Lluvias causan inundaciones en las calles de Guayaquil. 20 de febrero de 2018.

El reto de evitar que Guayaquil ‘caiga’ al agua

Luchar contra las inundaciones amerita un plan con varios actores. Expertos dan soluciones que apuntan a la prevención a largo plazo.

Guayaquil está en el cuarto lugar de una lista negra de las ciudades más vulnerables del mundo en temas de inundaciones desde hace seis años; pero ni siquiera esa voz de alerta de la investigación de Future Flood Losses in Major Coastal Cities, publicado en Nature Climate Change, ha logrado amortiguar el impacto de los inviernos los últimos años. Esto aunque el Banco Mundial aconsejó a los territorios implicados tomar acciones inmediatas.

Prueba de ello es que en el balance de la reciente etapa de lluvias, Guayas, la provincia a la que pertenece Guayaquil, tuvo declaratoria de alerta naranja junto con otras zonas costeras. Las lluvias dejaron un saldo general de 20 muertos, 18 ríos desbordados, cerca de medio millar de damnificados, decenas de viviendas destruidas, miles de hectáreas perdidas de cultivo y la certeza del vicepresidente Otto Sonnenholzner de que la peor nota que tienen los municipios y prefecturas implicados está, precisamente, en el cumplimiento de labores de prevención de anegaciones.

Mónica Menéndez sucedió a Juan Ramírez en la dirección de Riesgos del Municipio de Guayaquil, luego de que Cynthia Viteri hiciera lo propio con Jaime Nebot en la Alcaldía. En un documento, la nueva funcionaria asegura a EXPRESO que se han buscado medidas de adaptación de corto y mediano plazo para una respuesta efectiva frente a los desafíos del cambio climático. Además de emprender acciones concretas sobre el terreno que contribuyen a reducir los riesgos, como obras de ingeniería y opciones de adaptación basada en los ecosistemas (aunque no precisa cuáles).

Esta nueva administración debe replantear las acciones, o al menos intentar hacerlas más efectivas, creen varios expertos consultados por este Diario que esquematizan en esta entrega las tareas que se han hecho mal o a medias, y que ameritan un trabajo interinstitucional serio. Estas son las conclusiones.

Drenaje

1.Ante el taponamiento hidráulico, los drenajes no alcanzan. Interagua asegura, a través de su vocera, Ilfn Florsheim, que se ha invertido en la compra de válvulas antirretorno para evitar que el agua del río y de los esteros ingrese a la ciudad en épocas de lluvia. Se han colocado 47 válvulas en sitios vulnerables, una inversión de $ 7,5 millones, y está en proceso la compra de 10 más.

El ingeniero Gilberto Martínez, experto en Hidrografía y catedrático de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, explica que aunque eso ayuda, no es cuestión solo de incrementar la capacidad hidráulica de los conductos de drenaje de aguas lluvias o de colocar pesados rellenos de cascajo sobre suelos blandos para subir su cota, los que estarían sujetos a la posibilidad de nuevos asentamientos, sino que hay que tener en cuenta la inminente subida del nivel del mar. “El último gran Niño dejó 32 centímetros de elevación. Eso retarda el drenado de agua. La ingeniería permite prevenir esto”, aconseja.

Dragado

2.El dragado, hoy paralizado pero prometido por el nuevo prefecto del Guayas, Carlos Luis Morales, tampoco es una solución definitiva. Así lo explica la experta española en urbanismo sostenible y diseño de ciudades Zaida Muxi, y es precisamente porque lo que sube es el nivel del mar.

Una solución que otras ciudades como Nueva York tienen proyectada (y que históricamente ha hecho Holanda, que se encuentra en gran parte de su superficie bajo nivel del mar) ha sido construir diques para contener aguas y subir el nivel del suelo en algunas zonas. “Son procesos muy caros, que llevan mucho tiempo, para lo que es necesario un Estado serio y fuerte que controle todo el proceso y que espere los años necesarios para que se asienten las tierras, por ello no es “negocio”.

Ordenamiento

3.Uno de los grandes problemas de las inundaciones es el tener a poblaciones densas en las orillas de las riberas, observa desde Portugal Ricardo da Cruz e Sousa, arquitecto paisajista, máster en Planificación Ambiental por la Universidad de California, Berkeley (2012) y experto en temas de urbanismo ecológico y adaptación al cambio climático.

“La casi nula planificación urbana que provocó la ocupación abusiva de zonas de riesgo, son la muestra de que no hay agenda en temas de prevención. Guayaquil no es resiliente, no está bien construida, no está adaptada. Y eso hace más grande el riesgo”.

