Rescatistas de animales: cinco lugares peligrosos de donde los salvan
La unidad ha debido sacarlos de alcantarillas, quebradas, paredes y tuberías.
La unidad Canina del Cuerpo de Bomberos Quito, hoy, está a cargo del rescate de fauna urbana en situaciones de riesgo. David Durango, encargado de ese equipo en el que trabajan nueve personas dice que con los años la gente se ha vuelto más empática sobre el bienestar animal.
Aún así, la falta de conocimiento ha hecho que su brigada acuda a lugares impensables para liberar a las mascotas de una muerte segura.
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Aunque son los perros y los gatos, las especias más comunes por las que la unidad recibe llamadas de alerta, también han debido salvar aves, vacas, cerdos y hasta caballos. La gratitud de sus dueños —ya que el 90 % de estas criaturas los tienen— es infinita, aún así Durango recomienda mayor cuidado para evitar que estas mascotas vaguen por ahí hasta ponerse en una situación de riesgo.
Cinco escenarios
Son varios los rescates que recuerdan Bryan Cevallos y Ronald García, miembros de la unidad y aunque ninguno ha podido ‘bautizar’ a la criatura que salvó, aseguran que les basta con la certeza del deber cumplido. Ellos han recibido un entrenamiento especializado para acceder a sitios remotos. Su vida también se pone en juego.
A continuación los cinco escenarios más complicados para salvar a un animal.
Copa de los árboles:
Son generalmente los gatos los que trepan hasta los sitios más altos de los árboles y en ocasiones ya no pueden bajar. En este tipo de rescate, el acceso es limitado, sobre todo porque la camioneta de la brigada no cuenta con una escalera por lo que deben solicitar apoyo de la unidad de bomberos más cercana. Aún así, los animales están en un lugar sumamente elevado que los rescatistas deben esperar hasta que el gatito baje un poco y así poderlo atrapar.
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Las alcantarillas
Aunque solo un 10 % de animales rescatados han sido puestos en situación de riesgo por la crueldad humana, el equipo de salvamento ha tenido que extraer varias mascotas que llegaron a las alcantarillas. García recuerda un caso que ocurrió en Chillogallo, sur de Quito hace casi dos semanas. Un cachorro lloraba dentro de ese sumidero y no podían sacarlo por la inclinación de 60 grados. En ese momento, usando cuerdas y técnicas extremas lograron llegar a él.
Las quebradas
Este es de los rescates más comunes por los que la unidad recibe llamadas de alerta. En esta actividad han tenido que descender a hondonadas no tan profundas de unos 60 metros, pero también a lugares de más de 250 metros. Aquí uno de los factores más difíciles de liderar es la inestabilidad del terreno, sobre todo durante el invierno por la humedad. A veces también es difícil sacar a las especies por su tamaño o por lo asustadas que están.
Muros y paredes
En algunas alertas, los brigadistas han debido bajar a las mascotas de muros y cornisas de difícil acceso, a veces en estructuras en construcción o en viviendas con varillas externas que generan un riesgo para el animal y el socorrista.
Tuberías
Parece extraño, pero los gatos principalmente saben cómo meterse en sitios remotos como las angostas tuberías. Para liberarlos, los especialistas han tenido que identificar el punto exacto en el que se encuentra el animal. Esto no siempre es fácil debido a que sus sonidos se confunden por el eco. Luego se debe cortar la tubería para extraer a la mascota.
Los otros retos
Hace cinco meses aproximadamente, la unidad se hizo cargo de todos los rescates de animales en la ciudad, antes cada destacamento acudía a los llamados de alerta. Por eso uno de los retos más importantes es la distancia, ya que la camioneta debe movilizarse desde la base, en la Mitad del Mundo, norte de Quito, hasta Cusubamba, Chillogallo y otros puntos lejanos a los que han acudido.
La crítica de algunas personas, principalmente, en redes sociales también ha sido frecuente. “Cuestionan los recursos y que se arriesgue la vida por un animal, pero yo sé que vale la pena”, asegura Cevallos.