La promesa incumplida de Ecuador a los afganos
En agosto de 2021 el Gobierno ofreció 5.000 visas a ciudadanos del país asiático. En Quito, 120 personas tramitaron un pedido de asilo que no se ha concretado
Para Abdul Basir Momand y su familia, el anuncio que hizo el Gobierno de Ecuador el 23 de agosto de 2021, está regido por un reloj que corre muy lento, comparado con el que a ellos les marca la vida. Ese día el presidente Guillermo Lasso anunció que el país acogería a 5.000 ciudadanos afganos, tras el retorno de los talibanes al poder. “Lo leí en las noticias y me alegré”, dice Basir, quien llegó hace cinco años a Quito, huyendo del peligro que lo expuso el haber trabajado en el servicio de seguridad destinado para las delegaciones diplomáticas estadounidenses y de organizaciones internacionales en su país, Afganistán.
Él es uno de los contados afganos residentes en Quito que reaccionó al anuncio presidencial con un pedido formal de visa de refugiado para su familia, que quedó en Afganistán, mientras él huía desesperado ante el temor de ser ajusticiado por las fuerzas rebeldes talibanes, que en esos días atacaban de manera irregular en su llamada ofensiva de primavera, más conocida como Operación Mansuri.
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Leer más“Hasta ahora hay respuesta (del Gobierno ecuatoriano) y mi familia ya no pudo seguir en Afganistán luego que los talibanes volvieron al poder el año pasado. Ahora están en Pakistán, con hambre, sin suela (zapatos). Viviendo una semana en una casa, para irse a pedir posada en otra, la siguiente semana”, agrega este afgano de 43 años, quien el pasado 25 de abril emprendió un viaje de dos días para encontrarse con su familia. “No podía dejarlos solos. Trato de resolver su estadía acá, en lo que pueda, mientras el Gobierno de Ecuador entrega visas”, le comenta a EXPRESO Basir del otro lado del teléfono, mientras se reúne con su familia en la casa de un conocido en la ciudad pakistaní de Peshawar, a casi 30 kilómetros de la frontera con Afganistán.
Pero no hay respuesta. Ni para la familia de Basir, ni para las de los otros tantos afganos residentes en Quito que han aplicado al programa de Visas Violetas, que Ecuador expidió el 22 de octubre de 2021, dirigido a mujeres con sus familias que hayan salido de Afganistán a partir del 1 de agosto de 2021.
Mujeebullah Mohammad Zahir es otro de ellos. En su caso, busca que cinco miembros de su familia -papá, mamá y hermanas- sean acogidos por el país en calidad de refugiados. El grupo acaba de arribar a Islamabad (capital de Pakistán). Dejaron atrás la ciudad donde nacieron -Kabul-, en la que se prohibió a las adolescentes asistir a las escuelas, con una segregación por sexos en lugares públicos y en la que vetaron a las mujeres a que viajen sin acompañante masculino en trayectos largos. A inicio de este mes, los talibanes decretaron el uso obligatorio del burka en lugares públicos para todas las mujeres y niñas y anunciaron que se despedirá a todas las mujeres que trabajen con la Administración y no usen la prenda. “Mi papá trabajó en la embajada de India en Afganistán y también en el Gobierno anterior, por eso están en peligro. Hoy pasan una situación crítica en Islamabad. Estoy triste por todo”.
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Leer másHasibullah Habib aspira a que 10 miembros de su familia -esposas de dos de sus hermanos, tíos y primos- se les conceda la visa violeta. “Llegué a Ecuador en 2016, con mis padres y hermanos. Él era presidente del Banco Central de Afganistán, en un gobierno no talibán. Por eso nos vimos obligados a dejar el país, ya no era seguro para ninguno de nosotros”, asegura este graduado en Ciencias Políticas, de 28 años, y quien lidera la Comunidad Afgana en Ecuador, integrada por 120 personas que esperan que el Gobierno cumpla su promesa. Aspiran a que el reloj que marca la ruta de este ofrecimiento se acople con el que determina la suerte de 160 de sus familiares en riesgo del otro lado del mundo.
"PODEMOS PAGAR COSTOS DE TRASLADO"
Algo que dejó en claro el Gobierno de Ecuador, cuando en agosto de 2021 hizo público su anuncio, es que el visado sería de manera temporal y que no correría con los gastos. Es ante esto que la comunidad de afganos residentes en el país, ha informado que ellos están dispuestos a asumir los costos del traslado y de estadía de sus familiares.
“Nos hemos organizado para poder hacerle frente a esos egresos”, dice Hasibullah Habib, quien preside este colectivo, que reúne migrantes residentes en Quito, una gran parte de ellos con el documento de refugiado.
Desde el 17 de marzo pasado se planteó el primero de dos pedidos de visado. Aunque han tenido varias reuniones con funcionarios de la Cancillería, no han logrado un resultado positivo. “Ni una sola visa hemos logrado”, dice Habib.