Aquiles Álvarez
El alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, exigió al Ministerio de Finanzas la firma de la garantía soberana.Cortesía

La tesis de Aquiles Álvarez sobre la garantía soberana empieza a cobrar validez

Más allá de las diferencias partidistas, los gobiernos han entregado las garantías soberanas a los municipios

¿Qué es una garantía soberana? Es una garantía como cualquier otra, con la diferencia de que se llama soberana porque se otorga por parte del Estado central a los estados locales o gobiernos seccionales (municipios y prefecturas) para que puedan contratar préstamos ante organismos internacionales.

Funciona de la misma forma como se realiza un préstamo en cualquier banco. En este caso, el Estado ecuatoriano garantiza el pago por parte del municipio y se compromete a pagar el préstamo si el deudor principal no cumple.

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Por ejemplo, en 2015 el gobierno de Rafael Correa le entregó una garantía soberana al Municipio de Quito cuando el alcalde era Mauricio Rodas, para que contrate préstamos con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y Bandes por 441 millones de dólares para financiar el metro de la capital. Ya en el 2013 le había otorgado otra garantía soberana para que se endeude con 205 millones para la misma obra, en la Alcaldía de Augusto Barrera.

También en 2015 el gobierno de Correa le dio una garantía soberana al Municipio de Guayaquil, siendo alcalde Jaime Nebot, para adquirir un crédito por 205 millones de dólares del Banco Mundial y del Banco Europeo de inversiones, para financiar el alcantarillado sanitario del sur de la ciudad y la planta de tratamiento de aguas residuales Las Esclusas.

En 2018 el gobierno de Lenín Moreno también le dio su garantía soberana al municipio de Nebot para continuar el proyecto de aguas residuales, por 233 millones de dólares.

Garantías soberanas a pesar de ideologías

Esto demuestra que más allá de las diferencias partidistas o ideológicas, los gobiernos siempre han entregado garantías soberanas para que los municipios puedan obtener financiamiento internacional para realizar las obras que el gobierno no puede financiar. Nunca ha sucedido, al menos no se ha conocido, un solo caso en que el gobierno haya tenido que cancelar una deuda contraída por un municipio después de haberle otorgado la garantía soberana.

Dar una garantía soberana no significa que el gobierno va a pagar la obra, es tan solo un requisito más de los tantos que exigen las instituciones internacionales para entregar el préstamo. La deuda la pagamos los ciudadanos que recibiremos los beneficios de la obra.

¿Para qué exige Álvarez la garantía soberana?

En marzo de este año el Municipio de Guayaquil anunció que había concluido todos los trámites para recibir un crédito por 49 millones de dólares del Banco de Desarrollo de América Latina - CAF para llevar agua potable a 280.000 guayaquileños que viven en el sector denominado Monte Sinaí y que únicamente falta que el Ministerio de Finanzas le entregue la garantía soberana.

La obra es muy importante y necesarísima para que los habitantes de este populoso sector dejen de pagar el agua más cara del mundo, por la que los dueños de los tanqueros cobran hasta $ 3,50 por un tanque de 55 galones que se acaba en tres o cuatro días.

Se trata de la construcción del quinto acueducto, que tiene un costo de 96 millones de dólares, de los cuales el gobierno no debe aportar un solo dólar porque la obra será pagada con fondos municipales. Lo único que debe hacer el gobierno es entregar la garantía. ¿Por qué no lo hace?

Han pasado cuatro meses y el alcalde Guayaquil ya ha empezado a fastidiarse porque el préstamo podría caerse si el Estado no lo garantiza. El ministro de Finanzas, Juan Carlos Vega, no ha dado una respuesta completamente satisfactoria y la tesis de Aquiles Álvarez empieza a cobrar validez. “No entrega la garantía porque se acercan las elecciones y el gobierno no quiere que un alcalde de otro partido realice una obra importante para Guayaquil”.

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Debo asumir que la responsabilidad es exclusivamente de Vega y que no se trata de una decisión política del gobierno. Si es así, supongo que es porque se trata de un ministro con poca experiencia y esta sería la primera garantía soberana que debe otorgar, aunque si la comparamos con las entregadas por los gobiernos anteriores al mismo Municipio de Guayaquil o al Municipio de Quito, la cantidad es muy inferior y resultaría que esta impericia le puede salir cara al ministro por el resentimiento que va a causar en los guayaquileños y por las acciones que ya está tomando el alcalde de la ciudad.

Si se trata de una decisión de gobierno y el ministro solo recibe órdenes, el error sería mucho más grave porque muy probablemente se le revertirá en las próximas elecciones. El tema será utilizado durante la campaña electoral y tildarán al presidente candidato como enemigo de Guayaquil.

Lo correcto e inteligente, tanto en justicia como en política, sería que el gobierno entregue esa garantía soberana durante las próximas festividades julianas. Estaría cumpliendo su obligación con la ciudad, calmaría el reclamo del alcalde, se llevaría los aplausos de los guayaquileños y de yapa podría ganarse algunos votos adicionales en Monte Sinaí.

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