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Hay cosas más importantes que ocurren en el país sobre las que debemos preocuparnos.GUSTAVO GUAMAN

¡Salve, oh Patria! Perdona nuestras ofensas | Por Rafael Cuesta

Análisis | En Ecuador no hay legislación que establezca una sanción por ofender símbolos patrios. Y está bien que así sea

A millares surgir han surgido los defensores y admiradores del himno nacional del Ecuador. Sagrado les dicen unos, motivo de orgullo, otros. ¿Cómo no van a estar orgullosos de nuestro himno, si desde pequeños nos enseñaron a creer que es el segundo himno más bonito del mundo después de la Marsellesa (Himno nacional de Francia)? Lamento darles una mala noticia. Nuestro himno nacional, como el de cualquier otro país, no es sagrado ni motivo de orgullo. Y en mi opinión, tampoco es el segundo más bonito.

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Sinceramente, nuestro himno no me encanta. Su letra me parece exageradamente pomposa y agresiva. Quizás esta es la razón por la que únicamente cantamos su coro y una de sus seis estrofas, que casi nadie, en este país lleno de patriotas, las conoce. Su música está bien, me gusta más cuando no es entonada como marcha de guerra, prefiero la versión más melodiosa. Sí, hay varias versiones musicales de nuestro himno y a nadie se le ha ocurrido sancionar o cuestionar a quienes decidieron mutilar la letra porque agredía a España o reprochar a aquel director musical por hacer una versión menos aguerrida. Tampoco nadie se queja cuando en los eventos deportivos tocan la versión cortísima del himno, por cuestión de tiempo.

Los símbolos patrios no son sagrados porque no fueron creados por una deidad ni sus creadores fueron inspirados por alguna divinidad, por lo tanto tampoco puede haber la profanación de estos. Los símbolos patrios son eso, símbolos que nos representan e identifican. Son parte de nuestra cultura y por eso hay que respetarlos, no adorarlos ni venerarlos.

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Tampoco siento orgullo per se, por ellos. Siento orgullo cuando Richard Carapaz, Neisi Dajomes, Andrés Gómez o Jefferson Pérez se subieron al podio y cantaron el himno cubiertos con la bandera después de sus maravillosos triunfos, pero el orgullo es por esos ecuatorianos que triunfaron, no por los símbolos.

En Ecuador no hay legislación que establezca una sanción por ofender, ultrajar, vilipendiar, maltratar, cambiar, mutilar, quemar, etc. uno de los símbolos patrios. En mi opinión está bien que así sea. No quiero decir que no hay que respetarlos, pero si alguien quiere utilizar los símbolos patrios para expresar una crítica, incluso una que moleste a parte de nuestra sociedad, tiene todo el derecho a hacerlo.

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Hay países que sancionan severamente el ultraje a los símbolos. En Francia y Alemania la legislación ha cambiado mucho al respecto, especialmente por expresiones racistas y xenofóbicas. Por ejemplo, en Francia no se puede pifiar mientras se toca el himno en un estadio; lo prohibieron después de un partido de fútbol. Luego prohibieron la exhibición de imágenes ofensivas de los símbolos, después de que un ciudadano ganó un concurso con una “selfie” limpiándose el fundillo con la bandera de Francia. En Alemania no solo que está penado con cárcel la quema de la bandera; se aplica la misma sanción si se trata de la bandera de otro país, pues lo consideran un delito de odio xenofóbico. Pero, no es fácil demostrarlo, pues este delito tiene la característica que debe reunir dos requisitos para que se produzca, el cometimiento del delito y el motivo por el cual se lo comete. España, Cuba y Argentina son otros países que sancionan hasta con cuatro años de prisión el ultraje a los símbolos patrios y sus códigos penales le dedican capítulos completos a este delito.

Como contraparte, en Estados Unidos, Australia, Inglaterra, Bélgica y otros países anglosajones no existe la tipificación como delito el ultraje u ofensa a los símbolos patrios. En Estados Unidos el cambio se produjo después que en 1984 un estudiante comunista quemara la bandera frente a la convención del partido republicano en Texas. El joven fue sancionado, pero apeló y su caso llegó hasta la Corte Suprema, que en 1989 resolvió anular todas las legislaciones estatales sobre esta materia por cuanto violan la primera enmienda constitucional que permite a todo ciudadano expresar libremente sus opiniones a través de cualquier método.

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Regresando a nuestro país, no hay legislación para sancionar la ofensa, vilipendio o ultraje a los símbolos patrios. El delito de odio no es aplicable porque la forma en que está redactado se refiere a actos contra seres humanos y no a intangibles o materiales como el himno nacional, la bandera y el escudo.

Alondra Santiago
Alondra Santiago responde a la cadena nacional.Captura

Lo curioso es la enorme cantidad de defensores de nuestros símbolos que han proliferado en las últimas semanas. Se han sentido ofendidos a rabiar porque una maleducada utilizó una parte de nuestro himno con una letra zonza para protestar contra lo que ella considera injusto.

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De la misma forma en que los símbolos patrios no me enorgullecen, sino que son motivo de orgullo los ecuatorianos que triunfan y los exhiben, tampoco me ofende que algún desatinado no los respete. Más me ofende ver que el mismo día en que se inflamaba el patriotismo nacional decapitaron e incineraron a ocho ciudadanos en el cantón Ponce Enríquez, más me ofende que esta semana de fervor nacionalista, Solca anuncie que no puede atender a los pacientes del IESS porque le adeuda más de 100 millones de dólares; más ofensa siento cuando veo decenas de cadáveres no identificados pudriéndose en la morgue de Guayaquil, o cuando veo a asambleístas preocupados en declarar a una provincia “Capital de la Carne”, mientras otros no quieren que los asaderos de pollo o los vendedores de hornado exhiban sus productos.

Hay cosas más importantes que ocurren en el país sobre las que debemos preocuparnos. Incluso yo, creo haber perdido una buena parte de mi “sagrado” tiempo al ponerme a investigar sobre este tema. Ojalá haya servido de algo.

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