La embajada de México en Quito es el nuevo domicilio de los protegidos por el Gobierno de ese país, que ya concedió asilo al excanciller Ricardo Patiño.

Una relacion en la mira

México acoge en su embajada a tres asambleístas correístas. Expertos esperan que esto no malogre el vínculo con miras a la adhesión a la Alianza del Pacífico.

Bajo la mira. Cuando un país toma una decisión que involucra a una segunda nación y que no la beneficia directamente, la relación es la que suele sentir los estragos.

México decidió proteger y resguardar en su embajada en Quito a los asambleístas de la Revolución Ciudadana, Gabriela Rivadeneira, Soledad Buendía y Carlos Viteri. Así como a Edwin Jarrín (cónyuge de Buendía), Tania Pauker (cónyuge de Viteri) y Luis Fernando Molina (legislador alterno).

A criterio del excanciller José Ayala Lasso, este hecho no debería escalar a un impasse diplomático. “Espero que no escale a algo mayor. Una vez examinadas las realidades política y social de Ecuador, el Gobierno de México podrá apreciar de manera objetiva la realidad y tomar una decisión”, comentó el experto.

Con él concuerda el exembajador e internacionalista Mauricio Gándara, quien acota que el episodio tampoco debería afectar la negociación de un acuerdo comercial con el país azteca, requisito necesario para que Ecuador ingrese a la Alianza del Pacífico. “No debe afectar. Los Estados conceden o no asilos a personas y esas decisiones deben mantenerse lejos de la relación comercial”.

El Gobierno mexicano, con el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, ha adoptado una postura neutral y de no intervención frente a problemas de la región como la crisis en Venezuela y las recientes protestas en Ecuador. Lo que puede llegar a inquietar a expertos con miras a la firma de un acuerdo comercial entre Ecuador y México. Josep Piqué, presidente de la Fundación Iberoamericana Empresarial, en una reciente entrevista con EXPRESO reconoció que México es la parte más compleja del proceso de adhesión a la Alianza. No obstante, el país centroamericano ha demostrado cercanía y buena predisposición en ese camino, o así lo comentó el ministro de Comercio Exterior, Iván Ontaneda, durante una reciente visita a dicha nación en agosto pasado.

México, tanto en lo económico y con en lo político, se ubica así en el radar de Ecuador a la espera de lo que pasará con sus nuevos protegidos. La figura de la protección y resguardo es un paso previo a la concesión o no de un eventual asilo. El país centroamericano debe analizar las condiciones políticas, sociales y otros factores del país, junto a información que los ahora protegidos puedan o no presentar para que el Gobierno extranjero decida conceder o no el asilo en el caso de que sus huéspedes lo solicitaran.

En sendos comunicados, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México reitera “su compromiso con el respeto, protección y promoción de los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su afinidad política”. Ayala Lasso espera que esta premisa se cumpla y que la decisión de México sobre continuar prestando o no protección y resguardo, y de conceder o no un eventual asilo “no esté vinculada en coincidencias ideológicas entre el actual Gobierno de México y quienes han buscado su protección”.