El Reino Unido a la deriva
A comienzos de los años 1960, el ex secretario de Estado norteamericano Dean Acheson dijo en tono satírico que el Reino Unido había perdido un imperio y que todavía no había encontrado un rol. Sucesivos líderes británicos intentaron cambiar eso, forjando su nuevo papel en Europa. El resultado del referendo “brexit” representa el fracaso espectacular de ese esfuerzo -y el fin de una era. El viaje del RU hacia Europa comenzó a principios de los años 1970, cuando el primer ministro Edward Heath, firmemente proeuropeo, lo hizo entrar en la Comunidad Económica Europea, precursora de la UE. Su sucesor, Harold Wilson, aseguró la membresía con un referendo en 1975 y Margaret Thatcher firmó el Acta Única Europea, que creó el mercado único -uno de los pasos más importantes en la integración europea y que le debió mucho a la inspiración británica-. Su sucesor, John Major, que hizo campaña activamente por la permanencia en la UE antes del reciente referendo, fue instrumental en la implementación del Tratado de Maastricht. Mientras que Tony Blair habló elocuentemente de la misión europea del RU. Luego llegó David Cameron, que flaqueó en su intento de mantener unido al Partido Conservador y terminó perdiendo tanto Europa como el partido. La nostalgia de muchos británicos por el pasado (que recuerdan como más familiar, controlado y seguro) se vio constantemente reforzada por una campaña antieuropea corrosiva -y, en particular, antialemana. Pero también hubo un problema con el discurso. Por temor a consecuencias políticas, hasta los líderes pro integración europea vacilaron a la hora de defender a la UE de una manera audaz o motivadora para sus votantes. Por su parte, los líderes que se oponían a la UE no hicieron más que seguir aplicando una fórmula probada y real: avivar los fuegos de un nacionalismo basado en el miedo. Sin embargo, cuando los líderes británicos cruzaron el Canal de la Mancha hacia Europa, todo cambió. Dejaron atrás su euroescepticismo y siguieron profundizando el rol del RU en Europa. La verdad es que la UE de los últimos diez años fue forjada por el RU. Esto fue, esencialmente, un secreto bien guardado en casa y ese es el fracaso que reside en la raíz de la calamidad que es el “brexit”. El paisaje político nacional del RU está en ruinas: el Partido Conservador, profundamente dividido; el Partido Laborista, inerte bajo un liderazgo izquierdista nostálgico; y los demócrata-liberales prácticamente fuera de escena. Hoy el RU ha perdido oficialmente su oportunidad de garantizar, de una vez y para siempre, el papel de liderazgo en Europa que estaba allí para que alguien lo tomara. Y puede ir camino a mayores rupturas (como en el caso de Escocia, que abrumadoramente votó a favor de permanecer en la UE, lo que hace que otro referendo sobre la independencia escocesa sea “altamente probable”).
¿El RU se conformará con una relación tipo satelital con la UE? ¿Será algo más que el interior rural de un centro financiero “offshore”? ¿Sus líderes le encontrarán otro rol en el mundo o dejarán que se vaya esfumando lentamente hasta volverse irrelevante? Solo el tiempo lo dirá.
Project Syndicate