El robot que superó al barista

El robot que supero al barista

La primera cafetería atendida por una máquina ya funciona en San Francisco.

Son muchas las voces que en los últimos años hablan sobre la robotización del trabajo humano. Hace décadas solo se escuchaba de la mecanización industrial. Hoy ya no hablamos de máquinas que forman parte de una cadena de montaje de automóviles o de nanotecnología capaz de ensamblar un móvil, sino de algo cotidiano como un café.

Su nombre poco elaborado es Café X, tiene como sede Silicon Valley (San Francisco) y dice ser la primera cafetería del mundo atendida por un robot que integra una tecnología capaz de combinar la funcionalidad de los camareros y los métodos especiales de preparación de café.

Ubicada en el centro comercial Metreon, busca diferenciarse de los demás establecimientos reduciendo el tiempo de espera de la clientela y la posibilidad de error, “configurando un nuevo estándar para la tecnología de automatización y la industria de servicio de café especial”, explica la página de Café X.

Sin embargo, “esto no reemplazará a los camareros ni a la experiencia en una cafetería, lo que estamos ofreciendo es la mejor experiencia posible para las personas que están buscando un café de especialidad para llevar”, dice el director general.

Fabricada en colaboración con WMF (el principal fabricante internacional de cafeteras totalmente automáticas) y con 100 mil dólares de inversión (tampoco suena descabellado) se acciona a partir de las pantallas táctiles que tiene la máquina o a través de la aplicación móvil que ha desarrollado la compañía.

Expreso, americano, expreso macchiato, americano con leche, capuchino, caffè latte, caffè mocha, cortado, la especializada australiana flat white, leche caliente, chocolate caliente, matcha latte o café frío son las opciones que ofrece esta máquina.

Los precios varían entre los cuatro y seis dólares, lo que justifica su ubicación.

Hay dudas sobre si el robot, que se llama Gordon, podría hacer frente a la infinita variedad de tipos de cafés que se consumen en nuestro país, por ejemplo: con leche de soja, de avena, de almendra, desnatada, en vaso de cristal, en taza... Al pobre robot le podrían explotar los circuitos.

Sin embargo, que la máquina esté valorada en $ 25.000 podría despertar la alarma para muchos baristas, aunque Hu dice que sus máquinas solo se colocarán en lugares que necesiten gran rotación y poco trato humano como centros comerciales, aeropuertos o universidades.

En lo que respecta a los usuarios, parecen satisfechos. La revista del MIT le ha pedido calificaciones y en una escala del uno al diez, la mayoría le puso siete o más.

¿Será que el futuro se nos va de las manos o solo es tiempo de aprender nuevas habilidades?

Investigación

La ciencia del grano de oro

Un investigador desarrolló un método científico para lograr el café expreso perfecto basado en el proceso de molido, la dureza del agua y la frescura de los granos de café.

Se trata de Christopher Hendon, investigador de la Universidad de Oregón, quien lo hizo público en la 255 reunión de la Sociedad Química Estadounidense.

El científico, conocido como ‘Doctor Café’, propone un proceso de optimización logrado al modificar el tamaño de molienda y la relación de colado. “Al predeterminar la relación entre café y agua, así como la presión del agua, la extracción máxima se puede determinar de manera sistemática”, aseguró Hendon.

Su método dijo puede lograr un sabor deseado de manera consistente y ahorrarle $ 300 millones al año a la industria de café estadounidense.

Datos

Agua

El agua “dura”, con una gran cantidad de magnesio y calcio, hace que el café tenga un sabor más fuerte que el agua “blanda”.

Granos

El recién tostado contiene dióxido de carbono y otros compuestos que se evaporan fácilmente, dando como resultado una taza con menos sabor.

Temperatura

Una temperatura más baja reduce la velocidad de evaporación.

Molido

A pesar de que las partículas más pequeñas significan una mayor área de superficie, lo que debería dar como resultado un sabroso expreso consistente, hay un punto crítico en el que “lo más pequeño no es mejor”.