Las redes sociales, un terreno frágil para las campañas políticas en Ecuador

Una herramienta tan útil como peligrosa. La victoria de Daniel Noboa como presidente  electo de Ecuador, según analistas consultados por este Diario, demuestra, una vez más, el protagonismo que lo digital está tomando en las estrategias políticas electorales.

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Los electores, que en su mayoría también son usuarios de distintas redes sociales, son una población heterogénea. Razón por la cual, según señala el exsecretario de Comunicación y consultor político Gustavo Isch, los estrategas de campaña deben utilizar estas herramientas para segmentar su público.

“Las campañas de hoy deben apuntar a un público que es diverso. No todos los electores son iguales y están conectados a las redes sociales; y los que sí lo están, no ven noticias”, manifiesta.

Esto, sumado a que en Ecuador la mayoría de electores son jóvenes, según continúa Isch, hace que tome relevancia una estrategia digital que aborde la política en los términos que este grupo etario procesa.

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“Hay que recordar que en el país hay una percepción muy negativa de la política y de los políticos en general”, explica, lo que da pie a estrategias que apuntan a divertir más que a informar sobre un plan de trabajo.

Por su parte, la consultora política Tatiana Larrea destaca que las redes sociales deben ser entendidas como medios para transmitir mensajes. Es decir, no son por sí solas una garantía de victoria en una contienda electoral, por ejemplo.

“Son plataformas con lenguajes particulares que se adaptan a diferentes audiencias. No son la única vía de comunicación entre el candidato o candidata y el electorado”, analiza.

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Cree que “es un error pensar que una candidatura puede triunfar solamente por el uso de redes sociales y menos aún por el uso de una sola plataforma, por ejemplo TikTok”, y resalta que una campaña se nutre de varias herramientas.

Al ser las redes sociales una herramienta más a disposición de una campaña electoral, estas funcionan como un complemento (cada vez más fuerte por el crecimiento del grupo de jóvenes) de algunas de las estrategias tradicionales de las campañas políticas, asevera el consultor político Jorge León.

“Las redes sociales no tienen cómo reemplazar el territorio ni el contacto con la gente. Son complementos de una campaña electoral”. Añade que la coyuntura de inseguridad en el país ha hecho que la virtualidad tome la posta, algo que se observó en las presidenciales.

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Por otro lado, advierte que el creciente protagonismo de las redes sociales como puente entre la política y los jóvenes, puede banalizar la conversación: “Es así como superficialidades como un muñeco de cartón toman protagonismo, versus la profundización de una propuesta o de un mensaje”.

Para Isch, esta es una de las debilidades de las redes sociales como herramienta, pero ante la creciente ineficacia de las estrategias tradicionales, se vuelven claves e indispensables para encarar una elección popular.

Al igual que León, considera que las campañas deben ser de 360 grados, es decir “que manejen articuladamente los principales ejes de la comunicación política, como el mensaje, el medio, la publicidad, los recursos y la estrategia”.

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Del mismo modo, la consultora política Tatiana Larrea hace hincapié en que “una campaña exitosa utiliza todas las formas y vías y medios de comunicación, porque el objetivo es llegar a todas las diversas audiencias que existen”.

• No es cantidad, sino calidad

El consultor político Jorge León sostiene que la presencia en redes sociales y la búsqueda de la viralización no pasan por saturar estos espacios con contenido que no sume a algún objetivo. Los mensajes deben tener una intencionalidad, según la microsegmentación.

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De hecho, señala que durante la campaña de segunda vuelta la candidata Luisa González realizó más publicaciones que el presidenciable ganador, Daniel Noboa. Esto, según dice, es un ejemplo de que apuntalar los mensajes no se trata de cantidad, sino de calidad.

El exsecretario de Comunicación y consultor político Gustavo Isch coincide y hace hincapié en la importancia de que los estrategas de campaña segmenten a su electorado para poder dirigir mensaje a grupos específicos de la población y obtener buenos resultados.

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