BIOQUIMICA. NANCY GUEV (7837741)
Nancy Guevara laboró en el Inspi en el procesamiento de pruebas de COVID-19 durante el 2020.CHRISTIAN VASCONEZ

La resiliencia, una virtud femenina en tiempos de pandemia

La resiliencia tiene rostro de mujer. Ellas supieron combinar sus ocupaciones en primera línea con las obligaciones de familia. La actitud positiva fue la clave para continuar ante la adversidad

La valentía y el compromiso son las características que describen el trabajo del personal de primera línea durante la pandemia por el COVID-19. Entre ellos, silenciosamente, pero con un espíritu inquebrantable, las mujeres se convirtieron en una figura de resiliencia por su ímpetu de ayudar a pesar de los sacrificios hechos.

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Nancy Guevara, de 57 años, lo recuerda muy bien. A pesar de la incertidumbre que la invadía por el desconocimiento del virus, no dudó en aceptar el reto de ayudar como química farmacéutica en el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación (Inspi) para procesar las pruebas de coronavirus.

“Hemos servido a la patria”, destaca Nancy, sin embargo, añade que lo más difícil fue alejarse de sus hermanos y poner en riesgo la salud de su padre con principios de alzheimer. “Intentaba dejar todo listo en la mañana”, cuenta Nancy sobre cómo organizaba sus días previo a las jornadas de hasta 14 horas en el lnspi. Además, señala que en los meses de confinamiento obligatorio “no había carro, no había nada” para llegar a su trabajo.

Me preguntaron si tenía miedo. ¿Por qué lo tendría? Me siento en la capacidad de seguir aprendiendo. Para eso nos formamos, para afrontar cada reto

Nancy Guevara, química farmacéutica

A pesar de las dificultades que tuvo, Nancy dice firmemente que “nunca tuve miedo”, pero que los sentimientos eran innegables y "quería llorar, pero seguí adelante. Estamos para servir”.

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Andrea Vera
Andrea Vera, docente.Richard Jiménez

Por su parte, la docente Andrea Vera también cuenta que tuvo dificultades. “Había mucha ansiedad de si lo iba hacer bien”, indica Andrea sobre las clases virtuales y añade que fueron necesarias tanto para los niños como para ella ante un momento tan complicado.

Aunque le tocó brindar soporte emocional a sus alumnos por las pérdidas familiares que ellos también vivieron, Andrea confiesa que tuvo sus propios desafíos durante la pandemia.

En julio de 2020, el esposo de Andrea regresó al trabajo presencial y “por temor al contagio hubo que hacer el sacrificio de separar a la familia”. Por más de cuatro meses no se vieron y, aunque se mudó a la casa de su abuela, “ya no tenía quien me ayude en las clases de mi hijo”.

(Las mujeres) debemos seguir adelante. No solo por ellas, sino por las pérdidas. Las mujeres fuimos diseñadas para no darnos por vencidas

Andrea Vera, docente de inglés del colegio Cristóbal Colón

Sin embargo, Andrea hace hincapié en que esos problemas “se quedan antes de la clase” y que sus alumnos nunca lo notaron porque “nosotros (los docentes) tratamos de transmitir una energía motivadora”. Además, destaca que “a pesar de todo era feliz porque hacía lo que me gusta”.

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El llamado al servicio fue lo que la bombera voluntaria, Ginger Bonilla, la motivó a estar activa. Durante el confinamiento obligatorio, ella participó de las brigadas que repartieron kits alimenticios en los barrios de Guayaquil.

Ginger Bonilla
Ginger Bonilla, bombera voluntaria.Juan Faustos

“Cargamos más de 200 cajas diarias por casi mes y medio”, recuerda Ginger con satisfacción y añade que, a pesar de recién haber sido operada del apéndice y de la pérdida de su abuelo, “sabía que el resto estaba pasando por lo mismo” y que no podía “quedarse con los brazos cruzados”.

Seamos valientes, no tengamos miedo a arriesgarnos. Hay muchas maneras de ayudar. La idea es contribuir a ser más humanos

Ginger Bonilla, bombera voluntaria de la Compañía 44  de Guayaquil

Asimismo, indica que esto implicaba extremar los cuidados de bioseguridad para preservar la salud de sus hijas. “Llegaba directamente a bañarme en el patio”, cuenta Ginger y hace hincapié en que “era algo que hacía con gusto” por saber que venía de hacer algo bueno.

A Nancy, Andrea y Ginger las une su espíritu inquebrantable y la búsqueda de un bien mayor. Más allá de los sacrificios que hicieron para poder cumplir sus labores, las tres coinciden en que “fuimos diseñadas para ser fuertes”.