El regreso del Hércules: el gigante volador que fortalece la defensa ecuatoriana

Era la personificación de la fuerza. Mataba monstruos que atemorizaban a la gente. Tenía gran resistencia y velocidad. Lo llamaban Hércules. Y aunque su nombre proviene de la mitología griega -siglos atrás-, ha resonado durante la última semana en el país, luego de que Estados Unidos entregara formalmente el avión C-130 a la Fuerza Aérea de Ecuador.

La aeronave se ve imponente. Su peso máximo es de unas 70 toneladas -lo que pesan 14 elefantes asiáticos-. La envergadura (distancia entre las alas) alcanza los 40 metros. Es robusta. Y vuela a 500 kilómetros por hora. Por eso, el brigadier general Luis Fierro, comandante del Comando de Operaciones y Defensa de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), cree que los fabricantes decidieron denominarla como Hércules.

Según el Departamento de Defensa estadounidense, el avión debía arribar al país en 2026. Sin embargo, la entrega se adelantó debido a la crisis de seguridad. Fierro explica que el Conflicto Armado no Internacional tiene características no predecibles, en las cuales los centros de gravedad son muy dinámicos. “Hay ocasiones en las que son frecuentes los movimientos de unidades tácticas, de tropa (...) y ahí se requiere la oportunidad que nos brinda el medio aéreo. Entonces, para nosotros es muy importante disponer de una aeronave de estas características”, añade.

Por ejemplo -explica-, si mañana el centro de gravedad está en Guayaquil por temas de violencia en centros de privación de libertad, y se requiere refuerzo con personal militar o policial de manera urgente, se puede utilizar a Hércules para movilización. Pese a que ahora su base principal está en el área de transportes 11 de Latacunga, Cotopaxi, el avión es apto para despegar y aterrizar en cualquier aeropuerto.

Tiene capacidad para transportar 92 pasajeros, 64 paracaidistas, 72 litros para ambulancia, 20 toneladas de carga y vuela hasta ocho horas continuas. Particularidades que han llevado a este 'gigante volador', que antes operó en EE.UU. y Afganistán, ya otros de su tipo a destacar en actividades de combate, cooperación humanitaria, entre otras, que cuenta Fierro.

El primer avión de este modelo operó en EE.UU. en 1957. Luego se incorporó a la Fuerza Aérea de Australia. Así se posicionó como una de las aeronaves de transporte táctico más importantes en el mundo, tanto que -incluso- están en casi todos los países de América.

En Ecuador, cuando ocurre el mayor desarrollo en capacidades para la defensa y en el ámbito de la Fuerza Aérea -destaca el general Fierro-, se incorporan las primeras aeronaves de estas características, en 1977. Desde entonces, los aviones cumplieron roles fundamentales en hechos históricos, como el Conflicto de Paquisha (1981) o la Guerra del Cenepa (1995).

Transportaban tropas y carga, cumpliendo misiones dentro y fuera del país. Cooperaron con ayuda humanitaria, puentes aéreos para atender el abastecimiento de las Islas Galápagos…

Sin embargo, la última nave, L 100-30 Hércules, con esas mismas características, voló en los cielos ecuatorianos solo hasta finales de 2020, pues tuvo problemas técnicos y “por aspectos presupuestarios no se la pudo continuar operando”, añade. Al momento, está sometida a un proceso de recuperación. El general espera que hasta mediados de año nuevamente alce vuelo.

Por ahora, la FAE cuenta con Hércules, valorado en 12 millones de dólares. En redes sociales hubo una polémica porque muchos hablaban de que se trata de un avión viejo -más de 40 años-. Pero Fierro sostiene que estas aeronaves no tienen un tiempo de vida. Operan siempre y cuando se les realicen mantenimientos: el más grande es el de depósito, que consiste en desmontar todas las partes, verificar la estructura, fuselaje, se verifican daños y se corrige.

Puede durar hasta un año y se lo hace cada 6 años. Y Hércules recibió ese mantenimiento en Portugal, en un centro autorizado. Una vez que cumpla los 71 meses, tendría que someterse nuevamente a un mantenimiento que sí es posible realizarlo en Ecuador, en la Dirección de la Industria Aeronáutica de la Fuerza Aérea. “En el país cuesta entre cinco y seis millones de dólares (...) Lo más difícil es tener los recursos y procesos para poder sostener la operación de estas naves”, admite.

Actualmente, de las 11 naves de transporte con las que cuenta la FAE, tres están operativas (incluyendo Hércules) y las demás están en un proceso de recuperación, informó el general Fierro. “Esperamos que hasta finales de año, si es que las cosas van bien -sobre todo- desde la perspectiva presupuestaria, nos permita mejorar nuestras capacidades para atender los requerimientos de la Fuerza Aérea, Fuerzas Armadas y del Estado”, dice.

Pilotos y tripulaciones (algunos que volaron hasta finales de 2020) ya realizan el reentrenamiento con simuladores de vuelo -más seguros y de menor costo- para retomar la operación de Hércules.