Rafael Correa
Dirección. El expresidente Rafael Correa orienta al movimiento Revolución Ciudadana a la distancia; él se encuentra asilado en Bélgica.Archivo

Revolución Ciudadana sin Rafael Correa: ¿Es factible concebir así al movimiento?

Tres elecciones presidenciales perdidas. Para expertos, el exmandatario debería dar un paso al costado, pero a qué costo

Hace 19 años nació lo que hoy se denomina “correísmo” y durante este tiempo, quienes han conformado esta fuerza política la han mantenido activa en la palestra política. Sin embargo, el deseo de volver a habitar el Palacio de Carondelet, después de las elecciones presidenciales de 2017, se ha convertido en un reto no alcanzado.

Luisa González no aceptó los resultados. Detrás de ella se observa a Diego Borja y a Viviana Veloz.

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Todo cambió para el movimiento Alianza PAIS (Patria Altiva i Soberana), el cual surgió en 2006, cuando su líder, fundador y expresidente de la República, Rafael Correa Delgado dejó Ecuador en 2017. Él, en un principio, se autoexilió en Bélgica; luego, cinco años después, este país le concedió asilo político; pero sobre él pesa una condena, en Ecuador, de ocho años de cárcel e inhabilitación política por el caso ‘Sobornos’.

Cuando Correa abandonó el país perdió a su organización política. En 2021, la tuvo que revivir en el movimiento Fuerza Compromiso Social, cambiando su nombre a Revolución Ciudadana (RC). En todo este tiempo, él ha manejado esta agrupación de manera remota. Sin embargo, en tres elecciones presidenciales consecutivas, la banda presidencial se le ha ido de las manos. Ante esto, ¿RC podría visualizarse sin esta figura política?

No; para Octavio Villacreses, exconcejal de Guayaquil, excónsul en Río de Janeiro, Brasil, exasambleísta y exmiembro de Alianza PAIS, es un rotundo no. En cambio, para Gina Godoy, exasambleísta, excoordinadora Zonal 8 del Ministerio de Justicia y afiliada a RC, si la Revolución Ciudadana puede o no mantenerse en el tiempo con la figura de Correa “es algo que el tiempo nos dirá, porque nadie es eterno, todos tenemos una fecha en la que por alguna razón podemos apartarnos o simplemente nuestra vida se acaba”.

¿Funcionaría una Revolución Ciudadana sin el liderazgo de Rafael Correa?

Aunque RC pudiese funcionar, a pesar de que sus siglas son en alusión a él, sin la presencia del exmandatario, menciona Miguel Chavarría, politólogo y docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, la tienda política no goza de cuadros de calidad. Expresa que algunos “tienen cierta vinculación con el mundo delictivo”.

Sin embargo, el drama de RC es que sin Rafael Correa no es nada, pero con Correa no puede ganar una segunda vuelta, expone Pablo Ospina, experto en historia política y docente en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Esto, porque ningún electo de este movimiento lo ha sido por votos propios. Prácticamente todos sus votos pertenecen a Correa.

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El trabajo de nuestra organización política será bajo la conducción de Luisa González; tenemos ganas de seguir actuando y operando políticamente.

Gina Godoy

Afiliada a Revolución Ciudadana

El peso del liderazgo de Rafael Correa

Esto también lo considera Villacreses. A su juicio, todos quienes han participado por la RC no lo lograron por ellos mismos. Para él, sus participaciones no pudieron haber sido factibles sin Correa. A pesar de ello, subraya que “así lo hayan querido estigmatizar, el país está lleno de obras de Correa. Hay que recordar que muchos migrantes retornaron porque el país había cambiado, es por eso por lo que pienso que la siembra de RC ha sido mucho más profunda que la calificación peyorativa que le dieron al correísmo”.

Pero con este odio no gana nadie, opina Godoy. Para ella, los últimos resultados electorales “nos dicen que estamos más vivos que nunca”. Aun así, les toca “desbaratar los cucos y fantasmas” que sus opositores han tejido en torno a ellos, declara.

Ante este contexto, ¿RC podría funcionar sin Correa, como lo ha hecho la Izquierda Democrática sin Rodrigo Borja? Para responder esta pregunta, Ospina formula otras interrogantes: “¿Puede funcionar CREO sin Guillermo Lasso? ¿Puede funcionar ADN sin Daniel Noboa? ¿Puede funcionar Sociedad Patriótica sin Lucio Gutiérrez?”, y es que no se trata de partidos, sino de plataformas electorales de caudillos o figuras, indica.

Chavarría enfatiza que, en el sentido etimológico clásico de representación, un partido tiene una raigambre social; pero a Correa no le ha interesado crear un grupo robusto que represente a los diversos sectores de la sociedad, no de los militantes y simpatizantes. Pese a ello, el docente cree que aun cuando él no estuviese en el movimiento, este podría funcionar, pero prevé que haya luchas “intestinas” terribles de poder entre ellos.

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Si bien, el correísmo podría sobrevivir sin Correa, plantea Ospina, a su vez es poco probable. La gran excepción histórica es el peronismo. La razón de esa diferencia, explica, es que el peronismo se arraigó en los sindicatos, en las estructuras organizadas del movimiento obrero argentino. “No hay nada equivalente en el correísmo”.

¿Nuevo rol para Correa?

A criterio de Ospina, idealmente Rafael Correa podría ser una especie de líder doctrinario que no participa en la lucha política cotidiana, sino que permanece como un consejero sabio, como un anciano que dirime en los momentos de tensión interna. Sin embargo, para que eso funcionara, debería haber alguna vida orgánica interna, es decir, que haya congresos, asambleas, elecciones internas, seminarios doctrinarios y otras actividades partidistas.

A su vez que forme cuadros, insiste Chavarría, porque un candidato debe tener muchos elementos del conocimiento, como de Derecho, Sociología; pero también de la cultura, sociedad y, a su vez, de las necesidades regionales del país. Por otro lado, recomienda que replantee sus bases, que analice cuál es su incidencia popular, su raigambre social y trabajar en ello. Además, añade, tiene la tarea de liberarse de este fantasma de la narcopolítica que le persigue y que ellos mismos han fabricado.

Caso contrario, augura Ospina, Correa seguirá siendo la garantía de victorias electorales que no tienen segunda vuelta: elecciones parlamentarias o de gobiernos locales. Es decir, permanecerá como una minoría poderosa.

División.En 2017, el correísmo se dividió; Lenín Moreno, entonces presidente de Ecuador, se quedó con Alianza PAIS, mientras que el ala que apoyaba al exmandatario Rafael Correa se desafilió.

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