Los precios suben y el bolsillo no abastece
El costo de vida subió 2,89 % en abril, según las estadísticas Ciudadanos traducen estos porcentajes en necesidad
La economía familiar hace malabares para cubrir gastos. Lo que invertía en los cursos vacacionales de su hija, ahora es un rubro importante para costear las compras del supermercado, el expreso escolar y el combustible de su vehículo, cuenta Andrea Zapater, de 33 años, quien explica que pese a compartir gastos con su esposo, los ingresos que perciben no suplen las necesidades de su hogar, solo las más elementales, como comida, educación y movilización.
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Leer más“El dinero ya no rinde lo mismo porque la vida está cara. Antes compraba en el mercado 100 dólares en vegetales, aceite, proteínas y frutas. Esas compras me duraban dos semanas. Ahora, si pretendo comprar comida para una quincena, debo invertir 50 dólares más, porque si no, no rinde. A esto súmele el gasto extra de este año, porque tuvimos que comprar desde útiles escolares hasta uniformes”, explica Andrea.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, el Índice de Precios al Consumidor (IPC), indicador que mide el costo de la vida o la inflación en el país, se elevó y se ubicó en 2,89 % en abril pasado. Esto debido a que nueve de las doce divisiones de consumo que conforman la canasta del IPC subieron de precio. Transporte, alimentos y educación son los ítems que encabezan la lista.
Este porcentaje se traduce en pérdidas económicas para su negocio, dice Ramón de la Vera, propietario de un restaurante de comidas rápidas ubicado en el norte de Guayaquil.
“Si sube el precio de la materia prima, como el aceite vegetal y otros víveres, debo subir el costo de los platos que vendo para recuperar la inversión y obtener algo de ganancia. Eso se traduce, seguramente, en perder clientes”, reflexiona Ramón, quien agrega que para recuperar lo que invierte sin subir los precios, ha extendido el horario de atención de su negocio y ofrece más promociones.
Para la economista Tatiana Macías, catedrática de la Universidad San Francisco de Quito, el alza en los precios causa incertidumbre en la sociedad. “No saber qué pasará genera que la población se desespere, al ver que su sueldo ya no alcanza para cubrir gastos básicos como alimentación, educación y medicina”.
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Leer másMarisol Bonilla es parte de ese grupo. Explica que de los 450 dólares que tiene de presupuesto para suplir los gastos del mes, le gustaría invertir en una mejor educación para su nieta de cinco años, pero asegura que esto no es posible.
“Intentamos matricular a la niña en una escuelita particular, pero sacando cuentas no nos alcanzaba. Mi hijo mayor es quien mantiene la casa. Ojalá en un tiempito le suban el sueldo para poder cambiarla a una escuela más segura, porque en la que está no enseñan bien y está en un sector inseguro”, indica Marisol, quien vive en el sur de Guayaquil con sus dos hijos y su nieta.
Las personas que fueron consultadas por EXPRESO traducen la inflación en necesidad y frustración. “Antes se cocinaba un almuerzo familiar con cinco dólares, ahora se necesitan diez. ¿Cómo un país tan rico en agricultura puede pasar por esto?” cuestiona Marisol.