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Profesión. Silvia Bravo, de 43 años, trabaja reparando los baches de las calles de Quito.René Fraga / Expreso

El reto de ser obrera en un sector en el que representas solo el 4 %

Solo un 4 % de mujeres participan en el área de la construcción. En esa minoría está Silvia Bravo, una quiteña que a partir de su profesión ha cumplido sus metas. Este es su testimonio:

Para una joven sin estudios, huérfana de madre y muy pobre, la vida es como una guerra. Pero Silvia Bravo ha peleado una buena batalla. Y a sus 43 años siente orgullo de decir que es peona, que ha formado una familia y que tiene una casa propia. Una parte de sus logros se lo debe justamente a su trabajo en el área de la construcción, una profesión en la que apenas participan un 4 % de mujeres, según un estudio en Ecuador de Adecco, multinacional del sector de los recursos humanos.

De piel bruñida por el sol y de brazos y piernas fuertes, Silvia se dedica a levantar la corteza del asfalto con el pico, con su pala y su fuerza de voluntad. “Ser peona no es un trabajo fácil, no solo por el esfuerzo físico, también porque muchas personas nos insultan por la situación en la que están las calles de Quito”. 

Los últimos 15 años ha trabajado en la Empresa Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas de Quito, pero antes fue obrera en otras compañías privadas.

Trabaja de 07:00 a 15:00. Cuando hay obras de emergencia cumple turnos de madrugada, de 20:00 a 02:00. Su labor consiste en recorrer las calles que le asignan junto con su cuadrilla de bacheo. Está conformada por seis personas. Uno maneja la volqueta en donde está la mezcla asfáltica caliente, otro maneja la aplanadora, un compañero carga la carretilla y tres personas más, entre estas Silvia, usan sus palas para colocar la mezcla del asfalto sobre el hueco, para limpiar los orificios y sacar la basura o para embadurnar el hueco con una emulsión que hace la función de pegamento.

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El viernes 4 de marzo, a Silvia le tocó compartir cuadrilla con otras dos compañeras obreras. Si bien actualmente las mujeres han incursionado en todas las profesiones, hay algunas áreas en donde tienen mayor participación. Los sectores con una mayoría de mujeres son: servicios (62 %), restaurantes y hotelería (48 %) y el sector financiero (46 %).

Por otro lado, hay otras profesiones en las que están prácticamente ausentes. Además de la construcción, en minas y petróleos, hay un 12 % de participación femenina.

“Para mí fue complicado encontrar otro trabajo, sobre todo que me guste. Cuando era bebé mi madre murió, recién a los 10 años ingresé a la escuela y a los 15 ya me casé”. Con su esposo tiene cuatro hijos, de 27, 25, 24 y 10 años. Él último nació cuando ya se dedicaba a reparar calles. Con el vientre abultado recorría las calles reparando las calles. Trabajó hasta 15 días antes de dar a luz. “Eso sí, mis compañeros me tenían consideración y me ponían a barrer y recoger el material que quedaba”. 

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Labor. Silvia trabaja de 07:00 a 15:00. Cuando hay obras de emergencia cumple turnos de madrugada, de 20:00 a 02:00.

Su esposo también es parte del gremio de la construcción, pero él maneja una retroexcavadora. Él ha sido su principal motivador para que siguiera estudiando y para no dejarse vencer una labor en la que casi todos son hombres. “Me decía que no hiciera caso cuando algún compañero me hacía de menos por ser mujer; me decía que yo siga adelante y que demuestre mi fortaleza”. 

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Ahora Silvia está a punto de dejar las calles para manejar un vehículo levanta-carga. “Es avanzar en la carrera, ya hice el curso y también si me dan el cargo sería una de las pocas mujeres maquinistas”.

Después de su trabajo remunerado, por el que cobra $ 560 al mes, en su casa le esperan otras labores: cocinar, limpiar, lavar o acompañar las tareas de sus hijos. El más pequeño está en la escuela y una de sus hijas está a punto de graduarse de la universidad. “A veces la comida la hago yo, mientras mi esposo hace las tareas con el más pequeño, otras veces él hace la comida mientras yo lavo la ropa. En la casa todos compartimos el trabajo”.

(Mi esposo) me decía que no hiciera caso cuando algún compañero me hacía de menos por ser mujer; me decía que yo siga adelante y que demuestre mi fortaleza.

Viviana Rodríguez, directora de Operaciones de Adecco Ecuador, dice que lo que más complica en la carrera a las mujeres es compaginar el cuidado de la familia con la profesión. Varias compañías, entre estas la Empresa de Obras Públicas, han implementado políticas de responsabilidad corporativa enfocadas en mejorar la empleabilidad de las mujeres, como contar con espacios de lactancia, programa de guarderías o modalidades de trabajo flexibles, pero hay otras todavía no tienen estás políticas. “Estas iniciativas, sin duda, contribuyen a que la discriminación de género se reduzca y que las mujeres puedan encontrar un equilibrio entre su vida laboral, personal y familiar”.

Para continuar mejorando la calidad del mercado laboral femenino se debe seguir trabajando en políticas y proyectos enfocados en brindar empleos estables para mujeres. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en el último trimestre de 2021, la tasa de desempleo en mujeres era de casi 2% mayor que en hombres. Entre las soluciones, según la especialista, está promover diferentes tipos de contratos para crear una mayor facilidad de trabajo, impulsar una cultura de participación en igualdad de condiciones en los procesos de selección y fomentar espacios donde se permita tener un balance real entre la vida personal y profesional.

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Labor. Silvia trabaja de 07:00 a 15:00. Cuando hay obras de emergencia cumple turnos de madrugada, de 20:00 a 02:00.René Fraga / Expreso