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El concilio entre la izquierda de Ecuador duró poco, algunas organizaciones tomaron distancia. Expertos ven que una Constituyente no es el camino.ARCHIVO

Elecciones 2025: el ego partidista atasca al Ecuador

El país discute los mismos problemas en diferentes momentos. ‘Refundar’ el país con una nueva Constitución no es la salida

Los años pasan, pero los problemas siguen. Al menos desde que Ecuador ingresó al nuevo siglo, la crisis política, económica, social y hasta de salud se ha mantenido a lo largo del tiempo, en diferentes momentos y con diferentes intensidades.

Ecuador ingresó al nuevo siglo no solo con un turbulento panorama político con la sucesión de varios presidentes de la República que no terminaban sus períodos, sino con una grave crisis social y económica cristalizada en el feriado bancario de 1999 que obligó a que millones de ecuatorianos migren.

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Luego, los primeros 24 años de este nuevo siglo para Ecuador no solo se ha caracterizado por diversos y millonarios casos de corrupción, sino por la acelerada descomposición de la institucionalidad del país, en especial la judicial, como ha desnudado los denominados casos Metástasis, Purga y Plaga.

A esos problemas hay que sumarle el golpe sanitario, social y económico que significó la pandemia de la COVID-19 para Ecuador y el mundo; provocando miles de muertes, desnudando las falencias del sistema de salud ecuatoriano y debilitando una economía que años después no termina de recuperarse.

Hay una falta de sentido país

Todas estas crisis que se repiten a lo largo de los años con diferentes matices, según Santiago Pérez, docente investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), tienen algo en común: la falta de sentido país que tienen las organizaciones políticas.

“La política ecuatoriana, como lo hemos visto en la región y el mundo, está pasando por momentos de incertidumbre, de crisis, donde realmente las fuerzas políticas no se ponen de acuerdo, no existen justamente estos procesos de transición hacia un fortalecimiento estricto del sistema democrático”, dice.

Uno de los principales factores que incide en que el país no supere viejas discusiones sobre los recurrentes problemas que necesitan una urgente solución son los intereses particulares y partidistas de los actores políticos con poder de presión y decisión, acota el catedrático.

Para Darwin Pereira, exasambleísta, esto es el resultado de una falta de cultura política: “No me refiero a formación partidista per sé, sino a una que permita a los ciudadanos tener un panorama más claro de la política para que nos permitan tener mayor conciencia de la realidad nacional”.

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Refundar el país no es la solución

Incluso, sostiene que las voces que en tiempos electorales han empezado a traer la idea de ‘refundar’ el país con una nueva constitución se equivocan si creen que con otra carta política se sanarían los profundos problemas que tiene el Ecuador: “Aunque cambiemos otras 20 veces la constitución, en la práctica volveremos a caer en el mismo ciclo repetitivo”.

Según Pereira, una constitución por sí sola no genera  valores culturales, sociales y morales que permitan un cambio social y político, sino la conciencia y voluntad de los actores políticos de la necesidad de que, en conjunto y sin intereses partidistas, se busquen los mejores perfiles que solucionen los problemas más graves del país.

“De no ser así, estaremos envueltos en los mismos problemas de siempre, con ciudadanos defendiendo endeblemente tesis caudillistas y aplaudiendo con toda el alma y caudillos de elección en elección”, sostiene el exlegislador orense.

Pérez ubica el ejemplo del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), que en teoría buscaba despolitizar la designación de autoridades e integrar a la ciudadanía en las decisiones del poder público, pero que terminó siendo un minicongresillo con las viejas prácticas.

“Estamos hablando de estos experimentos raros que hemos hecho, que se han desarrollado en el país en momentos de transición política y que vemos que realmente en este momento no han sido la mejor opción o no han sido el mejor camino a tomar”, señala el catedrático.

Al igual que Pereira, sostiene que el camino de una nueva constituyente sería lesivo para el país, tomando en cuenta que los actores políticos y sus partidos no han podido generar consensos en el último siglo, ubicando al país en un serio peligro de repetir otra crisis social, económica y política.

Una constituyente es un tema extremo, es refundar nuevamente y reformular el contrato social originario del Estado”, señala y hace hincapié en que, al igual que se critica la creada en Montecristi por el correísmo, una nueva carta política podría crear el escenario perfecto para que, aprovechando la polarización, beneficie a ciertos actores políticos.

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El camino que resta, según continúa Pérez, es el ya abordado en diferentes consultas populares: la reforma. Sostiene que es la vía más sana actualmente para intentar cambiar aspectos específicos que estén lesionando a la institucionalidad del país. Sin embargo, hace una advertencia: “Ahí viene el tema de la gobernabilidad, donde los pactos y espacios de diálogo entre partidos son necesarios”.

El concilio de la izquierda como ejemplo

En su intento de querer sumar fuerzas para derrotar a la derecha en las elecciones presidenciales de 2025, los partidos políticos del centro hacia la izquierda acordaron reunirse para compaginar planes de gobierno e incluso armar el binomio presidencial que los represente.

A la reunión, que se terminó realizando el 31 de julio de 2024, asistieron la mayoría de fuerzas políticas denominadas de izquierda, con la excepción del partido Izquierda Democrática, para conversar sobre sus objetivos comunes para el 2025.

Aunque algunos partidos se tiraron dardos, ya que la presencia del correísmo generó controversia para algunos, las organizaciones políticas de izquierda acordaron en conformar dos mesas de trabajo para analizar los planes de gobierno y los posibles binomios presidenciales.

Sin embargo, la unidad duró poco. A pesar de tener el interés común de vencer a la derecha, al día siguiente de la reunión empezó el distanciamiento: Unidad Popular ratificó su intención de buscar un consenso sin el correísmo, a quien responsabiliza de la debacle del país.

48 horas después, Leonidas Iza, presidente de la Conaie y precandidato presidencial del movimiento Pachakutik, salió en televisión nacional a distanciarse de la posibilidad de conformar binomio, pero sí a llegar a un consenso en los planteamientos.

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El más reciente en pronunciarse fue Pedro Granja, precandidato presidencial del Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), ratificó el llamado a la unidad, pero solo se refirió a Iza y Jorge Escala, precandidato de Unidad Popular; descartando al movimiento Revolución Ciudadana.

Problemas que enfrenta Ecuador

La crisis de seguridad, el debilitamiento de la economía, el sistema de salud y el sistema de partidos han sido problemas que han sido regularmente discutidos en el país.

20 Constituciones ha tenido el Ecuador desde 1830. La última es la de Montecristi, en 2008.

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