Con las playas grises, el turista mira hacia la Sierra
El cierre de balnearios provocó cancelaciones de última hora en la costa e hizo más atractivos los destinos de campo y montaña en el primer día de feriado
Tras el anuncio del cierre de varias playas del país, fueron pocos los turistas que hasta la tarde del 31 de octubre habían llegado hasta los balnearios de General Villamil en Guayas, de Santa Elena o de Manabí. Muchos decidieron cambiar la arena y el mar por los recorridos de campo y deportes extremos que empezaron a ofrecerse en ciudades de la Sierra.
Sin embargo, los dueños de los restaurantes, comercios y hoteles de las playas aún intentaban mirar el resto del feriado con la esperanza de recibir a más personas y no mantener las pérdidas que empezaron a generar desde la llegada de la pandemia.
“Esto recién empieza y la gente tiene tiempo de llegar hasta el lunes en la tarde”, dijo Rosa Malavé la mañana de ayer al consultarle por la poca presencia de visitantes en la playa de San Pablo, en Santa Elena, donde tiene un local de comidas.
En esta provincia existía una gran expectativa por la llegada de turistas, pues al cerrarse los principales balnearios de Guayas y Manabí se pensó que llegaría una avalancha de personas a la Península.
Pero hasta la tarde de ayer eso no sucedió. El arribo de los viajeros a las playas peninsulares fue lento. Además, el clima frío no ayudó a los bañistas. La Cámara Provincial de Turismo estableció un 30 % de ocupación hotelera que de a poco iba en aumento y se esperaba un ligero repunte para la noche.
“Este es el reflejo ante el temor de contagiarse de COVID-19, sumado a la crisis económica que estamos atravesando todos, era de esperarse que fueran pocos los que lleguen a Salinas”, aseguró el hotelero Otón Arboleda.
Las playas de Chipipe y San Lorenzo, que en el feriado de octubre tuvieron el aforo establecido (3.500 personas), esta vez lucieron a la mitad, y el personal de seguridad municipal pudo controlar el distanciamiento sin problemas.
En Salinas sí se llamó la atención a varios de los presentes cuando pretendían consumir bebidas alcohólicas. “Deben respetar las normas establecidas y no tendrán inconvenientes. Si son reincidentes, lamentablemente se tendrá que sancionarlos”, indicó Eduardo Hesney, quien formó parte de los operativos de control.
Para los empresarios turísticos de esta urbe, los anuncios del cierre de la playa a las 15:00 y de los centros de diversión nocturna también frenaron la presencia de los turistas. “Ojalá mañana (hoy) lleguen más”, comentó con desilusión el hotelero Jorge Sotomayor.
Montañita tampoco se llenó, aunque en este lugar se notó mayor presencia de visitas. Al igual que en Salinas, la ocupación de habitaciones en los sitios de hospedaje estaba en un 30 %. Mediante megáfonos los integrantes del Cabildo comunal ordenaban a los turistas que usen mascarilla tanto en la playa como en los bares.
En Manta también se evidenció poca afluencia de turistas. El Murciélago, uno de los balnearios más visitados de la urbe porteña manabita, no lució abarrotado como de costumbre.
“El año pasado era otro panorama. Al mediodía ya habíamos hecho unos seis paseos en lancha. Hoy (ayer), a la cansada, llevamos uno y estamos buscando al menos otro viaje más”, lamentaba el operador turístico Ricardo Rodríguez, mientras mostraba su carta de presentación.
En eso coincidió Junior López, propietario de un restaurante ubicado en la playa de Santa Marianita. “Sin duda, esto trajo medidas que nos han afectado. La reducción de horas en las playas ha sido crucial para nuestras ventas. A los turistas les gusta después de las tres de la tarde recién acudir a probar nuestras delicias. Hoy a esta hora ya debemos cerrar”, manifestó.
En General Villamil el escenario fue aún peor, pues los visitantes tenían prohibido ingresar a la playa, y los pocos que decidieron aventurarse fueron retirados por la policía.
Los propietarios de los restaurantes, ya resignados por la decisión tardía del COE Cantonal, solo esperaban la llegada del miércoles.
María Pía Hidalgo, presidenta de los hoteleros, sostuvo que el 99 % de las reservaciones iban a ser canceladas y que el dinero que habían ganado hasta ahora sería devuelto.
“Nadie va a venir solamente a comer. El turista quiere bañarse”, señaló Maila Estacio, también dueña de un hotel.
EN EL RESTO DEL PAÍS
En Cuenca
Embanderada y bella, Cuenca comenzó a recibir a decenas de visitantes que se suman a los festejos del Bicentenario de Independencia que se recuerda este 3 de noviembre. Fueron principalmente turistas de Guayaquil y de Machala, quienes recorrían ayer el casco histórico.
