El debate presidencial en Ecuador, un formato que debe renovarse
Rigidez, el tipo de preguntas y la previa preparación del candidato habrían arruinado el formato. Cambios, sugieren expertos
Con los mejores trajes. Con sus barras afuera del edificio de medios públicos. Con el guion en sus mentes. Con toda esta puesta en escena, los presidenciables se suelen parar frente a las cámaras de televisión para debatir y sostener por qué deben ser los elegidos para cargar la banda presidencial. Pero, ¿este ejercicio debe cambiar o mantener su formato?
Diversificar el discurso es el reto de los presidenciables
Leer másPara los expertos en ciencias políticas, la dinámica que han tenido los debates debe reformarse. ¿Por qué? Porque en lugar de que haya sido un espacio donde se intercambien ideas o se produzca un careo entre los políticos, expresa el analista político Alfredo Espinosa, se convirtió en un escenario artificial, donde no se puede escudriñar a los candidatos, ya que lo que muestran son personajes construidos para este episodio del proceso electoral.
¿Cómo? Para Manuel Macías, director de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Guayaquil, expone que eso se da debido al formato del debate, donde se los observa “muy acartonados” y “deshumanizados”. Además, al momento de expresar sus ideas parecieran que están dando una lección de memoria, bien aprendida, lo que impide que el votante pueda evaluar y ver más allá del candidato, especifica.
Lo que ha hecho que se devalúe el debate, considera Espinosa, ya que se transformó en un conversatorio e interrogatorio cronometrado. Agrega que el espacio poco confrontativo y donde se luce el moderador, tampoco permite que se genere un voto informado. Por lo que cree que el próximo debate, que está fijado para el 19 de enero de 2025, sea libre, solo se determinen los temas a discutir y el moderador controle el ambiente.
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Leer más¿Qué se debiera corregir?
Pero para erradicar los vacíos, Santiago Basabe, director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política y docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sostiene que se debe cambiar la forma en cómo se formulan las preguntas a los presidenciables. Esto, porque a su juicio, las interrogantes abiertas o generales permiten que “los candidatos digan cualquier cosa”, por lo que recomienda que estas sean cerradas. Es decir, que, a través de estas preguntas, el político tome una opción: “¿Está de acuerdo con que el seguro social sea público o tenga inversión privada?”, de esta forma, señala, la gente puede dilucidar posturas.
Macías agrega que también se obligue a que las respuestas de los cuadros sean inmediatas y que haya mayor interacción entre ellos. Porque “la gente recuerda la anécdota y el relajillo”. Caso contrario, va a seguir pareciendo una rueda de prensa y no un debate, un escenario de “propuestitis” de diversos temas que “no ayudan en nada”.
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Leer más¿Debate vicepresidencial también?
Por otro lado, para Espinosa, el que adicional al debate presidencial exista un debate vicepresidencial permitiría al votante observar si el binomio está coordinado, tiene coherencia y si se encuentra involucrado. Sin embargo, a juicio de Macías, eso debería ser evaluado entre costo y beneficio, ya que “no sé si la gente esté interesada”.
Basabe sugiere, de darse paso a esta iniciativa, que sea en la segunda vuelta y no en la primera, ya que “es útil escuchar a los vicepresidenciales en la medida que influya en el voto”.
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