Crisis en Venezuela: La protesta ciudadana se perfila como una opción

En las calles se siente el malestar, con imágenes de ciudadanos derribando estatuas del expresidente Hugo Chávez. Manena Ron, venezolana-ecuatoriana, de 64 años, admite tener sentimientos encontrados. Desde Quito se muestra orgullosa, pero también temorosa al ver fotos de sus hijas y nieta. La niña, de 10 años, aparece frente al tricolor que dibujó y a la frase: Venezuela libre, resistencia nacional.

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“Los venezolanos no queremos que se derrame más sangre. Estos procesos de protesta violenta se han repetido durante 25 años, recuerdo las de 2014 y 2017. Antes y ahora muere nuestra gente en las calles”, dice Jefferson Díaz, periodista nacido en Caracas, su abuela es cuencana y su madre quiteña lleva 43 años allá.

Díaz, también reside en Quito junto a su esposa e hijos. Con sus ojos y su corazón allá en Venezuela dice que lo que pasa en su país es multifactorial. Identifica tres protagonistas: el régimen de Nicolás Maduro, la oposición con María Corina Machado a la cabeza y la sociedad civil. Las protestas del lunes -reflexiona- fueron espontáneas.

“Esta semana es crucial, pero hay que estar atentos los próximos 15 días. Debemos seguir las acciones del régimen y de la oposición. El primero ya ordenó a sus seguidores salir a las calles y eso puede agregar gasolina al fuego, con más confrontación en las calles; Machado pidió reunirse en asambleas”.

Para Lauren Caballero, internacionalista venezolano, la protesta ciudadana del primer día se ha dado de forma espontánea, sin dirección política alguna y sin la claridad de un centro de mando unificado en torno a lo que se debe hacer”.

Sin embargo, Caballero quiere observar qué ocurrirá tras el llamado de la dirigencia opositora, que pidió que se lleven a cabo concentraciones pacíficas para reivindicar el triunfo electoral. “Estas manifestaciones no han sido las más numerosas. En el pasado, la oposición logró convocar a cientos de miles de personas a manifestaciones masivas, que fueron reprimidas”.

Caballero sostiene que el problema es que: “en Venezuela, el gobierno se funde en una especie de amalgama partido/estado/milicia. No hay una línea clara que ponga límites”. Consultado en torno a si la protesta social es la salida, respondió que la única posibilidad de cambiar el gobierno es mediante una demostración de fuerza abrumadora, que obligue a la casta gobernante a tomar la decisión de salir por la puerta delantera o por la ventana. Para él todo se decidirá en un tablero eminentemente político.

La población venezolana está dividida por la política

La socióloga y profesora de la PUCE, Natalia Sierra, pide tomar en cuenta que la población venezolana está partida. “La polarización es fuerte y está atravesada por una casi imposibilidad de diálogo y negociación. La utopía es que el pueblo se siente en una mesa para reconstituir el pacto social y que las cabezas visibles de los dos lados deleguen, no estén ahí”.

Además, Sierra considera que la comunidad internacional debería evitar reproducir lo que pasa en Venezuela, al ponerse de un lado. Ahora se requiere dar paso a un gran diálogo del pueblo venezolano, dice.

Aunque, la socióloga Natalia Sierra señala que en Venezuela existe también una disputa geopolítica. Se trata -comenta- de una gran confrontación entre el eje noratlántico, liderado por Estados Unidos, y lo que se conoce como el eje euroasiático, encabezado por China. “Lo que ocurra en Venezuela va a colaborar para definir la nueva organización a nivel global, presente en el genocidio israelita y en la invasión rusa a Ucrania”.

La protesta social como único camino en el caso de Venezuela

Manena Ron, la madre y abuela, con sus hijas y nieta en Venezuela, admite que la protesta social es la forma en la que se puede evidenciar el rechazo al resultado de las elecciones. Pero, “sentimos miedo quienes tenemos a nuestra gente expuesta allá. Sé que la protesta es el camino, pero va a llevarse a muchos por delante”.

Por eso, Ron está pendiente de su chat familiar. Les pidió a sus hijas no salir a las calles. No sabe si ellas y su padre la escuchen. En el 2014, ella recuerda las protestas que duraron varios meses. En su ciudad, Valencia, una reina de belleza murió. Sus hijas permanecieron en una vivienda, refugiadas.

Díaz le ha llamado la atención la participación de sectores populares, que eran chavistas y votaban mayoritariamente por Maduro. “Es un hito histórico que hayan salido a protestar, desde Petare, en Caracas, la favela más grande en América. Quieren un viraje”.

Sierra subraya que Maduro está desgastado, con siete millones de venezolanos fuera de su país, anticipa que habrá más reacciones de descontento. 

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