Al respecto, el ordenamiento territorial es la clave. En Guayaquil, en las zonas más bajas, debe existir un plan urbano para los próximos 30 años, precisa.

Compromiso

4.El trabajo en equipo es importante. Guayaquil y la provincia del Guayas en general deben asumir el liderazgo para el manejo integral de la cuenca, aconseja Rodney Martínez, director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen).

Aquello implica la coordinación de todos los municipios que están dentro de la cuenca hidrográfica. El objetivo debería ser, a su criterio, consorciarse y plantear un plan riguroso para la recuperación de riberas, ordenamiento de las mismas, control de actividades extractivas y capacitación a los equipos técnicos de los GAD.

“Debemos recuperar los ecosistemas como elemento natural protector frente a eventos climáticos adversos ya sean inundaciones y sequías”.

Para lograrlo se necesita liderazgo político, un comité técnico asesor, que podría estar conformado por múltiples técnicos locales con mucha experiencia, y voluntad para ayudar, pero en estos planes han sido relegados muchos expertos, lamenta.

Documentación

5.El director del Ciifen también explica que es necesario entender la dinámica de las inundaciones en la cuenca, monitorearla y modelarla, para plantear soluciones de ingeniería verde y complementarla con un ordenamiento territorial serio.

“Hace falta un estudio de vulnerabilidad de alta resolución para las inundaciones en el río Guayas. La ciudad tiene información y el Ciifen está en capacidad de hacerlo, como lo ha hecho en otras ciudades y países. El resultado de ese estudio permitirá priorizar las acciones inmediatas de protección y las de mediano y largo plazo en las zonas de más alto riesgo”, insiste. Es preocupante, insiste, que la capacidad de monitoreo de la cuenca está en el nivel bajo de su historia, por la falta de financiamiento a los organismos técnicos responsables. “Esto es grave, ya que no solo estamos perdiendo el historial necesario para modelar y pronosticar inundaciones, sino que de momento la vigilancia y la alerta temprana de las inundaciones en la cuenca está seriamente comprometida”.

La agenda municipal

Un proyecto interinstitucional

Guayaquil empieza un reto. Salvarse. En un plazo no mayor a 17 meses, el Municipio, en coordinación con la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y el Instituto Holandés de Investigación Deltares, implementará el “Plan para mejorar la resiliencia frente a las inundaciones en la ciudad de Guayaquil, parroquia Febres-Cordero”.

El anuncio lo hizo la directora (e) de Gestión de Riesgos, Mónica Menéndez, en el marco del taller de planificación, celebrado el jueves 4 de julio.

Durante dicho encuentro, como un primer diagnóstico, se habló de los mecanismos convenientes para mejorar el entorno, haciendo control de inundaciones, pero fomentando a la vez todo el tema verde.

En este contexto, la misión Deltares realiza ajustes para la incorporación de actores de otras instituciones que en el futuro apoyarán en la investigación, según lo ratificó Menéndez, quien aseguró que el referido proyecto busca una política duradera y sostenible frente a los eventos de inundaciones, tomando en consideración los cambios climáticos y la subida del nivel del mar.

El proyecto, identificado, formulado y presentado a través de un mecanismo de cooperación internacional entre los organismos presentes en el taller, cuenta con el financiamiento del Instituto Holandés de Investigación Deltares y del Municipio, además del apoyo técnico de la Espol.

Otros factores

Manglar

El manejo de la cuenca es crítico, hay alta deforestación y la cantidad de sedimentos es considerable. Todo lo que baja de los afluentes descansa en Guayaquil. Proteger el manglar, que amortigua esta situación, debe ser otro de los retos de las autoridades, aconsejan los expertos.

Academia

La investigación desde la cátedra debe intensificar su rol, haciendo equipo con las autoridades locales. Se debe aumentar su participación en el desarrollo de las nuevas soluciones que la sociedad está demandando en el presente siglo, las que transformarán a Guayaquil en una comunidad resiliente.

Para saber

Mar

Hasta el 2050, se prevé una elevación del nivel del mar de 60 centímetros y hasta el final de siglo, de metro y medio o más; pero más que cuánto subirá es la velocidad con que subirá, que se desconoce.

Densidad

En los primeros 18 años del presente siglo, se han asentado paulatinamente más de 600.000 personas en el noroeste de la ciudad en condiciones muy precarias y sin condiciones de habitabilidad básica.

Ambiente

La contaminación, la expansión de cinturones de miseria, la degradación ambiental en el estero Salado y la pérdida de sus ecosistemas estuarinos y terrestres hacen más vulnerable a la ciudad.

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