? Quedan los militares en las calles y la esperanza de que allí permanezcan. Indefinidamente porque otro plan, lo que se dice otro plan, no existe. Aunque el 8 de abril termine oficialmente el estado de emergencia, como se lo hizo notar Liz Valarezo, la ministra Palencia espera que los militares continúen colaborando con la Policía. Pero ¿es posible? ¿Es legal? “Las medidas de seguridad jurídica estoy segura de que existen y se van a articular (¡cómo le gusta este verbo a la ministra!), lo que necesitamos es convertir en constitucional esa presencia”. En otras palabras: la “figura jurídica” existe, nomás que es inconstitucional. Un problema intrascendente. “Lo importante es saber que las Fuerzas Armadas están y seguirán estando”.
“No me gustaría creer que tenemos varios frentes de lucha”, despacha Mónica Palencia como si acabara de asumir la cartera hace un minuto. O la ministra del Interior habla por hablar y dice lo que se le ocurre, o realmente no sabe dónde está parada.
Otro paso hacia la impunidad
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