Aunque hay pocos eventos programados, la mayoría de los visitantes mostraron su deseo por conocer y subirse al Tranvía y degustar el chancho hornado con mote pelado, las papas con cuero, el cuy con papas y otros platos típicos disponibles en los mercados de la urbe.
Las caminatas parecían de reconocimiento del centro morlaco, por sitios nuevos como la calle Santa Ana y el Seminario San Luis, o las cúpulas de la Catedral nueva, donde la familia Astudillo-Zambrano, habitante de la urbanización Mucho Lote de Guayaquil, se deleitó con el paisaje que brindó la ciudad bajo un cielo azul. Junto al sitio hay varias cafeterías y heladerías.
“La llegada de estos turistas hace que la esperanza del sector turístico se incremente en busca de la recuperación económica del sector, que comprende hoteles, restaurantes y locales de venta de artesanías y recuerdos, que tienen previsto mantenerse abiertos durante el feriado”, manifestó Tania Sarmiento, representante del Ministerio de Turismo.
El alcalde de la ciudad, Pedro Palacios, dijo que durante todo el feriado los mercados tendrán festivales de comida típica y tradicional y habrá un aforo limitado. Estarán disponibles 335 locales, entre hoteles, hostales y de servicios turísticos.
En el parque recreacional El Cajas, en cambio, las 15 hosterías y cabañas ya habían sido reservadas en su totalidad desde el viernes por la noche.
En Imbabura
El viaje arrancó en el casco comercial de la ciudad de Cotacachi. Luego siguió hacia tres haciendas de esa localidad ubicada en la provincia de Imbabura, donde varias personas tuvieron la oportunidad de conocer los emprendimientos comunitarios.
Así se vivió el primer día del feriado de difuntos en esa zona, donde, pese al temor de nuevos contagios de COVID-19, los turistas llegaron hasta ese rincón para ayudar a dinamizar la economía local, que está afectada.
Cumandá Vallejo, directora de Gestión Ambiental del Municipio de Cotacachi, dijo que la convocatoria que se hizo a través de las redes sociales y también en la radio con el tema ‘El camino del turismo andino’ tuvo la acogida esperada. Cinco operadoras turísticas (tres de Quito y dos de Imbabura) trasladaron a los visitantes.
En la comuna La Calera, por ejemplo, la gente pudo observar la elaboración de quesos y miel de abeja. Además hay criaderos de tilapias y truchas y huertos orgánicos donde se le enseña a los turistas el proceso de cultivo y cosecha
En Tunguragua
Recorridos por los senderos y deportes extremos son algunas de las actividades más escogidas en Tungurahua por los visitantes, que en su mayoría han llegado desde la región Costa.
En Baños de Agua Santa, uno de los cantones más turísticos de la provincia, se registraba un 40 % de reservas en pasajes y en hoteles hasta la noche del viernes.
Cristhian Varela, del departamento de Turismo del Municipio de Baños, dijo que se estima que habrá un aforo del 70 %, considerando que las personas aún tienen miedo de viajar por el incremento de contagios de COVID en los últimos días en varias zonas del país.
En el cantón tienen capacidad para ocho mil plazas de camas, pero el aforo se redujo en este tiempo de pandemia. “Se ha hecho mucha campaña para reactivar el turismo, pero el país aún requiere de liquidez. Se ha trabajado de manera muy ardua y fuerte en los protocolos, porque la ciudad vive del turismo y debemos dar confianza a los visitantes”, expresó el director.
Baños y Patate recibieron el sello Safe Travels de la WTTC (Consejo Mundial de Viajes y Turismo) de Londres, que los acreditó como destinos turísticos seguros.
Cevallos es otro destino al que se le apuesta en este feriado. Existen cuatro hoteles con capacidad para unas 200 personas. Mariela Vaca, del departamento de comunicación, dijo que se han habilitado huertos frutales para ofrecer recorridos en medio del campo. También esperan reactivar sectores artesanales, como el del calzado.
En Ambato se abrieron las quintas, que son casas patrimoniales, y el Parque de la Familia, para que los visitantes puedan realizar recorridos sin temor al contagio.
Ginger Goya estuvo entre los visitantes. Llegó el viernes 30 desde la urbanización La Joya de Daule, con otros cuatro integrantes de su familia. Querían respirar otro aire, así que decidieron recorrer la zona centro.
Goya practicó todos los deportes extremos que pudo y se lanzó del péndulo en el denominado columpio ‘La Bestia’, de 60 metros de largo y a 700 metros de profundidad, que está situado en la comunidad Santa Rosa, en Runtún, a 20 minutos de Baños de Agua Santa. Luego fue hasta la Casa del Árbol, al canopy y caminó casi 40 minutos hasta el Pailón del Diablo.
“Hay que disfrutar más de la naturaleza y hacer actividades que antes nos daban miedo. Esto nos ha enseñado que debemos vivir con intensidad, pero seguir cuidándonos”, mencionó la joven.
