ciudadanía
Diálogo. Las conversaciones sobre lo político no debiera permear la esfera privada; especialistas recomiendan que las personas acepten los puntos de vista del otro a pesar de que no concuerden.Flor Layedra Torres

La polarización política en Ecuador ha calado en las relaciones interpersonales

Las discusiones sobre lo político generan fricciones en las relaciones. Especialistas recomiendan salvaguardar este entorno

La opinión pública ecuatoriana se encuentra polarizada políticamente, pero esto no ha surgido a partir de los actuales comicios presidenciales, sino que viene calando la esfera pública hace algunos años atrás, han considerado varios expertos. Sin embargo, este fenómeno está permeando en los espacios privados, es decir, a la vida personal.

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Fátima Sánchez aún no sabe por quién votar; ella todavía está indecisa si votar, en esta segunda vuelta electoral, por la presidenciable del correísmo, Luisa González, o anular su voto. Comenta que con su pareja ha conversado al respecto porque él apoya al candidato-presidente Daniel Noboa desde la primera vuelta; pero ella no se siente identificada con él y la mayor parte de sus diálogos ahora han circulado en torno a ese tema; lo que le ha generado incomodidad.

Esto les ha conllevado a tener muchas discusiones como pareja, porque él quiere convencerla de que apoye a la figura que él dice, por lo que le envía publicaciones de varias plataformas sociales para “hacerle ver de por qué su opción no es buena”. Sánchez expresa que ha optado por no discutir con su pareja sobre el tema porque eso les causa indiferencias innecesarias.

En casa de Lucía Pilco todos apoyan a Noboa; solo ella no. Para ella, compartir la mesa se ha vuelto un espacio de ataque porque creen que es correísta y afirma que no lo es. Cuenta que a veces prefiere retirarse a su habitación porque se siente mal que su familia no comprenda o respete su punto de vista y los motivos por los que ella no le daría su voto al actual gobernante. “Odio que me digan correísta, pero tampoco me gusta pelear con mis seres queridos”.

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Uno tiene que volver a los lazos que nos unen y encontrar los puntos en común para dar prioridad a la relación que a lo político.

Juan Carlos Valarezo

Politólogo y docente de la PUCE

¿A qué se debe estas dinámicas?

Pero ¿por qué la polarización política está causando fisuras entre las relaciones interpersonales? Esto se debe, primero, a la desafección política que ha ocurrido en los últimos tiempos, indica Hernán Reyes, sociólogo, especialista en estudios culturales latinoamericanos y catedrático de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Es decir, que a la gente ya no le gusta hablar de política y cuando surgen los procesos electorales, donde hay más tendencia a conversar sobre ello, la gente se molesta porque la discusión no gira alrededor de opciones, de programas, de candidatos.

Segundo, explica, a que la polarización privilegia elementos de carácter emocional y hasta pasional, y no elementos de carácter racional. Pero esto ha deteriorado los valores que deben regir las relaciones interpersonales, sostiene psicóloga clínica y organizacional Cecilia Palacio, al punto de dar un giro a lo que es la esencia saludable de las relaciones entre las personas, que debe de ser la comunicación, la empatía y todo lo que de ellos se deriva hasta llegar a los antivalores. Entonces, en vez del respeto se da el atropello en las relaciones.

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Si es que una familia ya ha tenido polarizaciones a nivel ideológico, creo que hay que aceptar de que el otro no va a cambiar de opinión.

David Aguirre

Psicoanalista y catedrático de la UCSG

Un ejemplo de ello, son las discusiones en las redes sociales, señala Palacio, porque estas son estériles, ya que nadie va a convencer a nadie y lo peor es que la gente lo sabe. Solo terminan agrediéndose. Juan Carlos Valarezo, experto en Ciencias Políticas y catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, indica que ante el ataque con una palabra hace que la persona se ponga en modo defensivo y entre más radicales son las posturas políticas habrá más sentido de supervivencia o de defensa.

Ante esto, ¿qué se debería hacer?

Valarezo sostiene que el hablar de política, así como tener opiniones diferentes están bien; pero el problema es no tener claro el por qué hablamos de estos temas, por lo que es importante saber por qué tenemos esa conversación: ¿es para convencer a la otra persona, es para defenderme, es para tener un sentido de querer tener la razón o para tener una crítica constructiva del tema? Pero si no es constructivo, recomienda que las personas cambien el tema, establecer límites y a su vez, elegir las batallas para no desgastar las relaciones.

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Hay que aceptar que el otro piensa y siente distinto a uno; eso no está mal. No hay que entrar en el síndrome del narcisismo.

Cecilia Palacio

Psicóloga clínica y organizacional

Es por esto por lo que las personas se deberían hacer esta pregunta: “¿hasta qué punto esto me está llevando a lugares donde estoy perdiendo otras relaciones más reales o valiosas, como por ejemplo la familia?”, subraya David Aguirre, psicoanalista y catedrático de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Añade que se debe tener claro que tampoco se puede masificar, generalizar o homogenizar una postura ni generar que la discusión se convierta en un mal momento.

Reyes también recomienda que las personas antes de discutir se informen a partir de fuentes fidedignas porque muchas veces se discute a partir de información falsa. Además, sugiere que las conversaciones sean con una mente abierta y con sentido de tolerancia.

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En una discusión donde impera la violencia se echa mano a discursos de odio; estos circulan en la sociedad, ahora.

Hernán Reyes

Sociólogo y docente de la UASB

¿Qué más se debería tener en cuenta al momento de discutir por un tema político?

También entender al otro, dice Palacio, ya que debemos tener en cuenta que somos seres sociales y no podríamos sobrevivir si no tenemos quien nos entienda. “Todos necesitamos de todos”, por lo que hay que tener como prioridad recuperar los nexos interpersonales, empezando por la familia.

Pero sobre todo hay que aprender a escuchar, sostiene Aguirre, porque a veces tenemos ideas preconcebidas de algún candidato. Asegura, que al tener una escucha activa hará que las conversaciones sean más valiosas y haya más respeto entre las personas.

AnalizarHay que identificar la escalada de la interacción, si esta es fluida, conflictiva, tensa, negociable o no negociable para seguir avanzando en la discusión sobre un tema.

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