Lugar. Los organismos de socorro señalan que las labores de rescate no tienen horarios; que son las  24 horas del día. Aunque la lluvia complica el proceso.
Lugar. Los organismos de socorro señalan que las labores de rescate no tienen horarios; que son las 24 horas del día. Aunque la lluvia complica el proceso.GUSTAVO GUAMAN

Rescatistas en Alausí: “Hay que amarrarse el corazón y seguir”

En la zona cero hay 20 grupos de socorristas que siguen en la búsqueda de cuerpos. Ya entró maquinaria a la zona Bomberos muestran su lado humano.

Trabajan con un nudo en la garganta. Por la avenida Cinco de Junio, en el centro de Alausí, hay una dinámica diferente. Decenas de hombres uniformados de rojo y negro caminan, descansan, buscan comida. “Ojalá fueran turistas”, dicen los comerciantes. No. Son rescatistas.

Son 220 hombres y mujeres de los Cuerpos de Bomberos de Cuenca, Guayaquil, Quito, Guano, Chunchi, Cañar, Colta, Pallatanga, Penipe, Cumandá, Riobamba, Azogues, Guamote, Saquisilí, Pujilí, Suscal, El Tambo, Mera y Alausí, que se han dado cita en el que era el barrio Nuevo Alausí, en Chimborazo, con un solo objetivo: salvar vidas.

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Entre ese grupo, que llegó desde las primeras horas del pasado lunes 27 de abril de 2023, arribó Vicente Mendoza desde Guayaquil, con 43 compañeros más. Cuando entró a la zona cero tuvo que contener las lágrimas, dice, con el rostro desencajado: “Nos veían con esperanza y mucha alegría en medio de la desgracia”, asevera.

Relata que, pese a la magnitud de la tragedia, sabía que no podía derrumbarse, pues tenía presente que los habitantes que esperaban por los equipos de rescate de los que él forma parte debían verlo fuerte para que sintieran la seguridad de que está preparado física y mentalmente para los trabajos de rescate. “En esto hay que amarrarse el corazón y seguir trabajando”.

Jorge Mora, capitán del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, indica que son un grupo especializado en rescates: Urban Search and Rescue (USAR), y que implementaron los protocolos a partir del terremoto de Manabí en 2016 y se especializaron en el extranjero.

  • Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.
    Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.GUSTAVO GUAMAN
  • Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.
    Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.GUSTAVO GUAMAN
  • Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.
    Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.GUSTAVO GUAMAN
  • Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.
    Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.GUSTAVO GUAMAN
  • Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.
    Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.GUSTAVO GUAMAN
  • Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.
    Escenario. En el lugar hay varios organismos de socorro realizando tareas de rescate.GUSTAVO GUAMAN

Mora explica que los miembros del equipo de USAR “son especialistas en rescate por terremotos o derrumbes”, pero esta vez el escenario en el que se desenvuelven ha sido más difícil, por las toneladas de tierra que cayeron sobre la zona de Nuevo Alausí. Sin embargo, mantienen la esperanza de hallar a alguien con vida. “Mire lo que sucedió tras el terremoto de Turquía”, expresa, haciendo alusión a aquel país donde, pese a la magnitud del desastre causado por un sismo, días después los organismos de socorro seguían rescatando vidas.

Al caer la tarde en la zona cero, las actividades de búsqueda y rescate se suspenden. Eso no quiere decir que los rescatistas quedan libres. El equipo de Quito aguarda bajo un techo por cualquier eventualidad. “Los turnos son de 24 horas”, señala Carlos Taipe, subteniente.

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Reitera que, sobre todo los USAR, han recibido preparación física y psicológica para responder a este tipo de eventualidades. Sin embargo, recalca que, pese a toda esa formación y entrenamiento, no dejan de ser seres humanos. “No podemos evitar pensar en nuestras esposas y en nuestros hijos, en lo vulnerables que podemos ser frente a la naturaleza”.

El subteniente, que se encuentra en Alausí realizando labores de rescate, tiene cinco hijos, a los que recuerda durante la entrevista con este Diario y dice que lo esperan en casa. Trata de hablar con ellos a diario.

En la misma situación está Cristian Morales, quien lleva dentro de la institución aproximadamente 10 años. Dice que tampoco pudo evitar que su corazón se exalte con las miradas de esperanza de los alauseños. “Sí es una presión muy grande, sobre todo las primeras horas, porque queremos entregar familiares vivos”.

Alexandra Maliza logró encontrar a su gato llamado Botas.

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Por ello, cuentan con acompañamiento psicológico luego de cada evento. A él lo esperan dos niños en casa. Y cuando quiere derrumbarse intenta contenerse observando la foto de un dibujo que realizó y le envió su hijo mayor adjuntando la frase: “Le amo mucho, mi héroe”.

Las vidas que se perdieron

A 14 se elevó ayer miércoles 29 de marzo la cifra de víctimas mortales por el gigantesco alud que el domingo 26 de marzo por la noche asoló parte de Alausí, en la provincia de Chimborazo, según el último balance del desastre publicado por la Secretaría General de Riesgos.

Son siete fallecidos más que en la jornada del lunes, y cuatro de ellos corresponden a cadáveres que en el transcurso del día pudieron ser recuperados de la gran masa de tierra desparramada sobre la urbe, tras sumarse a las tareas de rescate una excavadora. Uno de ellos es un joven que había sido rescatado días atrás y murió en un hospital.

Hasta las 17:00 de ayer había 67 desaparecidos y 31 heridos, mientras que 32 personas pudieron ser rescatadas con vida en los instantes posteriores al desastre.