El reto de disenar de modo colectivo la ciudad del 2040
El foro de la Cámara de la Construcción plantea esa tarea a los representantes de todos los sectores. Pide la unión de municipios, empresa y la academia.
En 2040, Guayaquil será una ciudad “caminable” o “bicicleteable”, en la que se podrá caminar o andar en bicicleta con tranquilidad, porque habrá avenidas peatonales y ciclovías. O, por el contrario, también puede ser que en 2040 sea una urbe aún más congestionada, colapsada de vehículos autónomos y eléctricos, pero sin espacios para el peatón.
No. Lo anterior no es algún nuevo proyecto municipal, sino solo la imaginación (según la visión optimista, realista o pesimista) de algunos de los asistentes al foro ‘Las personas como eje en el diseño de las ciudades’, organizado por la Cámara de la Construcción.
El evento se desarrolló la tarde y noche del jueves en uno de los salones del Hotel Hilton Colón y contó con la participación de 80 personas, entre representantes del sector público y privado, gremios profesionales y universidades locales.
Allí, tras escuchar a tres expositores de la firma internacional Gensler hablar sobre ‘El futuro de las ciudades’, ‘La era de la experiencia humana’ y ‘Tendencias en el diseño y planeación de las ciudades’ (de cuyos contenidos esbozamos una síntesis en el cuadro inferior), todos fueron invitados a un taller que consistía en imaginar a la ciudad dentro de 20 años.
Alguien planteó la presencia de drones como taxis y de estudiantes trasladándose a clases en bicicletas o en ‘scooters’, esos vehículos unipersonales basados en las antiguas patinetas, pero que ahora tienen motor.
Otros, en cambio, visualizaron una ciudad afectada por el alza del nivel del mar; o sin transeúntes a pleno día porque con el calentamiento global y la falta de áreas verdes, el calor y los rayos del sol harán imposible caminar a cielo abierto.
Al final, al margen de lo factible o no de las visualizaciones, los asistentes tomaron conciencia de que en 2040, o incluso antes, Guayaquil y su entorno habrán cambiado. Y que ese futuro cercano es algo que estamos a tiempo de planificar.
Pero también, como enfatizaron los expositores (basados en experiencias exitosas de otros países), que deben procurar que esa planificación sea colectiva y que integre a las autoridades, municipios, la empresa privada y la academia. Y que priorice o coloque a las personas como eje del desarrollo.
La razón es que esa planificación debe considerar todos los diferentes factores internos y externos que inciden, según recordó el expositor Christian Wolff.
Algunos, a escala global, como el incremento de la temperatura del planeta y el aumento del nivel del mar, algo que desde ya tiene a Guayaquil como una de las ciudades con más riesgo de sufrir efectos.
A ello se suma la incesante disrupción tecnológica, que abarca todos los campos, como salud, educación, transporte, trabajo, comunicación, etc.
Wolff dijo que en pocos años el carro a combustible será obsoleto y que, en cambio, aparte de los eléctricos crecerá la ‘micromovilidad’, a través de bicis y los citados ‘scooters’.
Y a contracorriente de la tendencia actual, coincidió con su colega Ana Luisa Alfaro en cuestionar la creación de sectores residenciales aislados.
Él lo hizo aludiendo a la ‘seguridad’ y, en algunos casos, a la segregación social que se les suele atribuir. “La solución no es separar, sino integrar de una forma inteligente”, aseguró.
Ella, en cambio, desde lo urbanístico y de la necesidad de hacer un uso más eficiente del suelo. Por ello pidió impulsar el crecimiento vertical y diseñar espacios que combinen el uso residencial con el comercial, social, peatonal y público.
Citó el caso en Colombia de un gran ‘mall’ cerrado hacia el exterior, que al ser rediseñado se volvió un espacio abierto, con área comercial, pero también social, residencial y peatonal, integrado a su entorno.
Jimena Babra, directiva de la Universidad Casa Grande, afirmó que la visión educativa de su institución coincide con la de la planificación urbana moderna, que coloca al ser humano como eje central. “No se trata solo de infraestructura y cemento. Las nuevas tendencias giran en torno a tener una mejor calidad de vida para los habitantes”.
Virgilio Gonzenbach, arquitecto e integrante del directorio de la Cámara, reiteró que la idea de esa entidad es hacer entender que se trata de una tarea que no es solo del Municipio, sino de la comunidad, del empresariado y la academia. “Tampoco queremos como Cámara imponer esto, sino hacer algo tomando en cuenta a todos los sectores”.
El detalle
Expositores. Como anunció EXPRESO en la víspera, en el foro expusieron Christian Wolff, Daniel Alvarado y Ana Luisa Alfaro, de la firma internacional Gensler.
Voces
Nathalie Wong, decana de la facultad de Arquitectura de la UEES
Como iniciativa, me parece de las mejores. La parte de la construcción, la academia y el ente público deben relacionarse para generar una mejor planificación de la ciudad.
Humberto Plaza, arquitecto y urbanista
Vemos que se está entendiendo la ciudad de manera distinta. El automóvil pasa de tener mucha a menor o casi nula importancia; que la gente se pueda mover caminando o en bicicleta.
Nadesha San Lucas, de Grupo Difare
Guayaquil es una ciudad con muchos problemas; entonces, si se reúne a la gente adecuada, con experiencia y las ganas, podemos lograr el objetivo de hacer crecer a la ciudad.
La Cámara
“Hasta que el Municipio nos escuche”
El objetivo de la Cámara de la Construcción es impulsar la creación de un Instituto de Planificación Urbana para Guayaquil, que integre al Municipio y a todos los sectores interesados en el tema. Por ello, al foro fue invitada la alcaldesa Cynthia Viteri. Ella no asistió, pero sí el concejal Jorge Rodríguez, en su representación, quien ofreció transmitirle lo que se manifestara en el evento.
Al final el presidente de la Cámara, Carlos Repetto, declaró a EXPRESO que la entidad tiene previsto organizar otro foro con un objetivo similar al del jueves, porque la meta es insistir en la necesidad de una planificación colectiva de la urbe, hasta que el Municipio los escuche.