El salario de 2017, sin punto de equilibrio
Hubo más voluntad, pero todavía no es suficiente. Empresarios y trabajadores iniciaron ayer, en Quito, la negociación para fijar el Salario Básico Unificado del próximo año.
Hubo más voluntad, pero todavía no es suficiente. Empresarios y trabajadores iniciaron ayer, en Quito, la negociación para fijar el Salario Básico Unificado del próximo año. Aunque hay más puntos en común que en años anteriores, las expectativas por llegar a un punto medio son bajas. Se espera que sea el Gobierno el que decida el monto de incremento después de que la reunión de ayer no dejó ver señales de un acuerdo.
Los delegados de empleados y trabajadores llegaron a la cita en las oficinas del Ministerio de Trabajo, a las 15:00. Ellos decidieron no adelantar sus propuestas de alza.
Oswaldo Chica, representante de los empleados y titular de la Central Única de Trabajadores (CUT), explicó que, tras la falta de consenso, la discusión se retomará el miércoles a las 11:00.
¿Por qué no hay indicios de un acuerdo? El primer problema que detectan las partes es que el Consejo Nacional del Trabajo y Salarios no cumplió su rol a cabalidad. Desde este año, el Ministerio de Trabajo creó dicho consejo para que el salario se estudie en todo el año y no solo en dos reuniones en diciembre. La entidad que reemplazó al Consejo Nacional de Salarios (Conades), tuvo el tiempo en contra, dicen quienes conforman el organismo, y por eso no se pudo abordar el tema antes de diciembre.
Xavier Sisa, director jurídico de la Cámara de Industrias y Producción y representante de los empleadores ante el Consejo, está a cargo de revisar las cifras de las reuniones. Según contó a EXPRESO, el nuevo organismo realizó mesas técnicas en las que no se negoció el nuevo salario, sino que se compararon datos. En ese sentido, aclaró, los encuentros previos fueron productivos porque se logró partir de una base numérica similar. En el Conades, advirtió, cada parte llegaba con información propia y eso generaba distorsiones.
El Gobierno también hizo su parte durante esas mesas previas. Leonardo Berrezueta, ministro de Trabajo, explicó la semana pasada, que entregaron información. Según Sisa, esos insumos fueron los datos de desempleo y previsiones macroeconómicas del Banco Central.
Ahí nació otro inconveniente. El Gobierno y parte de los empleados tienen una visión diferente del próximo año. Las proyecciones de inflación, por ejemplo, son diferentes a las expectativas del sector privado. Así, confiesan los consultados, es difícil hablar de un acuerdo.
Hubo más voluntad, pero todavía no es suficiente. Empresarios y trabajadores iniciaron ayer, en Quito, la negociación para fijar el Salario Básico Unificado del próximo año. Aunque hay más puntos en común que en años anteriores, las expectativas por llegar a un punto medio son bajas. Se espera que sea el Gobierno el que decida el monto de incremento después de que la reunión de ayer no dejó ver señales de un acuerdo.
Los delegados de empleados y trabajadores llegaron a la cita en las oficinas del Ministerio de Trabajo, a las 15:00. Ellos decidieron no adelantar sus propuestas de alza.
Oswaldo Chica, representante de los empleados y titular de la Central Única de Trabajadores (CUT), explicó que, tras la falta de consenso, la discusión se retomará el miércoles a las 11:00.
¿Por qué no hay indicios de un acuerdo? El primer problema que detectan las partes es que el Consejo Nacional del Trabajo y Salarios no cumplió su rol a cabalidad. Desde este año, el Ministerio de Trabajo creó dicho consejo para que el salario se estudie en todo el año y no solo en dos reuniones en diciembre. La entidad que reemplazó al Consejo Nacional de Salarios (Conades), tuvo el tiempo en contra, dicen quienes conforman el organismo, y por eso no se pudo abordar el tema antes de diciembre.
Xavier Sisa, director jurídico de la Cámara de Industrias y Producción y representante de los empleadores ante el Consejo, está a cargo de revisar las cifras de las reuniones. Según contó a EXPRESO, el nuevo organismo realizó mesas técnicas en las que no se negoció el nuevo salario, sino que se compararon datos. En ese sentido, aclaró, los encuentros previos fueron productivos porque se logró partir de una base numérica similar. En el Conades, advirtió, cada parte llegaba con información propia y eso generaba distorsiones.
El Gobierno también hizo su parte durante esas mesas previas. Leonardo Berrezueta, ministro de Trabajo, explicó la semana pasada, que entregaron información. Según Sisa, esos insumos fueron los datos de desempleo y previsiones macroeconómicas del Banco Central.
Ahí nació otro inconveniente. El Gobierno y parte de los empleados tienen una visión diferente del próximo año. Las proyecciones de inflación, por ejemplo, son diferentes a las expectativas del sector privado. Así, confiesan los consultados, es difícil hablar de un acuerdo.