Ricardo Patiño no se cree ni él mismo su dizque rectificación

Los que han desdramatizado las declaraciones de Ricardo Patiño, que dijo que el correísmo traerá de vuelta a Rafael Correa y liberará a Jorge Glas en caso de ganar las elecciones, están equivocados de crin a cola porque, un día más tarde, fue a desdecirse en una radio. Más bien dicho, son unos pobres ilusos que se creen cualquier cosa, además de uno de los personajes más sinuosos de la historia contemporánea del país.

En realidad, Patiño dijo lo que en efecto van a hacer. Es más, seguramente lo único que les interesa verdaderamente hacer es eso: permitir que Correa vuelva y que Glas circule nuevamente por las calles del país. Lo de la rectificación fue un burdo y barato acto teatral para corregir lo que en el buró central del correísmo fue visto como una imprudencia y una falla de estrategia electoral muy grave. Y no faltaba más: Patiño ya había metido las de andar cuando apareció entrevistando al padre de dos de los niños desaparecidos forzosamente en manos de las Fuerzas Armadas. Esa estupidez de mala fe por el oportunismo político grosero que demostró Patiño fue descalificada sin piedad por el alcalde de Guayaquil y correligionario suyo, Aquiles Álvarez, que borró el mensaje.

Un desdecirse por motivos electorales 

Que Patiño haya ido a la radio a desdecirse, diciendo que lo que pasa es que “cortan las cosas”, fue una sinvergüencería. En realidad, si se escucha el audio de lo que dijo el 6 de enero en la concentración, es imposible que haya habido una mala interpretación porque alguien haya cortado lo que dijo. Patiño luego mintió y recurrió a la vieja y tonta muletilla del “me malinterpretaron”. Lo que pasa es que lo que Patiño dijo es absolutamente impresentable: estaba ofreciendo violar la ley, desconocer el sistema judicial del país y básicamente anunciar que un eventual gobierno correísta de Luisa González va a actuar dictatorialmente, pasándose por el forro lo que ha dicho el sistema judicial ecuatoriano. Ni siquiera habló de un recurso de revisión para el caso de Correa. Tan impresentable fue lo dicho por Patiño que evidentemente el buró de campaña le jaló las orejas. Hasta Paola Cabezas salió a decir que Patiño no había dicho lo que había dicho.

Patiño es, en realidad, un personaje de cuidado. Fue protagonista del primer escándalo durante el correato con el tema de los pativideos: se reunió sospechosamente en un hotel de medio pelo en Quito con un grupo de venezolanos con los que negoció la venta de bonos de deuda externa ecuatoriana, diciéndoles que el país se iba a declarar en default para que esos bonos bajen de precio. Nadie tenía información del supuesto default que finalmente no ocurrió. Corrupción pura y dura.

Cuando fue canciller, se manchó por el escándalo de la “pativalija” o “narcovalija” (se crispaba cuando algún periodista le ponía ese nombre) cuando insólitamente se utilizó el sistema de comunicaciones de la Cancillería para enviar cocaína a Italia. Lo curioso es que un mes antes, ese organismo había cambiado el reglamento para el uso de la valija diplomática, haciendo su uso mucho más laxo y permisivo. Lo más grave es que, en ambos casos, personajes que tuvieron participación en estos hechos murieron misteriosamente o terminaron siendo asesinados.

Patiño, además, recibió, cuando era Ministro de Defensa del correato, un envío de 10 fusiles Kalashnikov de fabricación rusa, de cuyo destino no se conoce hasta ahora. Y finalmente participó en un mitin abiertamente golpista en contra del gobierno de Lenín Moreno, por lo que abandonó el país ante el temor de ser apresado. Fue a México donde vivió muy cercanamente con los otros correístas huidos en ese país.

Patiño no es hombre de rectificaciones ni de aclaraciones. Si lo hace es porque a su partido y su causa le conviene. Pero si dijo que si el correísmo llega al poder, traerán de vuelta a Correa y liberarán a Glas es porque eso harán.

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