La población trans, en un limbo laboral
En Argentina por ley tienen un cupo. En Ecuador las plazas son limitadas. Emprendimientos como el de PachaQueer son clausurados
CoCa & MoTa se conocen de toda la vida. Son hermanas de crianza, pero parecerían siamesas. Son “terroristas del género”, “monstras de la política”, “furiatrans”. Son el rostro visible de lo más transgresor del transgénero femenino.
Lasso reitera, en el Día del Orgullo, su compromiso de erradicar la discriminación hacia la comunidad LGBTIQ+
Leer másEn 2013 fundaron el colectivo PachaQueer, un espacio libre de cultura y política. Iniciaron con fiestas clandestinas queer, trabajaron performances, llegaron al activismo y, recientemente, emprendieron como cocineras: “Nos transformamos a cada rato, cada acto es un performance para irrumpir”, señala CoCa. “Hasta cuando eres salchipapera no dejas lo performático y político”, remata MoTa.
Pero su último emprendimiento fue clausurado y esperan que la causa se archive para evitar una multa de hasta 4.000 dólares. Miembros de la Agencia Metropolitana de Control y de la Intendencia de Policía, en Quito, cerraron La Guarida Frita, su local de comidas, aduciendo que se trataba de un bar. Junto al documento de cierre, en su puerta está pintada una frase de odio. Aseguran que contaban con los permisos de funcionamiento y cumplían los protocolos.
Su caso evidencia las problemáticas que vive la comunidad trans. Por un lado, la violencia y, por otra parte, el que tengan que emprender, porque las plazas laborales aún crean resistencias frente a su identidad.
Desde varios sectores buscan que por ley se aseguren plazas de trabajo para la población trans, al igual que en Argentina, donde el 7 de julio de 2021 se promulgó la Ley de cupo laboral para las personas travestis, transexuales y transgénero.
Un propósito que desde la sociedad civil ecuatoriana viene gestándose desde años atrás, como la propuesta de la Asociación Silueta X, que en septiembre de 2018 presentó el proyecto de ley ‘Inclusión al trabajo por orientación sexual con énfasis en identidad de género’.
La promulgación de una ley de cupo laboral en Ecuador resulta una deuda frente a esta comunidad, a la que también se le adeuda una investigación estadística que devele su condición. En los censos poblacionales ha sido excluida y no registra un estudio estadístico. En 2013, el INEC realizó el Estudio de Caso: Investigación sobre las condiciones de vida de la población LGBTI en Ecuador, donde expuso que el 8% de ecuatorianos pertenecientes a este grupo cuentan con seguro social.
Antes de convertirse en asambleísta alterna y ser asesora del Ministerio de Salud, la activista y consultora Diane Marie Rodríguez Zambrano vivió un viacrucis como cajera. “Vivía una doble vida. Tenía que ser un hombre en mi trabajo y después ser mi verdadera yo”. La despidieron de varios bancos, de una automotora y de un hotel.
Diane es psicóloga. Pese a su trayectoria, le resulta difícil ejercer su profesión. “Mis consultas son gratuitas y de apoyo. La gente desconfía por mi identidad”. Es egresada de la Flacso y parte de su tesis de titulación disgrega los mencionados datos del INEC. De los 2.805 participantes del estudio, el 31,1% pertenece a la población trans.
Ella ha participado activamente en la campaña de Silueta X para la promulgación de la ley de cupo laboral trans en Ecuador. Pese a las diferencias ideológicas, asegura que se sentaría con el Gobierno actual, del cual anhela presente también un proyecto de ley y llegar a acuerdos.
El pasado 28 de junio, en el Día del Orgullo LGBTIQ+, se oficializó la creación de la Secretaría de Diversidades, a cargo de Felipe Ochoa, adscrita a la Secretaría de DD.HH., dirigida por Bernarda Ordóñez. Ahí aseguraron que garantizarán ambientes libres de discriminación laboral.
Bethania, la activista guayaquileña que concientiza con parodias en Instagram
Leer más“Trabajaremos en una sociedad sin violencia ni discriminación, capacitaciones en contra la discriminación sexual en espacios laborales con protocolos para la igualdad y no discriminación en instituciones públicas y privadas, trabajo sin discriminación de género y atención en materia de salud a la población LGBTIQ+”, manifestó Ordóñez.
Daan Acosta es transmasculino. Maneja su barbería en Nobol. “Hoy me va bien, pero me costó mucho esfuerzo”. Dice que su apariencia masculina le cerró las puertas para estudiar y laborar. Buscó trabajo, pero su “identidad masculina me decían que la plaza ya estaba ocupada”.
Aprendió el oficio de estilista de su mamá y antes de tener su barbería fue explotado por un colega gay, quien le hacía trabajar por varias horas y, muchas veces, no sacaba ni para el almuerzo.
Daan quiere consolidar un instituto de enseñanza de peluquería y estética y brindar estudios a la comunidad trans; y sueña con una ley de cupo laboral, pero que incluya un programa de educación para que socialice el respeto.
Entre 2007 y 2010, Mariefranci Córdova trabajó en la organización Proyecto Transgénero. Ganaba menos del básico por medio tiempo y laboraba por más de ocho horas. Cuenta que mientras buscaba mejorar sus ingresos, enviaba su hoja de vida con foto masculina y era llamada. Cuando iba a la prueba final o a la entrevista, no pasaba esas etapas: “Lo obvio es que por mi estética femenina no me contrataban, pero es difícil demostrarlo”.
Hoy es funcionaria del Senescyt y espera que en algún momento se promulgue una ley como la argentina, aunque “el cupo trans es una etapa segunda, pues primero se debe lograr que las personas trans accedan a una formación académica”. “No se trata de dar un cupo por darlo. Que sirvan el café o laven un baño. Se trata de que las personas trans puedan competir dentro de la competencia del mercado laboral actual”.
Trabajaremos en una sociedad sin violencia ni discriminación, capacitaciones en contra la discriminación sexual en espacios laborales con protocolos para la igualdad.
Un refugio y a la vez un punto de resistencia
La orientación del amor
Leer másLa CasaMonstra es la guarida de CoCa & MoTa. CoCa lleva sombrero, extensiones moradas de cabello, falda jean, mallas rotas, botas militares, cadenas de todos los tamaños, una barba abundante y una ceja pintada al estilo de La Roca. MoTa tiene un look punk, con su cabello naranja y rapado a los lados y una barba tipo diablo. Lleva una licra, una blusa sexi y unas botas blancas. Desde ese lugar continúan con su lucha por la visibilización e inserción laboral y organizan las TransAsambleas. Promovieron la Primera Marcha Nacional Trans en noviembre 2020 y van por la segunda en ese mes debido al Día Internacional de la Memoria Transexual y el Día de la Despenalización de la Homosexualidad en Ecuador (20 y 27 de noviembre, respectivamente). Su activismo no descansa para que se dé en Ecuador la Ley de cupo laboral para personas trans. “Más que un sueño, debe ser una realidad el que una travesti o una transgénero pueda trabajar sin importar su identidad”, concluye MoTa.