ECU-911
Carlos Proaño, técnico del COE, muestra el monitoreo a la quebrada El Tejado, en La Comuna.Karina Defas/ EXPRESO

Quito activa al COE y a la comunidad por el invierno

El pronóstico del Inamhi indica que en marzo y en abril se intensificarán las lluvias

Cuando se terminó la temporada seca, en La Comuna, ubicada en las faldas del Pichincha, en el norte de Quito, también se fueron la calma y la posibilidad de descansar toda la noche. Desde hace días el insomnio volvió a la zona, de la mano de las lluvias intensas.

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¿Qué pasa en La Comuna de Quito?

Gabriela Sigcha, de 55 años, es de la quinta generación en habitar este sector. Como presidenta de La Comuna de Santa Clara de San Millán, cuenta que en las noches y madrugadas su teléfono celular ya no deja de sonar. Decenas de mensajes de WhatsApp de sus vecinos llegan, más que nada cuando no para de llover.

“¿Cómo estará la quebrada de El Tejado, vecina?”, le consultan, aunque todos reciben los informes enviados desde el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) Metropolitano, a través de un chat que la dirigente creó el 5 de noviembre pasado.

“Es un cúmulo de emociones lo que siento al leerlos. Dando gracias a Dios, yo no he sido afectada directamente por los aluviones, pero muchos de mis vecinos sí. Por eso, las lluvias les generan incertidumbre”.

El riesgo identificado

Carolina Andrade, secretaria de Seguridad y Gobernabilidad de Quito, confirma que el peligro es latente y no se puede eliminar al 100 % en zonas como La Comuna. Sin embargo, a través de acciones han buscado gestionarlo, con obras de mitigación, así como la limpieza de quebradas y con el apoyo de la tecnología. Para eso trabajan en coordinación con las empresas de Agua Potable y Alcantarillado, Obras Públicas y Gestión Integral de Residuos Sólidos.

Según la Dirección de Gestión de Riesgos, en el distrito hay 321 de un total de 1.300 barrios regularizados, ubicados en 34 parroquias, susceptibles a inundaciones y movimientos en masa. El mapeo muestra que existen 31 áreas con riesgo de inundaciones, 251 propensas a los movimientos en masa y 39 expuestas a ambas.

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El pronóstico del Inamhi

El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) presentó el 7 de febrero al COE Metropolitano el escenario para los próximos tres meses, que actualiza cada mes. Y a diario entrega un pronóstico específico para Quito, lo que les permite establecer lo que podría ocurrir en cada administración zonal, en las siguientes seis horas.

Hasta el momento, según el pronóstico del Inamhi, se sabe que las lluvias serán más fuertes a inicios o mediados de marzo y durante todo abril.

En este mes, el COE ya activó el plan de eventos climáticos. De diciembre de 2023 a enero de 2024 y de diciembre de 2024 a enero de 2025 hubo un incremento del 89 % en las lluvias en el DMQ. En el primer período se registró un promedio de 19 milímetros de precipitaciones; y en el segundo, de 36 mm. Sin embargo, el ECU-911 registró la mitad de eventos atendidos: se pasó de 101 a 54

En ese sentido, la secretaria Andrade sostiene que la reducción tiene que ver con la capacidad de respuesta, las acciones emprendidas y la coordinación con las administraciones zonales, para evitar que las emergencias sean tan duras, como en otras ocasiones de años anteriores.

La opinión de un especialista

La población de La Comuna ha vivido dos aluviones en menos de cinco años. Requiere atención en su salud mental, para reducir la ansiedad y el estrés. Así como información.

René Abarca

Especialista UTE

René Abarca, experto en emergencias de la Universidad UTE, señala que los planes de respuesta ante eventos climáticos funcionan siempre que se articulen con la comunidad que vive en la zona de riesgo. Le parece importante mantener a todos alertas a través de un chat con organismos municipales. También contar con sirenas y con vigías de quebradas, además de hacer sobrevuelos con drones. Pero insiste en que el habitante debe estar entrenado, contar con su mochila de emergencia y saber cómo y a dónde evacuar.

