Quito: o más paranoia o se arma un plan de defensa
La tesis de atentado no puede descartarse La capital no puede darse el lujo de no tener una estrategia antiincendios
La crispación política en el Ecuador ha llegado a un punto tan álgido que cada vez que ocurre una tragedia, inmediatamente se instala el relato del atentado. La idea de que tal o cual tragedia fue provocada por alguien con intereses políticos es la primera reacción que tienen los ecuatorianos ante un siniestro. Esto, además, responde al interés de los políticos que se aprovechan de las teorías de la conspiración para atacar a sus rivales. Con lo de los incendios en Quito pasó esto: un sector en la opinión pública acusó a los correístas de haber estado atrás de los incendios y los correístas por su lado, lanzaron una campaña en redes sociales para decir que lo que pasó con el fuego sigue la misma trama que, para ellos, tuvo el asesinato de Fernando Villavicencio.
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Leer másPara los primeros, basta remitirse al mensaje que Correa puso en redes sociales el 1 de septiembre donde hablaba de que habrá una serie de atentados en el Ecuador para probar que la idea vino de él. Para los segundos, en cambio, hubo un operativo concebido por el Gobierno para provocar los incendios y así crear una cortina de humo que le haga olvidar a la opinión pública el tema de los apagones.
La tragedia, además, sirvió para activar las campañas de imagen a favor y en contra del alcalde de Quito, Pabel Muñoz. Precisamente cuando los incendios estaban en su momento pico, se filtró una orden que circulaba en chats para los funcionarios del Municipio donde se decía que todos debían hablar positivamente de la reacción de los quiteños, de los bomberos y que debían posicionar la etiqueta #QuitoTieneAlcalde. De hecho, esa etiqueta llegó a ser tercera tendencia en X (antes Twitter) y fue evidente que el mismo Rafael Correa lo impulsaba desde su cuenta.
De todos modos, la tesis de atentado no puede descartarse. Que haya siete incendios en un día en todo el flanco oriental de la ciudad es un hecho alucinante que invita a pensar que solo una mente podía estar tras el siniestro. Las autoridades, por su lado, también anuncian que han detenido a tal y cual persona por haber iniciado los incendios, pero hasta ahora no hay una versión contundente que permita concluir que tal sector político lo originó todo.
Quito sin hidrantes en la frontera entre bosques y quebradas
No hay que olvidar, tampoco, que los incendios pueden nacer por actos de irresponsabilidad como la quema de basura en alguna casa o por causas naturales: el eucalipto, que es la especie de árbol que predomina en la zona, es una planta pirófita que se adapta al fuego y en ocasiones hasta lo genera porque se beneficia de él para combatir a su competencia.
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Leer másLo cierto es que mientras el debate gira alrededor de si los incendios son provocados o no por motivos políticos, Quito sigue estando en un estado de vulnerabilidad excepcional ante los incendios. Un estado de vulnerabilidad que crecerá en el futuro dadas las predicciones de expertos meteorólogos que dicen que las próximas sequías serán más frecuentes y largas.
Quienes estuvieron durante la tarde y noche del martes 24 de septiembre en la línea de fuego se percataron de la terrible precariedad de las condiciones de Quito para defenderse de los fuegos provenientes de las quebradas y laderas donde se han proliferado los bosques de eucalipto. Para comenzar, no hay hidrantes en la frontera entre las zonas pobladas y los bosques y quebradas. En la avenida González Suárez, a la altura donde limita con la quebrada de El Batán, fue patético ver cómo los vecinos y los propios bomberos y militares multiplicaban sus esfuerzos heroicamente para hacer llegar agua hasta donde el fuego estaba. Alargaban mangueras para conectar las fuentes de agua de los edificios de la avenida, pero eso suponía unos esfuerzos que no siempre funcionaban. Daba ternura ver a los chicos bajar de los departamentos con ollas de agua que la lanzaban con tremenda convicción a la quebrada creyendo que así iban a contener el flagelo. De no haber habido los tanqueros que llegaron al lugar, los bomberos no hubieran tenido con qué combatir el incendio. Lo mismo pasó en la zona del barrio Bolaños, en Bellavista y en Guápulo. Conseguir agua para neutralizar el fuego se convirtió en el gran dolor de cabeza de la noche.
Quito no puede darse el lujo de no tener un plan integral para contener los incendios en el que intervengan no solo los bomberos sino los políticos, los funcionarios técnicos, el sector privado, las comunidades e incluso la academia. Durante la noche del flagelo resultaba incomprensible que a lo largo del parque lineal que linda con la quebrada de El Batán no hay un sistema de hidrantes o de cañones de agua que neutralizara al fuego. Es como si el imperio español del siglo 17 o 18 no hubiera puesto cañones en Cartagena de Indias para mantenerla a salvo de los ataques de los piratas. Algo parecido, pero incluso con resultados más trágicos, pasó en la zona de Bellavista y qué decir del barrio Bolaños a un costado del túnel Guayasamín o de Guápulo donde parecía que se iba a quemar la iglesia, lo que hubiera sido una tragedia histórica, igual a la que ocurrió en el siglo 18.
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Leer másEs increíble que los políticos que han administrado el Municipio de Quito desde hace décadas no hayan pensado en algo así. Ahora los datos sobre el futuro del clima ya no dejan otra alternativa que la preparación para la defensa.
Quito no puede quedarse cruzada de brazos debatiendo si el fuego fue provocado por tal o cual bando político. Si eso es cierto, habrá que esperar los resultados de una auténtica investigación, pero mientras eso ocurra es criminal que no se prepare a la ciudad para el futuro.
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