Con plantas, la UTPL preve ‘atacar’ al cancer
Es una realidad. Cuando el cáncer llega a nuestras vidas o a la de uno de nuestros familiares, somos capaces de todo con tal de aliviar su dolor.
Los incitamos a que se sometan a tratamientos tradicionales que no solo destruyen las células cancerosas (sino también las sanas), y los empujamos a probar con un sinfín de medicamentos alternativos que, en su mayoría, son de origen animal o vegetal.
La certeza de que sean efectivos aún está en debate. No obstante los ingieren, generalmente, con la esperanza de que su vida -en algo- pueda mejorar.
Hoy, decenas de centros especializados en el mundo intentan darle un respiro a estos pacientes. Buscan, mediante sus investigaciones, confirmar si determinada sustancia puede ser utilizada eficazmente en el tratamiento médico oncológico.
Ese es el caso de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Entidad en la que un grupo de investigadores de la sección de Genética Humana y Bioquímica clínica analiza, hace cuatro años, si las plantas endémicas del Ecuador -a través de sus propiedades- son capaces de destruir o frenar el mal.
Dicho estudio, que cuenta con la colaboración de Edward A. Ratovitski, director del área de Oncología del Hospital Johns Hopkins (EE. UU.), es liderado actualmente por el investigador y jefe departamental, Luis Miguel Guamán. Y se basa en examinar, bajo técnicas in vitro, los efectos que las partículas de estas especies vegetales tienen sobre una serie de células tumorales humanas, con las que cuenta la entidad.
Al momento, los científicos han logrado identificar que las propiedades ocultas de la llinopsis verrucosa, comúnmente conocida como ‘congona’, logra inhibir, y en algunos casos eliminar, las células tumorales en el cerebro, colon y mama. Algo similar pasa con otras plantas. “Hemos descubierto, por ejemplo, que la Annona montana, la Azorella madreporica y la Clusia latipes, tienen efectos anticancerígenos”, dice Guamán.
Pero, ¿qué quiere decir esto? “Que los tratamientos diseñados con estas, al menos en las pruebas, están a la par de otros medicamentos para retardar el crecimiento tumoral y tratar el cáncer...”.
No obstante, hay que esperar. “Aún nos resta probar las sustancias en humanos..., y eso toma tiempo”, dice el experto, al revelar que el hecho de mejorar la potencia de la molécula que inhibe la propagación de las células malignas es otro de los objetivos en los que prevén trabajar.
Su equipo, conformado por alrededor de once personas, está consciente de que la gran mayoría de fármacos anticancerígenos utilizados en tratamientos de quimioterapia son de origen vegetal. Sin embargo, hace hincapié que la tipología de sus compuestos genera numerosos efectos secundarios que pueden desencadenar, “en el 20 % de los casos, la formación de nuevos tumores en un futuro como consecuencia de su agresiva actuación”.
En este sentido, las aplicaciones de investigaciones biotecnológicas como esta se plantean como opciones alternativas a los tratamientos tradicionales a los que constantemente el doliente se debe someter...
En la Amazonía, estas plantas han sido utilizadas como remedio casero por generaciones, principalmente para aliviar el dolor, tratar inflamaciones, heridas, quemaduras y más. “Las poblaciones indígenas son la evidencia más clara de que lo natural salva decenas de vidas al año”, precisa, “ellos no conocen de farmacias: sus medicinas las obtienen de la tierra y su entorno. Y eso precisamente es lo que queremos replicar”.