Las movilizaciones logran su fin dependiendo del interés de fondo

“No esté jugando con fuego”, advirtió Gary Espinoza, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), al mandatario Daniel Noboa, el jueves, tras rechazar la eliminación de los subsidios a los combustibles extra y ecopaís, cuyos nuevos precios rigen desde el viernes 28 de junio.

La Fenocin se reunirá hoy con el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) para coordinar la movilización del próximo jueves 4 de julio, que será de carácter nacional.

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Andrés Quishpe, presidente de la Unión Nacional de Educadores, justificó que la medida en las calles es para mostrar oposición a la política de un Gobierno “demagogo que comienza a caer en líneas de autoritarismo porque tiene compromisos con el Fondo Monetario Internacional”. 

Considera que Noboa buscará complacer al organismo internacional, del que ha recibido un crédito, a costa de sacrificar el sector social, no es solo el tema de los combustibles. Por eso “hay la necesidad de mantener las movilizaciones”.

Agustín Cachipuendo, dirigente de Fortalecimiento Organizativo de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), defendió el derecho a la protesta estipulado en la Constitución. Cuando el Gobierno afecta al pueblo, siempre será necesario una movilización para que escuche y entienda. Encasilló a la actual administración como neoliberal, “que solo responde a intereses personales, de los banqueros y empresarios, mientras al pueblo clava impuestos hasta más no poder”.

¿Posicionar a ciertos líderes?

Fabricio Betancourt, analista político, resumió que la subida de los precios de los combustibles históricamente provocan acciones en las calles porque regularmente sube el costo de la canasta básica. Pero observó que las movilizaciones no solo tienen una actitud de reclamo, sino que son una forma de posicionar a ciertos líderes que buscan protagonismo político. “Más aún cuando estamos cerca a que se elijan cuadros para la presidencia (de la República) en la interna de los partidos políticos”, sostuvo.

Con el llamado a movilizarse, dijo, las organizaciones sociales buscan medir su capacidad de convocatoria: “Es una mezcla de lo social, por la afectación en el bolsillo de los ecuatorianos; lo político, para posicionar a líderes; y una medida de presión al Gobierno”. 

Esta presión será importante, pero no desestabilizará al Gobierno, este aislará a quienes protesten bajo el discurso de que no representan a todos y buscan un “figureteo político”, proyectó.

Para el analista político Francis Romero, los paros, aparentemente, tienen el fin de generar mejores condiciones para el pueblo. Pero, “la agenda política de cada partido y en este caso de cada organización (social) es la que está primando” bajo esa bandera de lo social, lamentó.

Los llamados a movilizaciones continúan, ahora buscan generar caos y crisis política porque lo que está sobre el debate es el próximo proceso electoral. “A quienes tienen aspiraciones políticas les conviene el fracaso del Gobierno”, acotó. 

Estimó que la próxima movilización no logrará revertir la decisión gubernamental, pero podría afectar a la frágil economía de los ecuatorianos, que no se ha podido recomponer del todo tras el paro de 2019, la pandemia y el paro de 2022. Las pérdidas para la economía nacional fueron de 821 millones de dólares en 2019 y de 1.115 millones en 2022, según el Banco Central.

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