Un retrato intimo de la violencia
María Fernanda Ampuero presenta ‘Pelea de gallos’. La obra de relatos aborda el horror cotidiano de las familias.
Dos niñas que estudian en casa, un grupo de primos que disfruta las vacaciones, una madre que juega con sus hijos, una pequeña que cuida a su hermanito, escenas idílicas, aparentemente normales, que ocultan realidades crueles y dolorosas.
‘Pelea de gallos’, el primer libro de relatos de la guayaquileña María Fernanda Ampuero, es como levantar una piedra, darle la vuelta y mirar el lado que nunca se ve.
La obra, publicada con la editorial Páginas de Espuma, aborda una retahíla de historias que plasman el rostro más oscuro de América Latina y de su principal institución: la familia.
“Las familias aún son el gran tabú, la institución a la que aún se le guarda un respeto que es casi sagrado. Incluso en el hablar popular se dice que ‘la ropa sucia se lava en casa’, y a mí eso me parece terrorífico. Es que si tú sabes que tu cuñado le pega a tu hermana, o que tu tío abusa de su hija y no dices nada, pero no dices nada por el supuesto respeto a la intimidad de la familia, te conviertes en cómplice. ¿Por qué no nos podemos meter en ese ámbito privado?”.
Y aunque no la califica como narrativa de denuncia, Ampuero acepta que este es un tema que la obsesiona. “Quería hacer estallar todas esas puertas y ventanas y ver lo que estaba pasando ahí adentro, porque todas las corrupciones políticas, la violencia de la calle, el horror de los colegios, el bullying, salen de una casa”, agrega.
Pero además de este tipo de violencias explícitas, de las que dañan el cuerpo, la escritora también aborda las cicatrices del alma, contadas a través de voces infantiles, con las que pretendía capturar las enseñanzas subconscientes que los niños reciben a través de las conversaciones, sobre todo femeninas y en las que se hace énfasis en los estereotipos de género, prejuicios y demás.
“Las mujeres, al menos en América Latina, son las dueñas de nuestra formación. Son nuestras madres; y sus amigas, nuestras tías, nuestras maestras. Me llamaba la atención esa escuela inintencional que hacen cuando hablan frente a los niños... Eso entra casi como publicidad subliminal en nuestro subconsciente. Y luego nos preguntamos por qué está tan encarnado el machismo en nuestra sociedad”.
Una de las principales fortalezas de la narración es que, a través de imágenes sutiles y del uso de las descripciones sensoriales, la autora logra trasladar al lector a los sitios donde ocurren sus cuentos. A veces lo hace con evocaciones delicadas; la sensación de encierro que provocan las persianas cerradas y la forma en que exacerba la claustrofobia en el lector. En otros relatos, como ‘Subasta’, lo sensorial incomoda, asquea. Esto, explica Ampuero, fue intencional y constituyó un reto.
“Quería incluir lo sensorial, porque ahí hay un gran componente de verdad, no hay metáfora. Fue un reto porque no quería caer en el escándalo, en el puro asco, pero sí quería transmitir ese terror y que llegue al lector”, señala.
‘Pelea de gallos’ es sin duda un libro que atrapa, lleno de historias que golpean e imágenes que transportan. No es un libro fácil de digerir; incomoda. Sin embargo, sus historias nos obligan a cuestionarnos lo que permitimos y lo que no, y la violencia que también perpetramos.