Santa Elena conmemoró su cantonización con desfile

El cantón Santa Elena celebró con orgullo y tradición sus 186 años de cantonización con un desfile cultural que llenó las calles de color, música y un profundo sentido de identidad. El evento reunió a diversas delegaciones de la provincia peninsular que presentaron muestras representativas de sus costumbres y tradiciones.

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Entre los participantes destacaron la delegación del cantón La Libertad que sorprendió a los asistentes con una representación de la actividad pesquera que caracteriza a su región. 

Su carro alegórico incluyó la icónica “caleta”, un majestuoso arco de roca natural que simboliza la conexión de los pescadores con el mar. “Presentamos parte de nuestra historia y queremos recordarles a los jóvenes cómo era La Libertad antes, cuando se llamaba La Agujereada”, explicó el funcionario municipal Juan Pazmiño.

Por su parte, la parroquia Julio Moreno resaltó su rica cultura mediante la exhibición del emblemático monolito San Biritute, además de destacar la actividad agrícola que sostiene a sus comunidades. 

Los espectadores se deleitaron con los trajes y elementos que representaban el trabajo de sus campesinos, quienes cultivan frutas emblemáticas como la ciruela y las procesan en mermeladas, vinos y otros productos. “Sentimos orgullo de nuestras raíces. Pertenecemos a uno de los sectores más productivos en la agricultura, lleno de tradiciones y leyendas”, manifestó Juan Tomalá, habitante del sector Julio Moreno.

Ancón también dejó su huella al evocar su historia petrolera. Con una presentación que integró elementos de su pasado industrial, esta delegación mostró la relevancia de su legado económico para la región.

Mientras tanto, Valdivia cautivó con la presencia de la diosa Venus, una figura que conecta a sus habitantes con su herencia arqueológica y ancestral. La presentación incluyó detalles que evocaban la majestuosidad de las culturas precolombinas que habitaron el territorio.

Cientos de personas se congregaron para disfrutar de este desfile, donde los bailes folclóricos, los trajes típicos y los imponentes carros alegóricos narraron historias que reafirmaron el valor de la interculturalidad y el sentido de pertenencia en Santa Elena.

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