“Una reunión social puede ser de más riesgo que un hospital”
ENTREVISTA: El Dr. Gabriel Trueba se refiere a que en los eventos sociales y familiares, las personas no usan mascarilla ni distanciamiento.
EL CONTEXTO: A fines de este mes se cumplirá un año del primer caso oficial de COVID-19 en Ecuador y, con ello, del inicio de una grave crisis sanitaria y económica. El 2021 ha comenzado con un alza de casos positivos, de fallecidos y con la capacidad hospitalaria a tope, mientras las vacunas llegan al país por goteo y con polémica.
Como científico y catedrático investigador ha estudiado y seguido la evolución de la pandemia en el país y el mundo. Basado en ello, el Dr. Gabriel Trueba dialoga con EXPRESO sobre la situación sanitaria tras un año, el estado actual y su perspectiva de lo que puede ser 2021.
- En 2020 teníamos un virus desconocido, pero una población dispuesta a acatar las recomendaciones de las autoridades. En 2021 sabemos más del virus, pero la ciudadanía recela y desobedece. ¿Estamos en ventaja o en desventaja para enfrentar la pandemia en este nuevo año?
- Estamos en ventaja. Obviamente, tenemos las vacunas, que están funcionando. Además, existe, aunque en mínimo grado, algo de inmunidad en la población. No es suficiente para frenar la expansión del virus, pero hay una cierta inmunidad. Entonces, pienso que estamos mejor que antes. Desgraciadamente, el problema es que la gente está fastidiada con las medidas de restricción y va relajándose. El control es menor.
- ¿Las cifras al alza de contagios y exceso de fallecidos de lo que va de 2021 aún son atribuibles a las festividades de fin de año o cree que existen otras causas?
- Pienso que son las festividades de fines de diciembre. Porque el aumento en la mortalidad se da más o menos tres semanas después de que ha habido la exposición al virus, entonces coincide y esperaría que en este mes acabe ese pico. De todos modos hay que esperar los datos de la primera quincena de febrero para ver qué está pasando en Quito y el país.
- Pero las previsiones y temores de médicos y epidemiólogos era de que el aumento de contagios se mantuviera este mes por las aglomeraciones de las elecciones del 7 de febrero y Carnaval.
- Exactamente. Eso puede ser también determinante. Tenemos que ver todo esto. Lo único que nos va a sacar de todo esto son las vacunas. Ojalá que empiecen a llegar al país en cantidades suficientemente grandes como para que produzcan algún efecto en el control de la enfermedad.
- Sin embargo, según las cifras previstas por el Gobierno, el porcentaje de la población que se vacunaría en este año sería ínfimo.
- Eso es un problema. Pero creo que en esto deben ayudar las organizaciones internacionales porque de nada sirve que ciertos países como Israel, Inglaterra, vacunen a su población si existe todavía un foco del virus en Sudamérica. Eso sería un riesgo de infección. Entonces, pienso que existe esta preocupación en otras partes del mundo, porque de esto salimos todos o no sale nadie.
Desde la primera semana de julio los contagios asociados a brotes se están dando principalmente en reuniones sociales, seguidos del lugar de trabajo https://t.co/qjSnTH7MWX
— EL PAÍS (@el_pais) February 17, 2021
- A propósito de otros países, un reciente estudio hecho en Madrid sobre los sitios donde se producen más contagios, ubicaba primero a las reuniones sociales, por encima del lugar de trabajo o centros hospitalarios. ¿Cree que esos datos se pueden extrapolar a nuestra realidad?
- Claro que sí. Yo diría que son absolutamente los mismos datos. Tendríamos que adivinar lo que pasa aquí en Ecuador con respecto a la transmisión, pero sí creo que son los mismos. También son los mismos grupos que se han observado en otras partes del mundo.
- ¿Por qué ocurre esto?
- Lo que ocurre es que en los sitios donde uno percibe riesgo, como en un hospital, uno toma todas las precauciones. Y por eso, a pesar de que puede estar en presencia de personas infectadas, la posibilidad de infectarse no es mayor. En cambio, en una reunión social la gente no está usando mascarilla, no usa distanciamiento, simplemente asume que todos los asistentes están sanos.
En una reunión social, ¿cuántas personas usan mascarilla?, ¿cuántas aplican distanciamiento? La gente está asumiendo que todas esas personas presentes están sanas. Peor si hay licor de por medio”.
- Cuando puede haber entre ellos algunos asintomáticos...
- El problema grave son los casos asintomáticos. Esa es la clave del éxito de este virus, el producir personas asintomáticas, porque esas son las que se encargan de diseminar la enfermedad. O a quienes están en los primeros días de la enfermedad y aun no presentan síntomas.
- Y lo complicado que en ambos casos resulta reconocerlos.
- Así es. Mire, por ejemplo, el virus del SARS 1, que apareció entre 2002 y 2003, tenía el 10 % de mortalidad. Más o menos el 80 % de los infectados tenían síntomas fuertes. Casi todos estaban hospitalizados o en sus casas. Había pocos asintomáticos. En cambio, en este caso tenemos un virus con casi 50 % de asintomáticos. Eso quiere decir que la mitad de las personas infectadas anda por la calle. Están desarrollando y dispersando el virus y ese es el problema. Ese es el éxito del virus comparado con el SARS 1.
- ¿De lo que usted dice, entonces, resulta que en este momento puede ser más riesgoso asistir a una reunión social o familiar que ir a un hospital o de compras al mercado?
- Exactamente, eso es lo que ocurre. Cuando uno ve a una persona que no conoce, uno asume que hay peligro. Pero cuando ve a alguien conocido, en la mente automáticamente quita esa señal de peligro.
- El año pasado, tras los picos de marzo y julio, en agosto y septiembre hubo un descenso de los índices de contagios y fallecidos. ¿Debemos esperar que la actual tendencia al alza se mantenga o usted cree que baje?
- Pienso que va a bajar. En las elecciones hubo aglomeraciones, pero la gente estaba usando mascarillas, tomando precaución. Es como en esa situación donde uno percibe que está en riesgo. Pero el rato que uno está con amigos la cosa cambia. Tal vez las aglomeraciones de las votaciones y de Carnaval no van a producir el mismo efecto que las festividades de diciembre. Espero que se aplane esa curva y que empecemos a bajar otra vez.
Desde el año pasado, el Instituto de Microbiología de la USFQ realiza pruebas de diagnóstico de SARS-CoV-2 y hace secuenciación genómica de muestras del virus. Este año firmó un convenio con el Gobierno para ampliar esa labor e identificar mutaciones y variantes que circulan en Ecuador.
- ¿En sus estudios han hallado variantes propias del país?
- Hay variantes que sí se dan aquí. Obviamente hemos encontrado algunas que pertenecen a diferentes linajes del virus que han circulado en el país. Pero eso no quiere decir nada, es el accionar de la evolución del virus. Muchas variantes que hemos encontrado aquí no las vamos a encontrar en otra parte del mundo. El problema es cuando se encuentran variantes que se comportan un poco diferente, allí es cuando cobran importancia.
- ¿Y las halladas aquí son variantes que aún son susceptibles a las vacunas que se están distribuyendo en el mundo?
- Sí, aún las que han causado mayor preocupación, aparentemente aún son susceptibles a las vacunas.
Si queremos que las vacunas funcionen, debemos evitar que este virus se siga replicando. Y eso quiere decir evitar más contagios. Porque cada vez que hay más contagios, el virus tiene más posibilidades de cambiar. Y cuando cambia es más probable que lo haga en algo que lo beneficie. Por ejemplo, que lo haga resistente a las vacunas. Y eso sería terrible.