Los resultados de la reunion del G-20
Los jefes de Estado y de Gobierno de los países que integran el Grupo de los 20 (G-20 ) se citaron en Osaka (del 28 al 29 de junio). La presidencia rotativa estuvo a cargo de Japón y el encuentro de jefes de Estado y de Gobierno fue la decimocuarta. La primera en este país.
El G-20 era originalmente un foro de ministros de Finanzas y titulares de bancos centrales, pero en plena crisis mundial de 2008 convocó por primera vez a los líderes del grupo con el objetivo de “rediseñar el sistema financiero global”. Los jefes de Estado o de Gobierno de Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, EE. UU., Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea se reunieron cuatro veces entre 2009 y 2010, y de ahí en adelante se encontraron una vez al año en el país a cargo de la presidencia rotativa.
La agenda del G-20 se extendió con el tiempo: el foro se transformó en escenario para debatir temas económicos, financieros, políticos, de seguridad y hasta sanitarios. También se ampliaron los asistentes: cada año se invita e líderes de países no miembros y representantes de organizaciones multilaterales. Esta vez, además de jefes de Estado, llegaron dirigentes de varios países y altos funcionarios de Organismos Internacionales.
Asistentes: Angela Merkel (Alemania), Mohamed bin Salman (Arabia Saudita), Mauricio Macri (Argentina), Scott Morrison (Australia), Jair Bolsonaro (Brasil), Justin Trudeau (Canadá), Xi Jinping (China), Donald Trump (Estados Unidos), Emmanuel Macron (Francia), Narendra Modi (India), Joko Widodo (Indonesia), Giuseppe Conte (Italia), Marcelo Ebrard (canciller de México), Moon Jae-in (Corea del Sur), Vladimir Putin (Rusia), Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), Recep Tayyip Erdogan (Turquía), Theresa May (Reino Unido), Jean-Claude Juncker y Donald Tusk (Unión Europea) y el anfitrión, Shinzo Abe (Japón).
Temas principales. Se trataron: economía global, comercio e inversión, innovación, medioambiente y energía, empleo, empoderamiento de la mujer, desarrollo, salud. Muchos grupos y ONG protestaron porque consideraban que no se trató lo suficiente el problema del medioambiente y el calentamiento global.
No todo fue armonía. Rusia fue una de las naciones que más roces ha generado con los demás Estados asistentes.
Entre los temas oficiales de la cumbre, como el cambio climático, el proteccionismo, el comercio mundial y las tensiones con Irán y Corea del Norte, las polémicas con Moscú preocuparon mucho ya que desde la anexión de Crimea en 2014, Europa Occidental ha impuesto una serie de sanciones aislando al gobierno de Putin del escenario internacional.
Asimismo, desde 2016, las agencias de inteligencia de EE. UU. aseguran que el Kremlin intentó interferir en las elecciones de su país, una acusación que Moscú niega. Sin embargo, las denuncias le han valido nuevas sanciones de Washington y esto es un tema que reaparece en cada encuentro. Ocurrió en Osaka.
A esto agrega el apoyo a Nicolás Maduro en Venezuela o a Bashar al Asad en Siria, las denuncias de envenenamiento contra disidentes rusos en Reino Unido, el despliegue en el Ártico, supuestas campañas de desinformación y ciberataques.
Los dos líderes volvieron a darse las manos: Putin y Trump. La primera reunión desde que se publicó el reporte final del fiscal especial Robert Mueller, que investigó una supuesta colusión entre la campaña de Trump y el Kremlin.
Conclusión. Pese a todas estas denuncias y las muy pocas resoluciones que se obtuvieron respecto a la finalidad que perseguía la reunión, fue una buena oportunidad para que los líderes mundiales generen encuentros bilaterales.
El que más sacó ventajas fue Donald Trump. Se entrevistó con el presidente de China, para tratar sobre la guerra de aranceles que los enfrenta. Podrían llegar a un acuerdo. La situación de China no es, en este momento, tan boyante debido a las inversiones y préstamos a varios países, entre ellos, América Latina.
La entrevista más explotada por la prensa internacional fue la de los jefes de Estado de EE. UU. y Corea del Norte. Esta fue la tercera reunión. Dos de las cuales fueron amistosas pero sin ningún resultado. Trump decidió que las conversaciones principales se realicen en territorio norcoreano. Desde que terminó la guerra con ese país, por primera vez un presidente norteamericano pisaba el suelo de Corea del Norte. Todavía no conocemos cuáles fueron los resultados, ya que por una parte el país norcoreano pide que se levanten las sanciones económicas, mientras EE. UU. quiere que dejen de lado las aspiraciones de tener su bomba nuclear. En todo caso, para Trump, que ya ha empezado su campaña electoral para la reelección fue un baño de publicidad.