El ruido en los cultos llega a las comisarias
De todas las denuncias que llegan a la dirección de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil por ruido, al menos el 50 % proviene de gente que vive cerca de templos evangélicos. Lo asegura Rodolfo Veintimilla, delegado de esa dirección.
De todas las denuncias que llegan a la dirección de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil por ruido, al menos el 50 % proviene de gente que vive cerca de templos evangélicos. Lo asegura Rodolfo Veintimilla, delegado de esa dirección.
Este Diario pudo comprobar que las quejas tienen razón de ser. En ciertos centros de predicación, la bulla de los instrumentos, los gritos de alabanza y los aplausos son perceptibles a más de media cuadra.
Algunos pastores que quisieron hablar al respecto reconocen el hecho, pero no lo ven como una molestia, pues consideran que es un acto de devoción que asumen y que es bien recibido por los residentes de los hogares aledaños.
Al menos así lo resume Manuel Guamán, pastor de la iglesia ‘Esperanza Eterna’, ubicada en Manabí y avenida del Ejército: “No hemos tenido ningún inconveniente, porque nosotros predicamos la palabra de Dios a toda la vecindad”.
Álex Moreno es ateo. Vive en la ciudadela Quisquís y no le satisface esa opinión. Arriba de su departamento funciona una iglesia evangélica que “hace demasiado escándalo”. Él insta a los fieles a respetar la libertad de culto y a “vivir su ideología sin bulla desmedida”.
Algunos líderes lo entienden. José Sagñay dirige los cultos del templo Ríos de Avivamiento, en Antepara 1706 y Colón, y ya ha conversado con un ingeniero civil para realizar trabajos de sellado acústico en el local que tres veces a la semana recibe a decenas de creyentes. Tomará esas medidas debido a las quejas de los vecinos.
Jaqueline Salas, presidenta de la Asociación de Pastores del Ecuador, dice que la mayoría de iglesias busca adecuarse a una infraestructura acústica no solo por las denuncias, sino porque es mejor tener un espacio apto para esta actividad.
El otro 50 % de denuncias por ruidos llega de habitantes que rodean predios asociados a escándalos, celebración de partidos, gente que saca parlantes y bares que incumplen las ordenanzas respecto al tema de la contaminación sonora. En lo que tiene que ver con templos evangélicos, este año han llegado a la dirección de Justicia y Vigilancia 30 casos.
Cuando llega una queja por un establecimiento que aglutine personas, con o sin fines de lucro, como casas dedicadas al culto, Justicia y Vigilancia recibe la denuncia y su personal constata el hecho con una inspección en el sitio.
Luego se generan expedientes, se cita a los representantes, se les hace firmar un compromisos de correctivos y se solicitan adecuaciones. Tienen un plazo de 30 a 90 días.
Las adecuaciones técnicas que se piden son las mismas que se exigen a los bares: mamparas de aluminio y vidrio, acondicionador de aire y, a veces, colocación de paredes absorbentes.
Una vez hecha esa gestión, la dirección de Medio Ambiente del Cabildo verifica, con aparatos de medición de ruido, que haya cesado el escándalo.
Esta medición, explica Bolívar Coloma, titular de esa área, se realiza en un laboratorio acreditado. “Si otra vez sobrepasa los niveles permitidos, se hace un llamado de atención”.
Detalles
Organización
El Cabildo aconseja que las iglesias tengan un registro jurídico para formalizar trámites.
Denuncias
Puede realizar denuncias a la Dirección de Justicia y Vigilancia: 2594800.
Medición
La Dirección de Ambiente busca cuatro ejes estratégicos y mide los decibeles.