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El 9 de febrero de 2025 será el sufragio para las elecciones presidenciales.Archivo

Alianzas electorales, mecanismo mal utilizado por las organizaciones políticas

El Código de la Democracia faculta a las organizaciones políticas realizar alianzas.

El proceso de las elecciones generales 2025 inició el 9 de febrero y ya existen tres figuras que han anunciado su eventual candidatura presidencial para los próximos comicios.

Se trata del periodista Carlos Rabascall, por el movimiento político Centro Democrático. Jimmy Jairala, líder de esa organización política, dijo en el anuncio que con el comunicador existe una vieja relación de amistad y de política, pues fue su candidato a la Vicepresidencia de la República junto a Andrés Arauz, en 2020. Está el abogado Pedro Granja, por el Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), y también la jurista Elsa Guerra. Ambos aceptaron representar a esa tienda política como precandidatos, pero no son un binomio.

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El más reciente en anunciar su lanzamiento fue el abogado Bolívar Armijos,    expresidenciable del movimiento Amigo en las elecciones anticipadas. En los anuncios, Jairala habla de un llamado a un gran acuerdo nacional; el PSE, de conformar una plataforma de acción; y Armijos, de un frente político.

El actual presidente Daniel Noboa dejó conocer su intención de ir por la reelección durante su campaña electoral en 2023, cuando participó por la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), que agrupó a otras dos organizaciones registradas en el Consejo Nacional Electoral (CNE). El movimiento está en proceso de inscripción.

Mientras que en una convención, Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), fue propuesto por la dirigencia de la Costa de Pachakutik (PK). Apareció junto a Granja y habló de unificar un solo proyecto político que transforme el Ecuador. Estas figuras pasarán a ser precandidatos si resultan electos en los procesos de democracia interna. Las candidaturas se oficializan cuando el CNE apruebe sus inscripciones.

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El analista electoral Alfredo Espinosa observa que tanto las organizaciones como las figuras políticas quieren aprovechar los espacios que capitalizaron en el proceso electoral de 2023. Hay un número abultado de representantes del centro hacia la izquierda que, si se convierten en candidatos, pugnarán por los votos de los sectores populares.

Ante este contexto, la directora de la Corporación Participación Ciudadana, Ruth Hidalgo, cuestiona que anticipar precandidaturas sin ninguna manifestación política partidista sino solo porque han sido convocados por tal o cual partido no es lo mejor para el país. “Se necesitan personas comprometidas con un partido o movimiento político, al que deberían pertenecer y militar. Los partidos deben presentar cuadros con una militancia de al menos dos años. De lo contrario, lo que hacen es debilitar el ejercicio de la política”, expuso.

Las alianzas entre las organizaciones políticas deberían tener el objetivo de evitar la dispersión del voto, dice al recordar que en las últimas elecciones presidenciales hubo ocho binomios, que se traducen en 16 candidatos. El mecanismo tendría que unir a partidos de una misma tendencia, que acuerden un solo candidato de “calidad”, sugiere. Espinosa coincide con estos dos aspectos. Hay la “necesidad de achicar el espacio de la competencia electoral para que no haya dispersión de votantes”.

Sin embargo, resumen que hay otros elementos por los que las organizaciones hacen alianzas. Buscan evitar que los partidos débiles, de bajo impacto electoral, desaparezcan; y para recibir mayor porcentaje del fondo para la promoción electoral. El art. 202 del Código de la Democracia determina que en el caso de alianzas estas recibirán un 20% adicional al monto asignado para promoción electoral, por cada organización política participante del mecanismo.

Las alianzas “solo son electorales, no para gobernar, por tanto son cortoplacistas porque solo buscan el poder. El gran problema de la oposición es no llegar a establecer una candidatura de consenso”, según el analista. Calcula que Ecuador llegará al 2025 con cerca de ocho candidatos presidenciales. Por otro lado, Hidalgo resalta, con base en el Código de la Democracia, que el binomio paritario es una obligación. Pero dice que las organizaciones débiles difícilmente podrán proponer una figura mujer de su propia estructura política.

Para Espinosa, si se concretan los candidatos de la izquierda, estos disputarán la votación de los correístas. Hidalgo ve que “el correísmo todavía tiene un voto importante porque no en vano estuvo una década en el poder y tiene autoridades locales que hacen su trabajo político en territorio”. Por ejemplo, Marcela Aguiñaga es la prefecta del Guayas, Aquiles Álvarez es alcalde de Guayaquil y Pabel Muñoz, burgomaestre de Quito. Es probable que el correísmo tenga una presencia importante “a pesar de que ha estado bastante golpeado por los temas de corrupción en el caso Metástasis”, pero dependerá de cuánto permee esa información en las bases electorales, analiza.

"No podemos reducir al ejercicio de la política de Ecuador a un meme o un tiktok", cuestiona Ruth hidalgo, abogada y directora de CPC, al recordar la candidatura de Armijos en las elecciones anticipadas de 2023.

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