Gabriela Sigcha recuerda que La Comuna ya ha perdido a 31 de sus residentes, como consecuencia de los aluviones del 31 de enero del 2022 y del 2 de abril del 2024. 

Por eso, cada 45 días todos se reúnen, pues saben que viven en una zona de riesgo. Han participado en capacitaciones y simulacros. Conocen que hay un plan para construir una piscina de captación, en la zona del Teleférico. Pero les explicaron que era más importante contar con una obra de mitigación en la parte alta de la quebrada, donde se hizo una remoción de tierra de 8 mil a 10 mil metros cúbicos. “Si Dios no quiera se nos bajara la montaña otra vez, el agua, lodo y las piedras se quedarían retenidos y el impacto sería mínimo”.

El monitoreo

Andrade precisa que se instalaron tres cámaras de videovigilancia alrededor de la quebrada El Tejado, para tener un monitoreo al instante desde el COE. Están colocando unos sensores en la parte baja, para medir el nivel del aumento del caudal. Eso les permite monitorear y proporcionar información a los pobladores, para que estén “más conscientes y preparados”.

Los dispositivos electrónicos y sobrevuelos con drones son parte del plan de acción que se desarrolla también en otros puntos de la ciudad, como Caupicho, en el sur, donde hubo inundaciones en octubre.

“Vamos alimentándonos de proyecciones del Inamhi y de otras fuentes técnicas, gracias al sobrevuelo de drones. Además, revisamos el histórico de precipitaciones o movimientos en masa para tomar decisiones, por ejemplo un cierre vial, para evitar poner en riesgo a más personas”, menciona.

La vulnerabilidad en las zonales

La Dirección de Gestión de Riesgos brindó información a las administraciones zonales sobre las situaciones que podrían afectar a sus barrios: movimientos de masa (desplazamiento de materiales desde una ladera), inundaciones y otros tipos de emergencias. Para ello se analizó la vulnerabilidad física de las viviendas, el asentamiento en zonas sensibles, la vulnerabilidad socioeconómica, la degradación socioambiental y temas climáticos.

Así mismo, se categorizó a las zonas, detalla Andrade, según la exposición al riesgo de lluvias, por ejemplo intensas de larga o corta duración.

¿Les están tomando el pulso a los riesgos en todas las zonas de la ciudad? ¿Han reforzado el equipo de monitoreo por la temporada lluviosa? La secretaria Andrade respondió que están pendientes de las emergencias 24/7, todo el año.

La gestión frente a la época lluviosa es más evidente, desde diciembre hasta abril, pero desde mayo hasta septiembre se concentran en los incendios forestales. “Por eso hemos invertido en tecnología, para basados en los análisis de videos levantar alertas y no confiar solo en la capacidad humana. Apenas hay un reporte, se despacha al equipo de Bomberos, AMT, entrega de ayuda humanitaria, etc.”.

La funcionaria especifica que Quito enfrenta diferentes tipos de riesgos: sismos, inundaciones e incendios. Por eso, varias instituciones municipales trabajan en limpieza de cunetas, cruces viales, desalojo de escombros, gestión de lixiviados en El Inga, obras de mitigación para la primera intervención del río Machángara (como dispuso la sentencia de la Corte Constitucional), así como en el desarrollo de alertas tempranas.

La Secretaría de Ambiente coordina la intervención en 119 puntos de 80 quebradas. Se trata de acciones de limpieza, restauración ecológica, entre otras, según la Ordenanza Verde Azul.

La dirigente Sigcha sube, por lo menos, una vez cada semana hasta El Tejado. “Con técnicos de la Epmaps observo que no haya agua represada. El domingo llovió todo el día y los vecinos me escribieron para pedirme que por favor, vaya a ver cómo está. Todos tenemos miedo”, admite.

Se invierten $ 34,6 millones para obras en este año y el siguiente, para construir diques, reubicar estaciones de bombeo, ampliar estructuras de captación, etc.Carolina Andrade, secretaria de Seguridad

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