
El uso de celulares en clases, el debate de los pros y contras
Para unos, los celulares son distractores. Para otros, el sistema educativo no debería prohibirlos, sino enseñar cómo usarlos
A finales de enero de este año, la titular del Ministerio de Educación, María Alegría Crespo, manifestó que se restringiría el uso de celulares en las aulas de clases a partir de mayo. Sin embargo, el 31 de marzo, la funcionaria pública se retractó e indicó que se permitiría su uso solo para el alumnado de los niveles de bachillerato. A pesar de ello, ¿esta disposición fue acertada?
En 2014, esta cartera de Estado emitió el Acuerdo Ministerial 70-14, con las regulaciones para el uso de celulares en los colegios, con el objetivo de que cumplan un objetivo pedagógico. En esa normativa, la cartera de Estado estableció que el uso de este dispositivo sería exclusivamente para estudiantes de octavo, noveno y décimo año de educación general básica, y para el primer, segundo y tercer curso de bachillerato.
¿Qué opinan exautoridades de esta Secretaría de Estado?
Para Raúl Vallejo, escritor y exministro de Educación, la decisión que ha tomado el ministerio es acertada. No obstante, es necesario que se emita un acuerdo ministerial para que los docentes de todas las entidades educativas tengan conocimiento de las nuevas reglas. Comenta que hay estudios que sostienen que los dispositivos tecnológicos generan más problemas que beneficios para los alumnos. A su juicio, estos no deberían ser usados en los colegios, porque son un elemento distractor, pues con estos se puede acceder a las plataformas sociales.
Con él concuerda Rosalía Arteaga, abogada, activista social, exministra de Educación y expresidenta de la República. Ella considera que no es adecuado el uso del celular en el aula. Esto, porque desvía la atención de lo que sucede en su entorno y muchas veces sirve para acceder a temas inapropiados para las edades de los estudiantes.
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Raúl Vallejo
Vallejo cree que los alumnos deben aprender a consultar los libros físicos, a investigar, y eso no se lograría a través de internet, donde tienen acceso a plataformas que sintetizan los hechos ocurridos en alguna época. Para él, los adolescentes, al leer a varios historiadores, podrán conocer varias posturas y crear una opinión, la cual podrá ser debatida en el aula. “Deben aprender a investigar en los libros, donde tiene la ventaja de poder concentrarse”.
¿Por qué no debería restringirse el uso del celular en el aula de clases?
Sin embargo, Daniel Calderón, decano de la Facultad de Ecología Humana, Educación y Desarrollo de la Universidad Casa Grande y exministro de Educación, considera que esta prohibición no es la mejor medida educativa, ya que los docentes se estarían aislando de la posibilidad de educar sobre eso.
Agrega que aunque hay investigaciones que concluyen que el uso de redes sociales genera impactos en la salud mental y en el bienestar socioemocional de los jóvenes, hay que recordar que pantalla no es sinónimo de redes sociales, ya que los dispositivos móviles en las instituciones educativas son usados para fines específicos.
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Ana Belén Darquea
¿Qué se debería considerar antes de emitir el nuevo acuerdo ministerial?
Por otro lado, considera que esta disposición debería ser discutida entre el órgano rector y las comunidades educativas, es decir, estudiantes, docentes, padres y representantes administrativos. Esto, porque a pesar de que se restrinja en la escuela, no significa que en la casa no lo vayan a usar.
Para la psicóloga infantil Ana Belén Darquea, los colegios tienen también la oportunidad de preparar a los adolescentes para el futuro, para enseñarles cómo usar estos aparatos de manera responsable y a saber que deben prestar atención al profesor y no al celular, ya que luego esto se trasladará a cuando ellos deban trabajar.
Aun así, Vallejo sostiene que el libro sigue siendo la gran herramienta pedagógica de la docencia. Ahora, si se requiere recurrir a consultas externas para desarrollar un tema en clases y se debe consultar en internet, para eso están los laboratorios de computación, donde el acceso a sitios de información educativa es posible y está bloqueado el ingreso a redes sociales, evitando los distractores, situación que en un celular es casi imposible controlar.
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Rosalía Arteaga
Además, se pregunta si todos los estudiantes de los centros educativos públicos y privados poseen un celular con los datos suficientes para navegar, o si en todos los salones de clases hay conexión a wifi.
Pese a ello, la mediación pedagógica en el uso del celular es importante, asegura Calderón. Por eso opina que no se lo debe prohibir, pero tampoco se debe permitir su uso indiscriminado, sin control y sin mediación pedagógica. “Es algo que tiene que asumir la escuela en coordinación con las familias, para que en casa los adultos contribuyan en la formación”.
Ante esto, Darquea añade que lo mejor es que los colegios les den a los chicos los recursos para que sepan manejar bien un celular; y a los padres les den las herramientas para que se encarguen de controlar su utilización.
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